Los ¨²ltimos siete d¨ªas de Clinton
La agenda del presidente estadounidense antes de entregarle el relevo el pr¨®ximo s¨¢bado al republicano George W. Bush
A los colaboradores que le preguntaban cu¨¢les son sus planes a partir del pr¨®ximo s¨¢bado, Bill Clinton segu¨ªa respondiendo ayer que a¨²n no ha llegado el momento de pensar en eso. 'Todav¨ªa me quedan unos d¨ªas en la Casa Blanca', dec¨ªa. Lector ferviente de libros de historia, y en particular biograf¨ªas de presidentes norteamericanos, Clinton tiene una semana escasa para redondear su legado pol¨ªtico, y no piensa desaprovecharla. Se le est¨¢ escapando su sue?o de apadrinar el acuerdo de paz definitivo en Oriente Pr¨®ximo, pero a¨²n puede arrancar algo de israel¨ªes y palestinos, aunque sea un documento de buenas intenciones. Y, sobre todo, a¨²n puede utilizar el p¨²lpito presidencial para dejar sentadas sus opiniones.
En el ¨²ltimo tramo de su presidencia, Clinton est¨¢ hablando sin pelos en la lengua. Declar¨® a la revista Rolling Stone que es partidario de la despenalizaci¨®n del consumo de marihuana; ante los grupos jud¨ªos de Nueva York se proclam¨® partidario de un Estado palestino con capital en Jerusal¨¦n; y en Chicago asegur¨® que su sucesor, George Bush, s¨®lo gan¨® porque se detuvo el escrutinio en Florida. Liberado de la necesidad de cultivar a los sectores conservadores de EE UU, el Clinton de los ¨²ltimos d¨ªas es otra vez un tipo progresista, el que se opon¨ªa a la guerra de Vietnam y se fumaba alg¨²n que otro canuto, sin tragarse el humo, eso s¨ª.
Pero le obsesiona su huella en los libros de historia. Deja la Casa Blanca con m¨¢s del 60% de sus compatriotas aprobando su gesti¨®n pol¨ªtica, toda una plusmarca, y el EE UU de hoy es m¨¢s pr¨®spero, seguro e influyente que el de hace ocho a?os, un imperio en el cenit de su potencia. ?Pero ha hecho Clinton algo de grandeza comparable a la Declaraci¨®n de Independencia de Thomas Jefferson, la liberaci¨®n de los esclavos por Abraham Lincoln, la victoria en la II Guerra Mundial de Franklin Roosevelt, la paz entre Israel y Egipto de Jimmy Carter o la derrota del comunismo por Ronald Reagan? ?l sabe que la respuesta es negativa y en alguna ocasi¨®n ha declarado, medio en broma medio en serio, que le hubiera hecho falta una gran guerra o cat¨¢strofe.
As¨ª que, seg¨²n una encuesta de CNN-USA Today-Gallup difundida esta semana, el 68% de los estadounidenses piensa que el pol¨ªtico de Arkansas ser¨¢ m¨¢s recordado por sus esc¨¢ndalos que por sus realizaciones. Ha sido una verdadera pena que, como se?ala David Halberstam en Vanity Fair, Clinton, el pol¨ªtico m¨¢s inteligente y brillante de su generaci¨®n, el artista de la seducci¨®n en el trato directo y de la comprensi¨®n instant¨¢nea de los deseos del pueblo, haya derrochado sus muchos talentos en sobrevivir a las trampas que le tendieron sus feroces rivales republicanos o, como el caso Lewinsky, su propia irresponsabilidad.
A Clinton esas m¨²ltiples experiencias de supervivencia frente al esc¨¢ndalo le han ense?ado que mientras hay vida hay esperanza, y hasta el pr¨®ximo s¨¢bado no debe cederle a Bush el Despacho Oval. A¨²n puede hacer, y sobre todo decir, algo. ?sta es la agenda provisional de sus ¨²ltimos siete d¨ªas como la persona m¨¢s poderosa del planeta.
- Domingo 14 de enero. ?ltima estancia en Camp David. Clinton, acompa?ado por Hillary y Chelsea, ofreci¨® anoche su ¨²ltima fiesta en la residencia campestre presidencial, no lejos de Washington. Al llamado The Last Pijama Party acudieron colaboradores de Bill en la Casa Blanca y nuevos colegas de Hillary en el Congreso. Hoy, los Clinton empacar¨¢n sus cosas. Se despiden de Camp David sin demasiada nostalgia. Para sus fines de semana, Clinton, un hijo de los a?os sesenta, el 'primer presidente rock and roll', como le llama en su American Rhapsody el escritor Joe Eszterhas, siempre ha preferido al reposo en Camp David los viajes a las excitantes Nueva York y Los ?ngeles, o las fiestas con actuaciones musicales en directo organizadas por ¨¦l en la Casa Blanca. A finales de su primer mandato y comienzos del segundo, en fines de semana en los que Hillary estaba fuera de Washington, incluso opt¨® por permanecer en la Casa Blanca y convocar all¨ª a una entonces desconocida becaria llamada Monica Lewinsky.
Desde hace dos a?os, Clinton recibe constante 'asesoramiento espiritual', que no m¨¦dico, para combatir lo que algunos llaman su priapismo. Eszterhas asegura que Clinton se meti¨® en pol¨ªtica por la misma raz¨®n que Mick Jagger se convirti¨® en m¨²sico: para tener muchas fans. En ese aspecto de su personalidad deja un doble legado. Uno, malo para ¨¦l, el de haber sido el ¨²nico presidente del siglo XX procesado y juzgado para su destituci¨®n; otro, positivo para EE UU, el de haber conseguido que una mayor¨ªa de norteamericanos considere secundarios los pecadillos de su presidente, siempre que su gesti¨®n sea buena. Quiz¨¢ la principal herencia del caso Lewinsky haya sido comenzar a introducir a EE UU en una madurez tolerante a la europea en este tipo de cuestiones personales. Bush se ha beneficiado de ello: poco impacto tuvieron en las urnas las revelaciones sobre su detenci¨®n por conducir borracho hace 24 a?os.
Eso s¨ª, Camp David deja un amargo recuerdo en el pol¨ªtico de Arkansas. All¨ª fracas¨® el pasado julio en su intento de arrancar con f¨®rceps un acuerdo de paz entre israel¨ªes y palestinos. Gran mediador en conflictos internacionales, y con ¨¦xito en el caso de Irlanda del Norte, Clinton quer¨ªa que esa paz fuera la gran realizaci¨®n de su presidencia, lo que los libros de historia situaran de inmediato al lado de su nombre, relegando al caso Lewinsky. El viernes ya acept¨® que lo m¨¢s probable es que no lo consiga y que Bush tenga que seguir lidiando con el asunto.
- Lunes 15 de enero. D¨ªa de Martin Luther King. A las once de la ma?ana, en la Universidad del Distrito de Columbia, Clinton participar¨¢ en uno de los muchos actos de ese d¨ªa festivo en el que EE UU conmemora el aniversario de King, el l¨ªder negro asesinado en los a?os sesenta. All¨ª estar¨¢ en su salsa. Los afroamericanos adoran a Clinton, con el que comparten muchas cosas: car¨¢cter extrovertido, pasi¨®n por la comida y la m¨²sica, tolerancia sexual, convicci¨®n de que EE UU todav¨ªa no ha pagado la enorme deuda contra¨ªda por la esclavitud... Fueron ellos sus m¨¢s activos defensores durante el caso Lewinsky y los m¨¢s ardientes partidarios de Al Gore en la batalla poselectoral de Florida, y son ellos los que siguen levantando dudas sobre la legitimidad de Bush.
En los d¨ªas m¨¢s sombr¨ªos del caso Lewinsky, Clinton recibi¨® de la escritora Toni Morrison el honor de ser tildado de 'primer presidente negro de EE UU'. Probablemente es verdad. A este hijo humilde del sure?o Arkansas se le ve feliz en la compa?¨ªa de los negros. Negro es uno de sus grandes amigos y compa?eros de golf, el abogado Vernon Jordan, al que le encarg¨® que le buscara a Lewinsky un trabajo fuera de Washington. Si Clinton va a tener muchas razones para pasar largas temporadas en la capital de EE UU, una de las m¨¢s fuertes ser¨¢ que Jordan vive cerca de la hermosa vivienda que Hillary ha comprado en la avenida de Massachusetts. Negra es tambi¨¦n la secretaria presidencial de Clinton, Betty Currie, que tanto sufri¨® protegiendo a su jefe frente a las pesquisas inquisitoriales del fiscal Kenneth Starr.
Un c¨¦lebre dicho de Harry Truman afirma que si quieres tener un amigo de verdad en Washington, debes hacerte con un perro. Cuando su presidencia se tambaleaba, Clinton sigui¨® el consejo y se hizo con Buddy, un labrador de color chocolate. Buddy, seg¨²n ha informado muy oficialmente la Casa Blanca, se ir¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado para la casa adquirida por los Clinton en la zona residencial neoyorquina de Chappaqua cuando Hillary comenz¨® su exitosa campa?a para hacerse con un esca?o en el Senado. En cambio, el gato Socks se quedar¨¢ con Betty Currie, seg¨²n una exclusiva del diario The New York Times.
En la Universidad del Distrito de Columbia, Clinton repetir¨¢ unas cifras que se sabe de memoria, las que dan la medida del ¨¦xito econ¨®mico de su presidencia: una media de crecimiento anual del 4%, la creaci¨®n de 22 millones de puestos de trabajo, un incremento en la propiedad de la vivienda del 67%, siete millones de norteamericanos sacados de la pobreza, un desempleo del 4% y el mayor super¨¢vit presupuestario de todos los tiempos. Los afroamericanos presentes aplaudir¨¢n a rabiar; los especialistas afirmar¨¢n que el m¨¦rito le corresponde al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, aunque Clinton acertara al no ponerle obst¨¢culos, y Bush insistir¨¢ en que a ¨¦l le toca torear ahora las vacas flacas.
- Martes 16 de enero. Visita a Arkansas. Si quieres ser presidente de EE UU debes garantizarte la victoria en tu Estado natal, dice una vieja regla estadounidense. Clinton lo consigui¨® en 1992 y 1996. Arkansas no le fall¨® y le permiti¨® ser el primer dem¨®crata en conseguir dos mandatos presidenciales desde Franklin Roosevelt. ?sa no es la ¨²nica huella que deja en su partido, tambi¨¦n un giro hacia la moderaci¨®n desde las posiciones izquierdistas de los sesenta, setenta y ochenta. Clinton ha sido un maestro en lo que ¨¦l llama la tercera v¨ªa, la conquista del poder y su mantenimiento sin alejarse demasiado del centro vital. Su instrumento favorito ha sido la lectura de todo tipo de encuestas. All¨ª donde estaba la mayor¨ªa de sus compatriotas, all¨ª estaba Clinton. Fuera defendiendo el toque de queda nocturno para los adolescentes o el mantenimiento de la pena de muerte; fuera defendiendo la preservaci¨®n de derecho al aborto o la lucha contra el tabaquismo.
Ante la Asamblea Legislativa de Arkansas, Clinton agradecer¨¢ la fidelidad de la mayor¨ªa de los habitantes de su patria chica. Luego dar¨¢ un vistazo a los trabajos de su futura librer¨ªa presidencial, en Little Rock. All¨ª dispondr¨¢ de un apartamento, lo que hace que ya tenga tres hogares posibles a partir del s¨¢bado: Chappaqua (Nueva York) y Washington, que compartir¨¢ con Hillary, y su propio refugio en Little Rock.
Para Clinton, de 54 a?os, comienza el periodo de hacer dinero. El Gobierno, seg¨²n un c¨¢lculo oficial, le pagar¨¢ hasta el final de sus d¨ªas una pensi¨®n evaluada globalmente en 7,3 millones de d¨®lares, y tambi¨¦n le mantendr¨¢ la protecci¨®n del Servicio Secreto y dos oficinas con personal en Nueva York y Washington. Pero eso puede ser el chocolate del loro al lado de las ofertas para dar conferencias en universidades a 100.000 d¨®lares la hora, redactar sus memorias -Hillary ya ha conseguido un adelanto de ocho millones de d¨®lares por las suyas- y participar en programas de televisi¨®n y pel¨ªculas de Hollywood. En Los ?ngeles, donde gente como Steven Spielberg se pirra por Clinton, tambi¨¦n se dice que el pol¨ªtico de Arkansas ser¨ªa un maravilloso lobbysta de la industria del cine en Washington.
Pero Clinton quiere seguir en la pol¨ªtica activa. Pese a sus muchas diferencias con ¨¦l, declara que Jimmy Carter es su modelo de ex presidente, por su reconversi¨®n en hombre bueno para crisis internacionales. Y, sobre todo, hay un hecho: Gore perdi¨® en su Estado natal de Tennessee el pasado noviembre, y con ello la Casa Blanca. Aunque Gore est¨¢ reaccionando con gran elegancia a su amarga y controvertida derrota, el Partido Dem¨®crata busca un jefe y s¨®lo encuentra al indiscutible Clinton. El hijo de Arkansas tiene todos los n¨²meros en la mano para convertirse en el l¨ªder espiritual, en la sombra o como quiera llam¨¢rsele de la oposici¨®n al republicano Bush.
- Mi¨¦rcoles 17 de enero. Chateo en CBS. Un analfabeto en materia de ordenadores e Internet, como ¨¦l mismo se define, Clinton ha presidido la revoluci¨®n tecnol¨®gica que est¨¢ llevando a EE UU y el mundo desde la era industrial a la digital. Con la entusiasta militancia de Gore, su Gobierno ha favorecido la introducci¨®n de los ordenadores conectados a la red en la totalidad de las empresas norteamericanas y la mayor¨ªa de los hogares, escuelas y hospitales. Y ha creado una web gigantesca para que los ciudadanos puedan resolver, con unos pocos cliks de su rat¨®n, infinidad de asuntos relacionados con las administraciones p¨²blicas. A¨²n m¨¢s, una de sus grandes cruzadas judiciales ha sido para oponerse a que Microsoft consolidara una posici¨®n monopolista en el naciente universo.
Invitado por la cadena CBS y calz¨¢ndose sus gafas de leer, Clinton se sentar¨¢ frente a un ordenador y responder¨¢ a las preguntas on-line de sus compatriotas. Les reiterar¨¢ su apuesta por este nuevo medio de comunicaci¨®n, aun confesando que ¨¦l prefiere una buena conversaci¨®n en directo, de preferencia a primeras horas de la madrugada y, aunque no lo dir¨¢, con un cigarro en la boca.
Hace ocho a?os, Clinton lleg¨® al poder con una canci¨®n de Fleetwood Mac como himno que dec¨ªa: 'Don't Stop Thinking About Tomorrow'; o sea, una invitaci¨®n a pensar siempre en el futuro. Cuatro a?os despu¨¦s consigui¨® la reelecci¨®n con el lema de la construcci¨®n de un puente hacia el siglo XXI. El primer hijo de la rebeli¨®n de los sesenta sentado en el Despacho Oval ha revitalizado el optimismo norteamericano, la idea de que lo mejor est¨¢ siempre por llegar y es alcanzable si se escuchan todas las nuevas propuestas y se trabaja duramente. Con el chateo del mi¨¦rcoles en CBS, Clinton ir¨¢ terminando la larga conversaci¨®n que ha sostenido con el pueblo norteamericano. Gran actor y gran comunicador, Clinton deja para la posteridad la c¨¦lebre frase que empleaba ante compatriotas en apuros: 'Siente tu dolor'.
- Jueves 18 de enero. Llamadas a l¨ªderes internacionales. Cuando fue menester, Clinton los moviliz¨® telef¨®nicamente para castigar a Sadam Husein o invadir Kosovo. Incluso en sus momentos de mayor debilidad interna, a Clinton no le falt¨® el respeto y el apoyo de sus pares. Ahora se despide de ellos. Nelson Mandela, que tanto le confort¨® durante el caso Lewinsky, ya no est¨¢ en el poder, pero s¨ª Tony Blair, con el que convirti¨® en amistad personal el parentesco pol¨ªtico entre Washington y Londres, y Jacques Chirac, cuya simpat¨ªa personal por EE UU siempre compens¨® la rebeld¨ªa francesa ante la arrogancia norteamericana. En su ¨²ltima ronda de llamadas internacionales, Clinton a?orar¨¢ este jueves al asesinado Isaac Rabin, que fue su amigo y con el que estuvo a punto de conseguir la paz en Oriente Pr¨®ximo. E instar¨¢ a Ehud Barak y Yasir Arafat a seguir trabajando con Bush en aras de ese objetivo.
Pero, qui¨¦n sabe. Igual el jueves hay buenas noticias en Jerusal¨¦n y Gaza y Clinton todav¨ªa puede ponerse una medalla. Si no es as¨ª, la historia tambi¨¦n retendr¨¢ que Arafat ha sido el dirigente extranjero que ha efectuado m¨¢s visitas a la Casa Blanca de Clinton. Y el mero hecho de la conversi¨®n del l¨ªder palestino en un socio de EE UU ser¨¢ otro activo en el historial de Clinton.
Como tantos pol¨ªticos, Clinton lleg¨® a la Casa Blanca denostando a su predecesor, el primer Bush, por ocuparse mucho de asuntos internacionales y poco de los dom¨¦sticos, y termina habi¨¦ndole tomado gusto a lo de arreglar el mundo. Su pol¨ªtica extranjera s¨®lo ha tenido una constante: la promoci¨®n del libre comercio; el resto lo ha ido construyendo a salto de mata, en funci¨®n del humor de su opini¨®n p¨²blica. Podr¨ªa haber hecho m¨¢s aqu¨ª o all¨¢, o haberlo hecho antes, como en Bosnia, pero el planeta que deja no es peor que a comienzos de los noventa.
- Viernes 19 de enero. Adi¨®s a la Casa Blanca. 'Creo que lo echaremos en falta; ya lo echamos en falta', dice Herber Parmet, profesor de la Universidad de Nueva York y bi¨®grafo de Dwight Eisenhower y el primer presidente Bush. Este viernes, mientras ¨¦l empaqueta sus cosas en la Casa Blanca y se despide de su equipo, comenzar¨¢ una irresistible oleada de nostalgia de Clinton. Pocos como ¨¦l capaces de generar tanto odio por su oportunismo y desverg¨¹enza, y tanta admiraci¨®n por su habilidad y su inteligencia. Pocos tan simp¨¢ticos y tan golfos. Pocos que hayan sorteado tantos obst¨¢culos y terminen no s¨®lo de pie, sino firmemente asentados y aplaudidos a rabiar. Y ninguno que sea de los nuestros, de los que descubrieron al llegar a la edad de la raz¨®n que el mundo de los padres y abuelos era manifiestamente mejorable.
- S¨¢bado 20 de enero. Cesi¨®n del poder a Bush. Lleg¨® el d¨ªa del s¨ªndrome de abstinencia. ?Qu¨¦ hacer tras asistir al juramento de Bush en las escalinatas del Capitolio y cederle simb¨®licamente las llaves de la Casa Blanca? Su equipo le ha ense?ado un divertido v¨ªdeo con pistas sobre 'c¨®mo comportarse en el mundo real'. ?Pero qu¨¦ es el mundo real tras ocho a?os vistiendo el ropaje de emperador?
Un helic¨®ptero de los marines estar¨¢ esperando a Clinton al lado de Capitolio, listo para despegar una vez tomado el juramento a Bush. ?D¨®nde ir, d¨®nde pasar la primera noche en la condici¨®n vitalicia de ex presidente? Clinton, seg¨²n su portavoz, probablemente empezar¨¢ por Chappaqua, su hogar neoyorquino. Bien entrada la madrugada, seguir¨¢ de palique. Pensando, sin duda, en el futuro.A los colaboradores que le preguntaban cu¨¢les son sus planes a partir del pr¨®ximo s¨¢bado, Bill Clinton segu¨ªa respondiendo ayer que a¨²n no ha llegado el momento de pensar en eso. 'Todav¨ªa me quedan unos d¨ªas en la Casa Blanca', dec¨ªa. Lector ferviente de libros de historia, y en particular biograf¨ªas de presidentes norteamericanos, Clinton tiene una semana escasa para redondear su legado pol¨ªtico, y no piensa desaprovecharla. Se le est¨¢ escapando su sue?o de apadrinar el acuerdo de paz definitivo en Oriente Pr¨®ximo, pero a¨²n puede arrancar algo de israel¨ªes y palestinos, aunque sea un documento de buenas intenciones. Y, sobre todo, a¨²n puede utilizar el p¨²lpito presidencial para dejar sentadas sus opiniones.
En el ¨²ltimo tramo de su presidencia, Clinton est¨¢ hablando sin pelos en la lengua. Declar¨® a la revista Rolling Stone que es partidario de la despenalizaci¨®n del consumo de marihuana; ante los grupos jud¨ªos de Nueva York se proclam¨® partidario de un Estado palestino con capital en Jerusal¨¦n; y en Chicago asegur¨® que su sucesor, George Bush, s¨®lo gan¨® porque se detuvo el escrutinio en Florida. Liberado de la necesidad de cultivar a los sectores conservadores de EE UU, el Clinton de los ¨²ltimos d¨ªas es otra vez un tipo progresista, el que se opon¨ªa a la guerra de Vietnam y se fumaba alg¨²n que otro canuto, sin tragarse el humo, eso s¨ª.
Pero le obsesiona su huella en los libros de historia. Deja la Casa Blanca con m¨¢s del 60% de sus compatriotas aprobando su gesti¨®n pol¨ªtica, toda una plusmarca, y el EE UU de hoy es m¨¢s pr¨®spero, seguro e influyente que el de hace ocho a?os, un imperio en el cenit de su potencia. ?Pero ha hecho Clinton algo de grandeza comparable a la Declaraci¨®n de Independencia de Thomas Jefferson, la liberaci¨®n de los esclavos por Abraham Lincoln, la victoria en la II Guerra Mundial de Franklin Roosevelt, la paz entre Israel y Egipto de Jimmy Carter o la derrota del comunismo por Ronald Reagan? ?l sabe que la respuesta es negativa y en alguna ocasi¨®n ha declarado, medio en broma medio en serio, que le hubiera hecho falta una gran guerra o cat¨¢strofe.
As¨ª que, seg¨²n una encuesta de CNN-USA Today-Gallup difundida esta semana, el 68% de los estadounidenses piensa que el pol¨ªtico de Arkansas ser¨¢ m¨¢s recordado por sus esc¨¢ndalos que por sus realizaciones. Ha sido una verdadera pena que, como se?ala David Halberstam en Vanity Fair, Clinton, el pol¨ªtico m¨¢s inteligente y brillante de su generaci¨®n, el artista de la seducci¨®n en el trato directo y de la comprensi¨®n instant¨¢nea de los deseos del pueblo, haya derrochado sus muchos talentos en sobrevivir a las trampas que le tendieron sus feroces rivales republicanos o, como el caso Lewinsky, su propia irresponsabilidad.
A Clinton esas m¨²ltiples experiencias de supervivencia frente al esc¨¢ndalo le han ense?ado que mientras hay vida hay esperanza, y hasta el pr¨®ximo s¨¢bado no debe cederle a Bush el Despacho Oval. A¨²n puede hacer, y sobre todo decir, algo. ?sta es la agenda provisional de sus ¨²ltimos siete d¨ªas como la persona m¨¢s poderosa del planeta.
- Domingo 14 de enero. ?ltima estancia en Camp David. Clinton, acompa?ado por Hillary y Chelsea, ofreci¨® anoche su ¨²ltima fiesta en la residencia campestre presidencial, no lejos de Washington. Al llamado The Last Pijama Party acudieron colaboradores de Bill en la Casa Blanca y nuevos colegas de Hillary en el Congreso. Hoy, los Clinton empacar¨¢n sus cosas. Se despiden de Camp David sin demasiada nostalgia. Para sus fines de semana, Clinton, un hijo de los a?os sesenta, el 'primer presidente rock and roll', como le llama en su American Rhapsody el escritor Joe Eszterhas, siempre ha preferido al reposo en Camp David los viajes a las excitantes Nueva York y Los ?ngeles, o las fiestas con actuaciones musicales en directo organizadas por ¨¦l en la Casa Blanca. A finales de su primer mandato y comienzos del segundo, en fines de semana en los que Hillary estaba fuera de Washington, incluso opt¨® por permanecer en la Casa Blanca y convocar all¨ª a una entonces desconocida becaria llamada Monica Lewinsky.
Desde hace dos a?os, Clinton recibe constante 'asesoramiento espiritual', que no m¨¦dico, para combatir lo que algunos llaman su priapismo. Eszterhas asegura que Clinton se meti¨® en pol¨ªtica por la misma raz¨®n que Mick Jagger se convirti¨® en m¨²sico: para tener muchas fans. En ese aspecto de su personalidad deja un doble legado. Uno, malo para ¨¦l, el de haber sido el ¨²nico presidente del siglo XX procesado y juzgado para su destituci¨®n; otro, positivo para EE UU, el de haber conseguido que una mayor¨ªa de norteamericanos considere secundarios los pecadillos de su presidente, siempre que su gesti¨®n sea buena. Quiz¨¢ la principal herencia del caso Lewinsky haya sido comenzar a introducir a EE UU en una madurez tolerante a la europea en este tipo de cuestiones personales. Bush se ha beneficiado de ello: poco impacto tuvieron en las urnas las revelaciones sobre su detenci¨®n por conducir borracho hace 24 a?os.
Eso s¨ª, Camp David deja un amargo recuerdo en el pol¨ªtico de Arkansas. All¨ª fracas¨® el pasado julio en su intento de arrancar con f¨®rceps un acuerdo de paz entre israel¨ªes y palestinos. Gran mediador en conflictos internacionales, y con ¨¦xito en el caso de Irlanda del Norte, Clinton quer¨ªa que esa paz fuera la gran realizaci¨®n de su presidencia, lo que los libros de historia situaran de inmediato al lado de su nombre, relegando al caso Lewinsky. El viernes ya acept¨® que lo m¨¢s probable es que no lo consiga y que Bush tenga que seguir lidiando con el asunto.
- Lunes 15 de enero. D¨ªa de Martin Luther King. A las once de la ma?ana, en la Universidad del Distrito de Columbia, Clinton participar¨¢ en uno de los muchos actos de ese d¨ªa festivo en el que EE UU conmemora el aniversario de King, el l¨ªder negro asesinado en los a?os sesenta. All¨ª estar¨¢ en su salsa. Los afroamericanos adoran a Clinton, con el que comparten muchas cosas: car¨¢cter extrovertido, pasi¨®n por la comida y la m¨²sica, tolerancia sexual, convicci¨®n de que EE UU todav¨ªa no ha pagado la enorme deuda contra¨ªda por la esclavitud... Fueron ellos sus m¨¢s activos defensores durante el caso Lewinsky y los m¨¢s ardientes partidarios de Al Gore en la batalla poselectoral de Florida, y son ellos los que siguen levantando dudas sobre la legitimidad de Bush.
En los d¨ªas m¨¢s sombr¨ªos del caso Lewinsky, Clinton recibi¨® de la escritora Toni Morrison el honor de ser tildado de 'primer presidente negro de EE UU'. Probablemente es verdad. A este hijo humilde del sure?o Arkansas se le ve feliz en la compa?¨ªa de los negros. Negro es uno de sus grandes amigos y compa?eros de golf, el abogado Vernon Jordan, al que le encarg¨® que le buscara a Lewinsky un trabajo fuera de Washington. Si Clinton va a tener muchas razones para pasar largas temporadas en la capital de EE UU, una de las m¨¢s fuertes ser¨¢ que Jordan vive cerca de la hermosa vivienda que Hillary ha comprado en la avenida de Massachusetts. Negra es tambi¨¦n la secretaria presidencial de Clinton, Betty Currie, que tanto sufri¨® protegiendo a su jefe frente a las pesquisas inquisitoriales del fiscal Kenneth Starr.
Un c¨¦lebre dicho de Harry Truman afirma que si quieres tener un amigo de verdad en Washington, debes hacerte con un perro. Cuando su presidencia se tambaleaba, Clinton sigui¨® el consejo y se hizo con Buddy, un labrador de color chocolate. Buddy, seg¨²n ha informado muy oficialmente la Casa Blanca, se ir¨¢ el pr¨®ximo s¨¢bado para la casa adquirida por los Clinton en la zona residencial neoyorquina de Chappaqua cuando Hillary comenz¨® su exitosa campa?a para hacerse con un esca?o en el Senado. En cambio, el gato Socks se quedar¨¢ con Betty Currie, seg¨²n una exclusiva del diario The New York Times.
En la Universidad del Distrito de Columbia, Clinton repetir¨¢ unas cifras que se sabe de memoria, las que dan la medida del ¨¦xito econ¨®mico de su presidencia: una media de crecimiento anual del 4%, la creaci¨®n de 22 millones de puestos de trabajo, un incremento en la propiedad de la vivienda del 67%, siete millones de norteamericanos sacados de la pobreza, un desempleo del 4% y el mayor super¨¢vit presupuestario de todos los tiempos. Los afroamericanos presentes aplaudir¨¢n a rabiar; los especialistas afirmar¨¢n que el m¨¦rito le corresponde al presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, aunque Clinton acertara al no ponerle obst¨¢culos, y Bush insistir¨¢ en que a ¨¦l le toca torear ahora las vacas flacas.
- Martes 16 de enero. Visita a Arkansas. Si quieres ser presidente de EE UU debes garantizarte la victoria en tu Estado natal, dice una vieja regla estadounidense. Clinton lo consigui¨® en 1992 y 1996. Arkansas no le fall¨® y le permiti¨® ser el primer dem¨®crata en conseguir dos mandatos presidenciales desde Franklin Roosevelt. ?sa no es la ¨²nica huella que deja en su partido, tambi¨¦n un giro hacia la moderaci¨®n desde las posiciones izquierdistas de los sesenta, setenta y ochenta. Clinton ha sido un maestro en lo que ¨¦l llama la tercera v¨ªa, la conquista del poder y su mantenimiento sin alejarse demasiado del centro vital. Su instrumento favorito ha sido la lectura de todo tipo de encuestas. All¨ª donde estaba la mayor¨ªa de sus compatriotas, all¨ª estaba Clinton. Fuera defendiendo el toque de queda nocturno para los adolescentes o el mantenimiento de la pena de muerte; fuera defendiendo la preservaci¨®n de derecho al aborto o la lucha contra el tabaquismo.
Ante la Asamblea Legislativa de Arkansas, Clinton agradecer¨¢ la fidelidad de la mayor¨ªa de los habitantes de su patria chica. Luego dar¨¢ un vistazo a los trabajos de su futura librer¨ªa presidencial, en Little Rock. All¨ª dispondr¨¢ de un apartamento, lo que hace que ya tenga tres hogares posibles a partir del s¨¢bado: Chappaqua (Nueva York) y Washington, que compartir¨¢ con Hillary, y su propio refugio en Little Rock.
Para Clinton, de 54 a?os, comienza el periodo de hacer dinero. El Gobierno, seg¨²n un c¨¢lculo oficial, le pagar¨¢ hasta el final de sus d¨ªas una pensi¨®n evaluada globalmente en 7,3 millones de d¨®lares, y tambi¨¦n le mantendr¨¢ la protecci¨®n del Servicio Secreto y dos oficinas con personal en Nueva York y Washington. Pero eso puede ser el chocolate del loro al lado de las ofertas para dar conferencias en universidades a 100.000 d¨®lares la hora, redactar sus memorias -Hillary ya ha conseguido un adelanto de ocho millones de d¨®lares por las suyas- y participar en programas de televisi¨®n y pel¨ªculas de Hollywood. En Los ?ngeles, donde gente como Steven Spielberg se pirra por Clinton, tambi¨¦n se dice que el pol¨ªtico de Arkansas ser¨ªa un maravilloso lobbysta de la industria del cine en Washington.
Pero Clinton quiere seguir en la pol¨ªtica activa. Pese a sus muchas diferencias con ¨¦l, declara que Jimmy Carter es su modelo de ex presidente, por su reconversi¨®n en hombre bueno para crisis internacionales. Y, sobre todo, hay un hecho: Gore perdi¨® en su Estado natal de Tennessee el pasado noviembre, y con ello la Casa Blanca. Aunque Gore est¨¢ reaccionando con gran elegancia a su amarga y controvertida derrota, el Partido Dem¨®crata busca un jefe y s¨®lo encuentra al indiscutible Clinton. El hijo de Arkansas tiene todos los n¨²meros en la mano para convertirse en el l¨ªder espiritual, en la sombra o como quiera llam¨¢rsele de la oposici¨®n al republicano Bush.
- Mi¨¦rcoles 17 de enero. Chateo en CBS. Un analfabeto en materia de ordenadores e Internet, como ¨¦l mismo se define, Clinton ha presidido la revoluci¨®n tecnol¨®gica que est¨¢ llevando a EE UU y el mundo desde la era industrial a la digital. Con la entusiasta militancia de Gore, su Gobierno ha favorecido la introducci¨®n de los ordenadores conectados a la red en la totalidad de las empresas norteamericanas y la mayor¨ªa de los hogares, escuelas y hospitales. Y ha creado una web gigantesca para que los ciudadanos puedan resolver, con unos pocos cliks de su rat¨®n, infinidad de asuntos relacionados con las administraciones p¨²blicas. A¨²n m¨¢s, una de sus grandes cruzadas judiciales ha sido para oponerse a que Microsoft consolidara una posici¨®n monopolista en el naciente universo.
Invitado por la cadena CBS y calz¨¢ndose sus gafas de leer, Clinton se sentar¨¢ frente a un ordenador y responder¨¢ a las preguntas on-line de sus compatriotas. Les reiterar¨¢ su apuesta por este nuevo medio de comunicaci¨®n, aun confesando que ¨¦l prefiere una buena conversaci¨®n en directo, de preferencia a primeras horas de la madrugada y, aunque no lo dir¨¢, con un cigarro en la boca.
Hace ocho a?os, Clinton lleg¨® al poder con una canci¨®n de Fleetwood Mac como himno que dec¨ªa: 'Don't Stop Thinking About Tomorrow'; o sea, una invitaci¨®n a pensar siempre en el futuro. Cuatro a?os despu¨¦s consigui¨® la reelecci¨®n con el lema de la construcci¨®n de un puente hacia el siglo XXI. El primer hijo de la rebeli¨®n de los sesenta sentado en el Despacho Oval ha revitalizado el optimismo norteamericano, la idea de que lo mejor est¨¢ siempre por llegar y es alcanzable si se escuchan todas las nuevas propuestas y se trabaja duramente. Con el chateo del mi¨¦rcoles en CBS, Clinton ir¨¢ terminando la larga conversaci¨®n que ha sostenido con el pueblo norteamericano. Gran actor y gran comunicador, Clinton deja para la posteridad la c¨¦lebre frase que empleaba ante compatriotas en apuros: 'Siente tu dolor'.
- Jueves 18 de enero. Llamadas a l¨ªderes internacionales. Cuando fue menester, Clinton los moviliz¨® telef¨®nicamente para castigar a Sadam Husein o invadir Kosovo. Incluso en sus momentos de mayor debilidad interna, a Clinton no le falt¨® el respeto y el apoyo de sus pares. Ahora se despide de ellos. Nelson Mandela, que tanto le confort¨® durante el caso Lewinsky, ya no est¨¢ en el poder, pero s¨ª Tony Blair, con el que convirti¨® en amistad personal el parentesco pol¨ªtico entre Washington y Londres, y Jacques Chirac, cuya simpat¨ªa personal por EE UU siempre compens¨® la rebeld¨ªa francesa ante la arrogancia norteamericana. En su ¨²ltima ronda de llamadas internacionales, Clinton a?orar¨¢ este jueves al asesinado Isaac Rabin, que fue su amigo y con el que estuvo a punto de conseguir la paz en Oriente Pr¨®ximo. E instar¨¢ a Ehud Barak y Yasir Arafat a seguir trabajando con Bush en aras de ese objetivo.
Pero, qui¨¦n sabe. Igual el jueves hay buenas noticias en Jerusal¨¦n y Gaza y Clinton todav¨ªa puede ponerse una medalla. Si no es as¨ª, la historia tambi¨¦n retendr¨¢ que Arafat ha sido el dirigente extranjero que ha efectuado m¨¢s visitas a la Casa Blanca de Clinton. Y el mero hecho de la conversi¨®n del l¨ªder palestino en un socio de EE UU ser¨¢ otro activo en el historial de Clinton.
Como tantos pol¨ªticos, Clinton lleg¨® a la Casa Blanca denostando a su predecesor, el primer Bush, por ocuparse mucho de asuntos internacionales y poco de los dom¨¦sticos, y termina habi¨¦ndole tomado gusto a lo de arreglar el mundo. Su pol¨ªtica extranjera s¨®lo ha tenido una constante: la promoci¨®n del libre comercio; el resto lo ha ido construyendo a salto de mata, en funci¨®n del humor de su opini¨®n p¨²blica. Podr¨ªa haber hecho m¨¢s aqu¨ª o all¨¢, o haberlo hecho antes, como en Bosnia, pero el planeta que deja no es peor que a comienzos de los noventa.
- Viernes 19 de enero. Adi¨®s a la Casa Blanca. 'Creo que lo echaremos en falta; ya lo echamos en falta', dice Herber Parmet, profesor de la Universidad de Nueva York y bi¨®grafo de Dwight Eisenhower y el primer presidente Bush. Este viernes, mientras ¨¦l empaqueta sus cosas en la Casa Blanca y se despide de su equipo, comenzar¨¢ una irresistible oleada de nostalgia de Clinton. Pocos como ¨¦l capaces de generar tanto odio por su oportunismo y desverg¨¹enza, y tanta admiraci¨®n por su habilidad y su inteligencia. Pocos tan simp¨¢ticos y tan golfos. Pocos que hayan sorteado tantos obst¨¢culos y terminen no s¨®lo de pie, sino firmemente asentados y aplaudidos a rabiar. Y ninguno que sea de los nuestros, de los que descubrieron al llegar a la edad de la raz¨®n que el mundo de los padres y abuelos era manifiestamente mejorable.
- S¨¢bado 20 de enero. Cesi¨®n del poder a Bush. Lleg¨® el d¨ªa del s¨ªndrome de abstinencia. ?Qu¨¦ hacer tras asistir al juramento de Bush en las escalinatas del Capitolio y cederle simb¨®licamente las llaves de la Casa Blanca? Su equipo le ha ense?ado un divertido v¨ªdeo con pistas sobre 'c¨®mo comportarse en el mundo real'. ?Pero qu¨¦ es el mundo real tras ocho a?os vistiendo el ropaje de emperador?
Un helic¨®ptero de los marines estar¨¢ esperando a Clinton al lado de Capitolio, listo para despegar una vez tomado el juramento a Bush. ?D¨®nde ir, d¨®nde pasar la primera noche en la condici¨®n vitalicia de ex presidente? Clinton, seg¨²n su portavoz, probablemente empezar¨¢ por Chappaqua, su hogar neoyorquino. Bien entrada la madrugada, seguir¨¢ de palique. Pensando, sin duda, en el futuro.
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