'Vendo un 'van gogh' por 70 millones'
Una jubilada residente en Fuengirola ofrece un cuadro falso en un peri¨®dico de anuncios
'Vendo un van gogh por 70 millones'. Esta oferta, junto a un tel¨¦fono de Fuengirola fue publicado anteayer en la edici¨®n del peri¨®dico El Anunciador, un popular semanario de anuncios por palabras editado en M¨¢laga, en la secci¨®n de Bellas Artes. Ante tama?a oferta, los dos caballetes, el cuadro de Ram¨®n Reina de 1963, las l¨¢minas enmarcadas de Picasso o el ¨®leo de Nueva York a 25.000 pesetas languidec¨ªan irremediablemente.
'S¨ª es aqu¨ª. Pero he quedado ma?ana con un experto y est¨¢ interesado... Es que me est¨¢n llamando mucho. Tendr¨ªa que ser por la ma?ana, despu¨¦s del cafelito. Tome mi direcci¨®n', responde una mujer con voz de persona mayor.
Media hora antes de la cita, Ana Mart¨ªn Graciano, divorciada, jubilada, nacida en un pueblo sevillano hace una cantidad no confesada de a?os, abre la puerta. La casa es modesta. Ana Mart¨ªn revela que apenas puede ver desde hace cuatro a?os porque sufre de glaucoma ocular y no ve la hora de operarse en Granada. 'Yo era muy presumida. Y me encanta viajar. Desde mi chalet, yo ve¨ªa hasta el pe?¨®n de Gibraltar. Ahora no tengo a nadie con quien viajar', comenta.
La casa est¨¢ llena de grandes carteles con recordatorios. En su modesto saloncito, donde hay una lupa en la mesa, se?ala: '?se es el van gogh'. La obra es una reproducci¨®n litogr¨¢fica sobre lienzo, enmarcada, de un cuadro de Renoir con una escena campestre.
Reconoce que no es aut¨¦ntico, pero contesta, como lo m¨¢s natural del mundo: 'Es que si fuera verdadero valdr¨ªa mucho m¨¢s... Pero a m¨ª, cuando ve¨ªa bien, me gustaba mucho, me parece muy bonito. Me da igual que me digan que no vale nada, porque s¨¦ que ese cuadro tiene un origen. Si no lo vendo, se lo regalo a mi hijo, que sabe de pintura. Porque el cuadro no me come pan ah¨ª colgado'.
Cuenta que consigui¨® el cuadro, cuando a¨²n viv¨ªa en Alemania con su marido y sus dos hijos. 'Fue parte de la herencia de un se?or alem¨¢n que vend¨ªa sus cosas y todas eran muy bonitas como esos vasos met¨¢licos con las cuatro estaciones', comenta.
A?ade que lo compr¨® por diez marcos, 'que entonces estaba a 15 ¨® 16 pesetas', y que, si estaba enmarcado, deb¨ªa ser 'muy bueno'. 'Ser¨ªa falso, pero bueno', insiste.
Sigue ense?ando m¨¢s cuadros que tiene. Salvo dos acuarelas, todos reproducciones. Saca dos bolsos de piel. Aut¨¦nticos.
Descubre que ella pone anuncios constantemente en El Anunciador. 'Una veces comprando, pocas, otras vendiendo. Otras buscando un amigo. Me gusta viajar soy muy valiente como no veo bien necesito un acompa?ante, lo mismo no vendo el cuadro, pero encuentro un se?or que me lleve arriba y abajo. No tengo con quien hablar...', explica.
Habla de su hija, ataviada en una foto como una modelo del pintor cordob¨¦s Julio Romero de Torres. Dice que vive cerca, pero no quiere hablar del tema. Aprieta con fuerza la mano al despedirse. Ana vende un van gogh inexistente por 70 millones. Pero es su soledad la que no tiene precio.
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