Ib¨¢?ez Escofet en tres etapas
La exposici¨®n organizada por el Colegio de Periodistas en recuerdo de Manuel Ib¨¢?ez Escofet no es la que ¨¦ste merece. Debido, probablemente, a la escasez de medios materiales para montarla, el exceso de texto escrito, en muchos casos ilegible, hace que, alguien ajeno a la ¨¦poca dif¨ªcilmente pueda hacerse una idea de la envergadura del personaje.
Todo ello se salva, sin embargo, al contemplar el v¨ªdeo de la estupenda entrevista que en su momento le hizo Montserrat Roig. All¨ª aparece un Manuel Ib¨¢?ez maduro pero en plena forma: agudo en sus respuestas llenas de iron¨ªa y hasta de humor, profundo y complejo cuando tocaba, mesurado pero provocador a la vez, simpatiqu¨ªsimo siempre. A los que tuvimos la fortuna de conocerle, la memoria nos devuelve sus gestos m¨¢s cl¨¢sicos: la sonrisa que asoma s¨²bitamente, de forma muy caracter¨ªstica, a su rostro; su intencionada, mal¨¦vola o cari?osa, mirada; el aspaviento de sus manos y brazos para escenificar una boutade; los frecuentes cambios de su tono de voz para subrayar mejor lo que est¨¢ afirmando.
Sin embargo, Ib¨¢?ez merece mucho m¨¢s que un recuerdo. Merece, sobre todo, agradecimiento. Muchos de los m¨¢s conocidos periodistas de la Barcelona de hoy aprendieron a su lado los secretos de este oficio, adem¨¢s de otras muchas cosas. Y su legendaria figura ha influido, directa o indirectamente, en todos. Junto a N¨¦stor Luj¨¢n y Paco Noy fue, probablemente, quien mejor conect¨® con la generaci¨®n de j¨®venes periodistas que se form¨® en la d¨¦cada de 1960 y principios de la de 1970 y que hoy ocupan los puestos de direcci¨®n del periodismo barcelon¨¦s. Sin embargo, a diferencia de los citados, Ib¨¢?ez fue un periodista de redacci¨®n de diario, vinculado siempre a la noticia del d¨ªa, curioso sobre todo de la actualidad. En definitiva, un periodista de raza, igual que algunos de sus disc¨ªpulos preferidos, como Huertas o Mart¨ª G¨®mez.
Quien se iniciaba en el mundo de la prensa durante la d¨¦cada de 1970 ten¨ªa pocos referentes locales. El periodismo franquista barcelon¨¦s no dio, siquiera, buenos escritores, como sucedi¨® en Madrid. Al margen de ¨¦l, hab¨ªa algunos liberales forzosamente reprimidos, como Augusto Ass¨ªa, Trist¨¢n La Rosa, Sempronio, Del Arco, el grupo de Destino -Verg¨¦s, Luj¨¢n y un largo etc¨¦tera-, Horacio Sa¨¦nz Guerrero, y poco m¨¢s. Comenzaba a madurar una primera generaci¨®n de j¨®venes dem¨®cratas antifranquistas: Faul¨ª, Pernau, Cadena, Espina, Noy, Figueruelo... Y, por su capacidad de liderazgo destacaba, sobre todo, Manuel Ib¨¢?ez Escofet.
Bajo el amparo de Andreu Rosell¨®, Ib¨¢?ez renov¨® totalmente el avejentado diario tradicionalista El Correo Catal¨¢n, convirti¨¦ndolo en un referente cultural y pol¨ªtico de obligatoria lectura. Incorpor¨® a intelectuales acreditados como Josep Pla y Joan Fuster, a j¨®venes economistas como Ros Hombravella, Armand Carab¨¦n, Ernest Lluch y Antoni Montserrat, a comentaristas pol¨ªticos como Wifredo Espina, a cr¨ªticos culturales como Benach y Sagarra, deportivos como Morera Falc¨®, o religiosos como Bigord¨¤ y Mart¨ª, adem¨¢s de infatigables redactores de calle como Huertas, Mart¨ª G¨®mez, Fabre y Pradas.
Pero el Correo fue s¨®lo un ensayo de lo que fueron sus mejores a?os, los a?os de Tele/expr¨¦s, el diario de tarde cuya lectura era imprescindible para cualquier 'progre' de la ¨¦poca, con las 'rumbas' diarias de Joan de Sagarra, las cr¨®nicas de Madrid de Ram¨®n Pi y los comentarios de pol¨ªtica internacional de Mateo Madridejos y Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n. All¨ª se dieron a conocer algunos j¨®venes periodistas que luego tendr¨ªan una amplia trayectoria: Bassets, Soria, Pere Oriol Costa, Ramoneda, Roig, Serrats, Casas¨²s... Ib¨¢?ez Escofet dirig¨ªa Tele/expr¨¦s como un gran director de orquesta. Con instrumentos muy variados hab¨ªa conseguido un conjunto admirable: divertido, profundo, local y global. Toda una generaci¨®n que comenzaba a bullir -la que despu¨¦s protagonizar¨ªa la transici¨®n pol¨ªtica- se reconoc¨ªa en sus p¨¢ginas.
Un desgraciado ataque cardiaco -ten¨ªa un coraz¨®n grande y fr¨¢gil- trunc¨® su carrera en Tele/expr¨¦s e Ib¨¢?ez se retir¨® a La Vanguardia, tambi¨¦n con responsabilidades en la direcci¨®n. All¨ª comenz¨® una ¨²ltima y menos brillante etapa. Segu¨ªa siendo, en lo personal, el mismo, pero su labor cambi¨® de orientaci¨®n. De delantero centro rompedor o medio volante que reparte juego y hace funcionar todo un equipo, pas¨® a ser un defensa central irrebasable, un secante de los viejos tiempos. De cr¨ªtico pas¨® a frenar las cr¨ªticas. Confundi¨® a su pa¨ªs con sus m¨¢ximos dirigentes. En lugar de fomentar el pluralismo lo redujo. Sus breves comentarios firmados siempre con dos asteriscos se convirtieron, por primera vez, en excesivamente complacientes con el poder. Es el Ib¨¢?ez conservador, todav¨ªa incisivo, siempre brillante, pero condescendiente con unos e intransigente con los de enfrente. No era ¨¦sta su idea anterior de Catalu?a, pero si fue la que trasmiti¨® en sus ¨²ltimos a?os, en ¨¦sta su tercera y ¨²ltima etapa.
En cualquier caso, Manuel Ib¨¢?ez Escofet ha sido un punto de referencia para muchos de nosotros, un maestro del periodismo que quiso y logr¨® ejercer como maestro. El recuerdo que le dedica el Colegio de Periodistas no s¨®lo es justo sino que induce a la nostalgia y a la gratitud.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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