Culturalmente correcto
El pr¨®ximo lunes se celebra en la peque?a poblaci¨®n de Belmonte, no lejos de Calatayud, el cuarto centenario del nacimiento de Baltasar Graci¨¢n, pistoletazo de salida de un a?o en el que el autor de El critic¨®n va a ser recordado desde Berl¨ªn y Nueva York hasta Viena y N¨¢poles, y en el que van a aparecer nuevas ediciones y estudios sobre su obra. La villa natal de Graci¨¢n (denominada ya Belmonte de Graci¨¢n) toma, pues, la delantera con un acto entre solemne y festivo, al que se ha invitado a todos los alcaldes de los lugares por los que pas¨® el escritor jesuita y en el que se degustar¨¢ incluso un vino con el nombre del homenajeado. La revisi¨®n de Graci¨¢n no puede ser m¨¢s oportuna. Obras como El discreto y El pol¨ªtico poseen un extra?o poder de fascinaci¨®n en estos tiempos actuales de ruido y de furia. De la traducci¨®n al ingl¨¦s, por ejemplo, debida a Christopher Maurer de Or¨¢culo manual y arte de prudencia se han vendido cerca de 200.000 ejemplares, en gran parte entre yuppies y ejecutivos de Manhattan. Tal vez por esta curiosa asociaci¨®n, la revista de cultura aragonesa Trebede va a presentar este mes de enero su n¨²mero monogr¨¢fico dedicado a Graci¨¢n, nada menos que en la Bolsa de Madrid.
Fascinaci¨®n es lo que ejerce, asimismo, un t¨ªtulo oper¨ªstico como La flauta m¨¢gica, de Mozart. Con ella ha comenzado el siglo XXI el Liceo de Barcelona, y lo propio va a hacer la semana pr¨®xima el Teatro Real de Madrid. Decisi¨®n compartida por Berl¨ªn (Deutsche Oper), Par¨ªs (Palais Garnier), Hamburgo, Estocolmo, San Francisco, San Diego y otras ciudades. La elecci¨®n de esta ¨®pera tan emblem¨¢tica para la apertura de un nuevo siglo no es ninguna casualidad y responde, en una primera aproximaci¨®n, a un car¨¢cter fraternal id¨®neo para todo tipo de p¨²blicos y edades. La flauta m¨¢gica, en efecto, admite un abanico amplio de lecturas desde la mirada ingenua, o no tan ingenua, de un cuento infantil hasta la lectura filos¨®fica, de iniciaci¨®n mas¨®nica, e incluso pol¨ªtica, como ha puntualizado Jean Starobinski en 1789, los emblemas de la raz¨®n (Taurus), al afirmar que esta ¨®pera 'es contempor¨¢nea a la Revoluci¨®n Francesa: plantea y resuelve, de manera figurada, el problema de la autoridad y de su fundamento. Basta con escuchar atentamente: la palabra poder se pronuncia una y otra vez en estrecha vinculaci¨®n con las palabras que se refieren al amor, la felicidad y el conocimiento'.
Arrastra y hechiza una m¨²sica rebosante de melod¨ªa, de armon¨ªa y de misterio, que va desvelando la dial¨¦ctica entre lo masculino y lo femenino, la luz y la noche, lo espiritual y lo material. En La flauta el espectador queda atrapado por la simpat¨ªa de Papageno, la magia de la Reina de la noche, la pureza de Tamino, la dulzura de Pamina o la solemnidad de Sarastro. Un acercamiento a esta ¨®pera puede hacerse a trav¨¦s del cine y, en concreto, gracias a la pel¨ªcula de Ingmar Bergman de 1974. Esta misma tarde se proyecta en el C¨ªrculo de Bellas Artes de Madrid. Ya desde la obertura, Bergman destaca las claves populares, seleccionando planos de espectadores de todas las razas y aspectos y, en particular, la mirada transparente de una adolescente. El cine se pone al servicio de una representaci¨®n teatral llena de sencillez y encanto en el Teatro de Corte de Drottningholm, en Suecia. Sencillez y profundidad, dimensi¨®n ingenua y dimensi¨®n compleja. Lo dec¨ªa Goethe a prop¨®sito de La flauta. La m¨²sica de Mozart habla simult¨¢neamente al coraz¨®n y a la cabeza. Con discreci¨®n, ingenio y agudeza, utilizando palabras predilectas de Graci¨¢n. El escritor aragon¨¦s y el compositor salzburgu¨¦s son puntos de arranque culturalmente correctos para un siglo que mira hacia atr¨¢s sin ira y hacia adelante con prudencia. Como dec¨ªa el propio Graci¨¢n, 'todo el saber humano se reduce al acierto de una sabia elecci¨®n'.
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