Un cargo con perfil impreciso

Est¨¢ por ver cu¨¢l ser¨¢ el contenido de la figura de conseller en cap con la que se pretende impulsar a Artur Mas. Aunque forma parte del argot pol¨ªtico catal¨¢n, el Estatuto de Autonom¨ªa y la ley catalana de 1982 que regula la Presidencia de la Generalitat no la incluye. Y no por casualidad, sino porque en su momento CiU se opuso denodadamente a ella. Lo que dice el art¨ªculo 36 del Estatut es el que el Presidente 'podr¨¢ delegar temporalmente funciones ejecutivas en uno de los consejeros'. Nada m¨¢s. La ley del Presidente, el Consell Executiu y el Parlament, de marzo 1982, especifica que, si delega, el presidente ha de dar cuenta al Parlament y enumera las funciones delegables. La m¨¢s importante es la facultad de convocar y presidir reuniones del Gobierno. Las dem¨¢s son las siguientes: coordinar el programa legislativo del Gobierno y la elaboraci¨®n de normas de car¨¢cter general; convocar y presidir las comisiones del Consell Executiu; facilitar la informaci¨®n que el Parlament solicite al Gobierno; encomendar a un consejero que se encargue del despacho de otro en caso de ausencia, enfermedad o impedimento del titular, y las dem¨¢s funciones ejecutivas que las leyes le asignen. Las funciones delegadas pueden ser recuperadas por el presidente en cualquier momento.

Con estas posibilidades, la delegaci¨®n puede crear varios modelos de conseller en cap. Si Pujol delega todo lo que la ley permite, el cargo adquiere una considerable fuerza pol¨ªtica. Si no es as¨ª, y Pujol no delega la facultad de convocar y presidir las reuniones del Gobierno catal¨¢n, ser¨¢ mucho menos importante. Un mero ayudante, un figur¨®n.

Los antecedentes hist¨®ricos son escasos e indican, sobre todo, que la divisi¨®n de funciones entre el presidente de la Generalitat y un consejero de su gobierno puede ser fuente de conflictos. El presidente Francesc Maci¨¤ tuvo tres consejeros delegados en un s¨®lo a?o: Joan Lluh¨ª Vallesc¨¤, Carles Pi Sunyer y Miquel Santal¨®. Ya en el exilio, el presidente Josep Irla deleg¨® todas las funciones en Josep Tarradellas, y ya no las recuper¨®.

La asunci¨®n de las funciones de consejero de la Presidencia por el conseller en cap, al que en ocasiones se denomina tambi¨¦n conseller primer, a?ade complejidad a la decisi¨®n. Si realmente se pretende delegar la direcci¨®n pol¨ªtica del gobierno a un consejero, no es coherente encargarle al mismo tiempo un departamento que ahora exige la atenci¨®n de un titular.

La inc¨®gnita que los pr¨®ximos meses deber¨¢n despejar, no obstante, es si Pujol es capaz de retirarse efectivamente a un segundo plano, de forma que el conseller en cap pueda mostrar un perfil pol¨ªtico fuerte, y propio, o concibe la delegaci¨®n de funciones s¨®lo como un gesto destinado a dar relieve publicitario a un Mas convertido en simple trasmisor de sus decisiones, como ha sucedido con su designaci¨®n como portavoz.

En cualquier caso, Mas se enfrenta a un reto.