Los Reyes Magos
He le¨ªdo un art¨ªculo sobre la llegada a Madrid de los Reyes Magos de Oriente, para orientarme. Y me entero de una cosa muy curiosa, porque, magia parad¨®jica, guarda gran paralelismo con nuestra realidad conocida. Mientras los Reyes Magos de verdad est¨¢n preparando y distribuyendo la aut¨¦ntica mercanc¨ªa, por la ciudad discurre un simulacro de llegada regia, milenaria y triunfal, para que los ni?os puedan ver lo que vislumbran y disfrutar de esa libertad de la imaginaci¨®n que el mundo les arrebatar¨¢ en breve intentando hacerles comprender que su vida va a estar regida por la entelequia del espacio y el tiempo.
Corresponde a pol¨ªticos la representaci¨®n, en forma de Reyes Magos en carroza, del triple papel principal de este menester, es decir, el de disfrazarse de magia siendo entelequia, y cada grupo pol¨ªtico en el poder municipal tiene asignado a uno de entre los tres de Oriente; a saber, y seg¨²n la Concejal¨ªa de Cultura: 'Melchor, portador del oro, testimonio de la realeza, le corresponde al PP; Gaspar, que lleg¨® a Bel¨¦n con el incienso, que representa la divinidad, es competencia directa de IU; y Baltasar, que lleva como presente mirra en recuerdo de la fragilidad humana, corre a cargo del grupo socialista'. ??Se dan cuenta!? El simulacro municipal de magia guarda una relaci¨®n directa con la realidad m¨¢s aplastante.
Melchor es del PP, como es l¨®gico. No me extra?a nada que sea testimonio de la realeza, porque estoy segura de que a casi todos los miembros de este partido, en el fondo, en el fondo, les hubiera encantado ser rey o reina. Un gran destino, para qu¨¦ nos vamos a enga?ar. De hecho y en general, los del PP son mon¨¢rquicos, y siguen con fruici¨®n las correr¨ªas de las distintas familias reales de este mundo por todo lo largo y ancho de las estaciones de esqu¨ª. Gustan, asimismo, mucho del dorado. Cuando ¨¦ramos peque?os y ten¨ªamos que escoger un rey nunca quer¨ªamos a Melchor, que era el rey de los abuelos, de los se?ores mayores. Siempre nos pareci¨® el m¨¢s viejo, el m¨¢s serio, el m¨¢s aburrido, y, ya en la adolescencia, un poco facha y de est¨¦tica papal, como si fuera el m¨¢s cat¨®lico. De hecho, casi todos los del PP son cat¨®licos y siguen con fervor las correr¨ªas de su jefe m¨¢ximo en este mundo por todo lo largo y ancho de los estadios de f¨²tbol.
Gaspar es de IU. Siempre ha tenido un aire de despiste so?ador, por algo representa a la divinidad y, con toda l¨®gica, muchos de sus l¨ªderes han sido tildados de iluminados, as¨ª como tambi¨¦n presenta pinta de ide¨®logo de asociaci¨®n universitaria, con su look de barba Che Guevara. Gaspar es el t¨ªpico afiliado a IU, de los que anta?o encend¨ªan barritas de incienso para relajarse y crear un ambiente de naturalidad, aunque no un afiliado de las bases, y se le nota, por algo puede ser rey. De hecho, Gerardo del Val, el concejal de este partido destinado a representarlo en el simulacro, lo explica muy bien y muy ilusionado: 'Es como ser rey por un d¨ªa', que es frase de una coherencia muy propia de IU. A m¨ª, particularmente, nunca me llam¨® la atenci¨®n de peque?a, lo encontraba un poco segund¨®n, para qu¨¦ voy a mentir, aunque ya en la adolescencia, y a lo mejor imbuida de esp¨ªritu solidario, empec¨¦ a fijarme m¨¢s en ¨¦l, como si me recordara a alguien. Ahora me parece que lo identificaba con mucha gente conocida entonces de la que no he vuelto a saber nada, creo.
Baltasar es del PSOE. Es un falso negro, que es como ser un falso rojo o un falso verde. Sin embargo, muy pol¨ªticamente correcto ('Respetando todas las opciones personales, yo creo que en una ciudad cosmopolita como Madrid, Baltasar se deber¨ªa parecer a alg¨²n vecino que proceda de un pa¨ªs subsahariano', se?ala Eugenio Morales), quiere dejar de te?irse de negro para alcanzar a ser negro de verdad y, como buen negro, representar a la fragilidad humana, de la que su grupo ha dado tan dignas muestras. Esto, como puede observarse, es tambi¨¦n una entelequia. Por eso Baltasar lleva mirra, que nunca supimos bien qu¨¦ demonios era exactamente, algo que tambi¨¦n nos sucede con el PSOE. Pero, siendo fieles a la verdad, cuando ¨¦ramos peque?os todos quer¨ªamos tener de rey a Baltasar. Son cosas de la magia y de los d¨¦biles hilos que pueden unirnos con la realidad, pero Baltasar nos parec¨ªa el m¨¢s ex¨®tico, el m¨¢s cool, el m¨¢s enrollado y, ya en la adolescencia, por qu¨¦ no, ya puestos, el m¨¢s morboso. Lo que pasa es que despu¨¦s le notamos much¨ªsimo el cerco del cuello.
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