Cuesti¨®n de fe
Con gran pompa el vicepresidente econ¨®mico present¨® el viernes pasado el mismo Plan de Estabilidad que lleva poniendo en el escaparate durante los ¨²ltimos cuatro a?os: crecimiento econ¨®mico por encima del europeo, virtudes econ¨®micas de una exacerbada autoalabanza y un rancio provindencialismo -'el crecimiento de la econom¨ªa a partir del 2004 depender¨¢ de quien gobierne'- que si en 1998 resultaba gracioso, tres a?os despu¨¦s resulta un poco pesado. A todo esto se le a?ade alguna chispa de humor grueso, como por ejemplo esa afirmaci¨®n de que el Gobierno espa?ol ha hecho ya todas las reformas estructurales y, por tanto, el crecimiento econ¨®mico se mantendr¨¢ inc¨®lume en el horizonte reconocible por las presentes generaciones, y ya est¨¢ condimentada la en¨¦sima revisi¨®n del Plan de Estabilidad como un texto sagrado m¨¢s junto al plan de d¨¦ficit cero y la rebaja de impuestos.
El Gobierno ha decidido emplear el super¨¢vit en bajar los impuestos y la deuda sin que medie debate parlamentario
El an¨¢lisis de las cifras m¨¢s relevantes del Plan produce una cierta melancol¨ªa. La tasa de crecimiento prevista (3,2% como media en el periodo 2002-2004) parece puesta a voleo, porque si la tendencia del crecimiento es alcista -cosa improbable hoy-, resultar¨¢ que la media es muy baja; y si es a la baja, el 3,2% de media resulta muy optimista. El empleo sigue la misma l¨ªnea de profec¨ªa aleatoria; supone, a grandes rasgos, que durante el trienio 2002-2004 el paro se va a reducir a una velocidad superior a la del periodo 1999-2001 a pesar de la tendencia de crecimiento es descendente.
Superados estos ejercicios de funambulismo macroecon¨®mico de estar por casa, aparecen las cuestiones relevantes de la estrategia econ¨®mica de cualquier Gobierno: inflaci¨®n y presupuestos. El Plan supone que la inflaci¨®n se sit¨²e en el 2% como media en t¨¦rminos de deflactor del consumo privado. La hip¨®tesis resulta tan aleatoria como todo lo dem¨¢s. Si la inflaci¨®n espa?ola hoy es del 4% y es superior en m¨¢s de un punto a la del ¨¢rea euro, el vicepresidente deber¨ªa explicar qu¨¦ procedimientos utilizar¨¢ para reducir ese punto de diferencia, porque todo el mundo supone con raz¨®n que cuando baje el petr¨®leo el IPC tambi¨¦n bajar¨¢ en t¨¦rminos absolutos. Si no media tal explicaci¨®n, las cifras son cuesti¨®n de fe, y son tan buenas las publicadas como las contrarias. Lo mismo cabe decir del super¨¢vit presupuestario previsto del 0,2% del PIB y del 0,3% en los ejercicios 2003 y 2004. ?Cu¨¢l ser¨¢ la pol¨ªtica fiscal del Gobierno? ?Y la de gastos? Como no media explicaci¨®n alguna, lo mejor que puede decirse del plan de estabilidad (r) es que no significa nada.
El Gobierno del PP tiene la facultad m¨¢gica de trivializar todas las pol¨ªticas del Estado. La pol¨ªtica presupuestaria es un ejercicio insulso de aritm¨¦tica, la de inflaci¨®n consiste en sentarse y esperar a que baje el petr¨®leo y las de empleo son inexistentes. El Gobierno puede decir que la rebaja de impuestos favorecer¨¢ el ahorro, la inversi¨®n y el aumento de la oferta de trabajo sin que nadie le recuerde que la rebaja del IRPF (que no de los impuestos) aplicada hasta ahora no ha elevado el ahorro, sino todo lo contrario.
El desenlace es igual que la exposici¨®n y el nudo: arbitrario. Seg¨²n Rato, el super¨¢vit se aplicar¨¢ a reducir los impuestos, a crear el fondo de reserva de la Seguridad Social y a reducir la deuda. ?Qu¨¦ debate p¨²blico o discusi¨®n parlamentaria avala esa decisi¨®n? ?O es que el vicepresidente da por hecho que a los ciudadanos nada les importa el destino de sus impuestos?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.