Defensa teme que la alarma por la leucemia retraiga a los escasos aspirantes a soldado

El Ministerio de Defensa se ha visto desbordado por el aluvi¨®n de noticias aparecidas en los ¨²ltimos d¨ªas sobre enfermedades sufridas por soldados espa?oles que han estado destinados en los Balcanes. Muchas de ellas carecen de rigor y otras mezclan situaciones heterog¨¦neas, en absoluto comparables. Pero ello no evita que la preocupaci¨®n se dispare, especialmente entre las familias de los potenciales afectados.

La participaci¨®n en misiones humanitarias ha sido hasta ahora la mejor tarjeta de presentaci¨®n de las Fuerzas Armadas y la imagen de soldados espa?oles en Kosovo o Centroam¨¦rica se ha usado profusamente en las campa?as publicitarias que, por unos 2.000 millones de pesetas anuales, se vienen realizando para captar a nuevos profesionales. Todo este capital puede dilapidarse en unas semanas si estas operaciones se asocian en la percepci¨®n p¨²blica a una enfermedad tan terrible como el c¨¢ncer.

Enfermedad de Hodgkin

Hasta ahora, se sabe que un soldado sevillano de 22 a?os, Antonio Gonz¨¢lez L¨®pez, muri¨® en octubre de una leucemia aguda tras haber pasado cinco meses en Macedonia. Adem¨¢s, una compa?era de la misma unidad, de 22 a?os, est¨¢ en tratamiento por la enfermedad de Hodgkin y un cabo de Artiller¨ªa de 35 a?os est¨¢ hospitalizado en Salamanca por un linfoma de Burkitt. El diario La Nueva Espa?a revel¨® ayer que el legionario gijon¨¦s Jos¨¦ Luis Martos, de 37 a?os, falleci¨® en marzo pasado de c¨¢ncer tras haber prestado servicio en la localidad bosnia de Mostar como conductor de ambulancia.

La Oficina del Defensor del Soldado, una asociaci¨®n que presta asistencia legal a los militares, asegura disponer de datos sobre al menos otros cinco militares que estuvieron en los Balcanes y se han visto afectados despu¨¦s por procesos cancerosos, dos de los cuales ya han fallecido: uno de un tumor cerebral y otro de un c¨¢ncer de ri?¨®n. S¨®lo uno de estos casos es de leucemia, mientras que los dem¨¢s se refieren a distintas formas de c¨¢ncer, aunque varias afectan tambi¨¦n al sistema sangu¨ªneo.

El esc¨¢ndalo desatado a nivel europeo se refiere a la presunta relaci¨®n de la leucemia con el uso de munici¨®n con uranio empobrecido por la aviaci¨®n de EE UU en los bombardeos de Kosovo y Bosnia. Si los expertos no se atreven a establecer una relaci¨®n de causa-efecto entre la enfermedad y el armamento, mucho m¨¢s arriesgado resulta ampliarla a otros tipos de c¨¢ncer.

Sin embargo, es cierto que el uranio empobrecido es un elemento radiactivo, aunque de baja intensidad, y sobre todo un potente t¨®xico. Tambi¨¦n se sabe que el conflicto dej¨® fuera de control otros muchos agentes contaminantes, cuyos efectos a largo plazo no es posible evaluar.

Esta pol¨¦mica le ha llegado a Defensa en un momento cr¨ªtico. Ya antes de que estallara, la cifra de aspirantes a soldado profesional estaba bajo m¨ªnimos. Las Fuerzas Armadas se vieron obligadas el a?o pasado a convocar casi 57.000 plazas para incrementar su tropa en 17.500 efectivos netos. Y no lo consiguieron.

Si los aspirantes que ahora est¨¢n en periodo de pruebas firman su compromiso, los ej¨¦rcitos tendr¨¢n en febrero 78.500 soldados y marineros profesionales, 6.500 menos de los que deb¨ªan tener en diciembre pasado, seg¨²n los c¨¢lculos ministeriales.

Defensa ya ha rebajado a 'unos 100.000' los 110.500 efectivos previstos en el Objetivo de Fuerza Conjunto para 2002. Por debajo de este objetivo de m¨ªnimos, el actual modelo de Fuerzas Armadas deber¨ªa replantearse de cabo a rabo, seg¨²n advierten los mandos militares.

Tel¨¦fono de asistencia

Trillo-Figueroa ha multiplicado sus comparecencias p¨²blicas en los ¨²ltimos d¨ªas con el objetivo de atajar la bola de nieve. Acudir¨¢ este mes al Congreso, cerrado por vacaciones, para intentar tranquilizar con los resultados, todav¨ªa parciales, de los an¨¢lisis que se est¨¢n haciendo a los 32.000 militares que estuvieron destinados en los Balcanes. Adem¨¢s, su Departamento estudia la posibilidad de poner a disposici¨®n de los veteranos y sus familiares un n¨²mero de tel¨¦fono para resolver cualquier duda.

Pero la preocupaci¨®n se extiende como una mancha de aceite y ahora tambi¨¦n los guardias civiles que han prestado servicio en la zona reclaman las mismas garant¨ªas que los soldados.