Sanidad y urgencia
En una ¨¦poca en la que la sanidad p¨²blica se ve acosada por insuficientes partidas presupuestarias, acusaciones de falta de vocaci¨®n de servicio p¨²blico por parte de los profesionales y desbordamiento general de los servicios asistenciales que alienta la demagogia sobre las listas de espera, quiero romper una lanza en favor de los servicios que presta el hospital Doce de Octubre de Madrid y en particular por la profesionalidad que brinda el personal de este centro hospitalario. En tres ocasiones he demandado asistencia especial en el mencionado centro.
La primera vez, en el momento de dar a luz a mi hijo, momento significativamente especial para cualquier mujer. En contraposici¨®n a mi comportarmiento, que roz¨® la histeria, presa de los miedos y nervios, recib¨ª un trato exquisito tanto en lo humano como en lo profesional por parte de celadores, enfermeras y m¨¦dicos.
Las otras dos ocasiones fueron motivadas, por un lado, por una grave operaci¨®n de cadera a mi marido, tanto m¨¢s agravada por la aparici¨®n en el ¨²ltimo momento de una interminable lista de espera que le postergaba al paro indefinido, y, por otro lado, la solicitud de un informe oftalmol¨®gico que permitiera afiliar a mi madre en la Organizaci¨®n Nacional de Ciegos de Espa?a ante su paulatina p¨¦rdida de visi¨®n. Lo m¨¢s grave de ambas dolencias era el muro burocr¨¢fico que las separaban de su posible soluci¨®n.
Por ello, apel¨¦ razonadamente al Servicio de Atenci¨®n al Paciente, que, lejos de lo que yo pudiera pensar (atraparme en un laberinto de ventanillas o frases lapidarias como 'vuelva usted ma?ana'), dio curso amable, diligente y eficaz a mi solicitud, de tal manera que ambos problemas quedaron resueltos en un plazo razonable.
En esta Espa?a ca?¨ª, donde abundan los t¨®picos sobre el funcionariado y en especial sobre la sanidad p¨²blica, entono en esta ocasi¨®n un ?ol¨¦! por el Doce de Octubre. -
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