Un hombre de la casa
Contra todo pron¨®stico, fue nombrado hace ya m¨¢s de un a?o director general de Alcatel Espa?a para asumir ahora la presidencia. Una designaci¨®n contracorriente por tratarse de un empleado que ha desarrollado toda su carrera profesional -35 a?os- en una compa?¨ªa a la que se incorpor¨® en 1965. Entonces se llamaba Standard El¨¦ctrica y pertenec¨ªa a la norteamericana ITT, una plataforma privilegiada para seguir la renovaci¨®n tecnol¨®gica, industrial y social de Espa?a durante los ¨²ltimos tiempos. Como ingeniero de telecomunicaciones, vivi¨® uno de los mejores momentos de su vida al asumir la direcci¨®n del centro de investigaci¨®n que ten¨ªa junto a la carretera de Barajas.
Dedicarse a la I+D era la m¨¢xima aspiraci¨®n de todo ingeniero de la ¨¦poca; 'los aspectos comerciales estaban mal vistos', por lo que diez a?os despu¨¦s sinti¨® todav¨ªa la 'p¨¦rdida de pureza' que supuso dedicarse a otras tareas, como la direcci¨®n del mercado de Telef¨®nica, y posteriormente, la que ha sido clave para la superviviencia de esta empresa en Espa?a: los sistemas de conmutaci¨®n. En su gesti¨®n espera desarrollar al m¨¢ximo 'los activos humanos', mantener el talento, la ilusi¨®n de los trabajadores... No hay que olvidar que Alcatel ha sido la compa?¨ªa de la reestructuraci¨®n por excelencia. Hoy reconoce Villar que sigue con algunos problemas, pero que no tienen nada que ver con los tiempos pasados. No en vano ¨¦ste va a ser el primer a?o en el que no tienen planteado ning¨²n expediente de regulaci¨®n de empleo. Eso s¨ª, en los ¨²ltimos lustros han pasado de 23.000 a 4.500 empleados -el 70%, titulados superiores-.
La f¨¢brica de Villaverde fue durante a?os abanderada de las reivindicaciones sindicales y pol¨ªticas en los tiempos de la transici¨®n. Quiz¨¢s estas dificultades le permiten llevar mejor su condici¨®n de sufridor del Atl¨¦tico de Madrid, arrastrado por su hijo, aunque sin perder su admiraci¨®n desde ni?o por el Athletic de Bilbao.
A su madre le debe su aficci¨®n a la m¨²sica cl¨¢sica, que comparte con el jazz, aunque tambi¨¦n se ech¨® algunas carreras delante de los grises que esperaban a los rockeros que asist¨ªan a las matinales del Price a finales de los sesenta.
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