CONTRA LA OCUPACI?N
El movimiento pacifista de Israel deber¨ªa empezar a reconsiderar su postura: llevamos 30 a?os diciendo que no se puede obtener la paz mientras Israel gobierne sobre otra naci¨®n; algunos incluso hemos dicho que la insistencia de Israel en gobernar sobre otra naci¨®n es precisamente la raz¨®n de que la paz no llegue. Pero nuestro Gobierno ya no insiste.
En la actualidad, Israel ofrece a los palestinos un acuerdo de paz basado en las fronteras de 1967 con peque?as rectificaciones por ambas partes. Propone eliminar los asentamientos israel¨ªes dispersos por todo el territorio palestino, hacer de Jerusal¨¦n este la capital de Palestina y colocar los Santos Lugares en disputa bajo custodia musulmana. Se trata de la oferta m¨¢s amplia que puede hacer Israel. El precio de hacer esa oferta a los palestinos es el de abrir un cisma sin precedentes en la sociedad israel¨ª y causar un terremoto pol¨ªtico. El pueblo jud¨ªo debe asumir un abandono traum¨¢tico de muchas de sus demandas hist¨®ricas y teol¨®gicas, muchos de sus antiguos sue?os y sus aspiraciones religiosas.
ISRAEL DEBE RETIRARSE DE LAS REGIONES PALESTINAS HABITADAS
La naci¨®n palestina rechaza esta paz. Ahora, sus dirigentes reclaman abiertamente el 'derecho al regreso' de cientos de miles de palestinos que huyeron y fueron expulsados de sus hogares en la guerra de 1948, mientras se olvidan c¨ªnicamente del destino de cientos de miles de jud¨ªos israel¨ªes que huyeron y fueron expulsados de sus hogares en los pa¨ªses ¨¢rabes durante aquella misma guerra.
La puesta en pr¨¢ctica del 'derecho al regreso' de los palestinos equivale a abolir el derecho del pueblo jud¨ªo a la autodeterminaci¨®n. Convertir¨¢ a los jud¨ªos en un peque?o grupo ¨¦tnico a merced de los musulmanes, una 'minor¨ªa protegida', tal como desean los fundamentalistas isl¨¢micos.
La puesta en pr¨¢ctica del 'derecho al regreso' significa la erradicaci¨®n de Israel.
La resoluci¨®n original de Naciones Unidas, de noviembre de 1947, promulgaba la creaci¨®n de dos Estados soberanos en el territorio en disputa, uno para el pueblo jud¨ªo y otro para el pueblo palestino. Sin embargo, el 'derecho al regreso' que reclaman en la actualidad los palestinos significa en la pr¨¢ctica que, en lugar de 'dos Estados para dos naciones', acabar¨¢n existiendo dos Estados ¨¢rabes en esta tierra.
Ante esta dr¨¢stica radicalizaci¨®n de las posiciones palestinas, los israel¨ªes que trabajan a favor de la paz no pueden pretender que las cosas est¨¢n como siempre. Ni deben seguir afirmando, como han hecho durante d¨¦cadas, que 'el ¨²nico obst¨¢culo para la paz es la ocupaci¨®n de los territorios palestinos por parte de Israel'.
Las palomas israel¨ªes deben reformar su postura. En vez de afirmar que la ocupaci¨®n israel¨ª de las zonas palestinas impide la paz, debemos decir que, incluso sin paz, gobernar sobre otra naci¨®n est¨¢ mal. Est¨¢ mal y es perjudicial. La ocupaci¨®n, respaldada por docenas de peque?os asentamientos plantados en medio del territorio palestino con la intenci¨®n de impedir cualquier compromiso futuro, no fortalece a Israel, sino que lo debilita. Le hace m¨¢s d¨¦bil y menos defendible.
No estoy de acuerdo con la idea de la separaci¨®n unilateral, un concepto confuso y que no sirve de nada. Israel debe desplegar sus fuerzas a lo largo de unos l¨ªmites que correspondan, m¨¢s o menos, a las realidades demogr¨¢ficas. Debe retirarse de las regiones palestinas habitadas y permitir que los palestinos creen su propio Estado independiente de forma inmediata, incluso aunque no haya acuerdo de paz.
Los nuevos l¨ªmites no ser¨¢n fronteras permanentes, sino que servir¨¢n de base para futuras negociaciones de paz, con las modificaciones pertinentes. Mientras tanto, cualquier ataque palestino contra ellos no se considerar¨¢ un mero 'ataque terrorista', sino una agresi¨®n de un Estado soberano contra el territorio del Estado vecino, por lo que Israel podr¨¢ ejercer el derecho a defenderse.
Una se?al de cambio en la actitud palestina de rechazo podr¨ªa ser su voluntad de negociar con Israel, no el 'derecho al regreso', sino una soluci¨®n global, nacional y humanitaria al problema de los refugiados de 1948. Israel deber¨ªa comprometerse moralmente con una soluci¨®n de ese tipo. En cuanto eso ocurra, los dos Gobiernos podr¨¢n negociar y trazar sus fronteras de paz.
Amos Oz es escritor
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