La justicia ordinaria se declara incompetente en el 'caso Djalminha'
Una vez m¨¢s, los abogados del Deportivo han fracasado en su intento de judicializar un conflicto con los organismos futbol¨ªsticos. El auto emitido por la juez Mar¨ªa Antonia Rey da carpetazo -al menos provisionalmente, porque a¨²n cabe el recurso por la v¨ªa contencioso-administrativa- a un episodio con todos los aires de un sainete.
Djalminha, asesorado por los servicios jur¨ªdicos del propio club, denunci¨® al Deportivo y a la Federaci¨®n Espa?ola alegando que la sanci¨®n disciplinaria que se le impuso le imped¨ªa desempe?ar su trabajo y, por lo tanto, no iba a poder cobrar mientras estuviese castigado. Curiosamente, el presidente del Deportivo, Augusto C¨¦sar Lendoiro, ha sostenido en los ¨²ltimos d¨ªas que ni su jugador ni sus abogados le informaron de la presentaci¨®n de esta iniciativa judicial.
El Comit¨¦ de Competici¨®n sancion¨® a Djalminha con un partido por un altercado que mantuvo con su compa?ero V¨ªctor, camino de los vestuarios, al t¨¦rmino del encuentro del pasado d¨ªa 13, en Riazor, con el Valencia.
El Deportivo aleg¨® que el incidente, al producirse fuera del campo, era una cuesti¨®n interna del club que no concern¨ªa al r¨¦gimen disciplinario de la competici¨®n, argumentos que fueron rechazados por el Comit¨¦ Espa?ol de Disciplina Deportiva.
A partir de entonces -y de ser cierta la novelesca versi¨®n del Deportivo-, Djalminha, por su cuenta y riesgo, habr¨ªa recurrido al bufete de los abogados coru?eses Rodr¨ªguez Conchado, casualmente el mismo que lleva desde hace a?os los servicios jur¨ªdicos del club. Personas de tama?a confianza, que no habr¨ªan informado a Lendoiro de nada, denunciaron el d¨ªa 19 a la propia entidad gallega y a la Federaci¨®n ante el Juzgado de lo Social para pedir que se levantase el castigo al brasile?o.
Una vez que se descubri¨® lo que se tra¨ªan entre mano el futbolista y sus letrados, el Athletic amenaz¨® con pedir el aplazamiento de su partido de hoy contra el Deportivo en San Mam¨¦s si no se retiraba la demanda y la Federaci¨®n record¨® que la FIFA proh¨ªbe a sus asociados dirimir ante la justicia ordinaria cuestiones de ¨ªndole deportiva.
El club gallego anunci¨® entonces que hab¨ªa ordenado al jugador que desistiese de su empe?o. Pero Djalminha decidi¨® continuar con el pulso, tal vez atacado de un irrefrenable deseo de justicia que disimulaba muy bien ante los periodistas, a los que respond¨ªa encogi¨¦ndose de hombros cada vez que le preguntaban por el asunto.
El pasado jueves, el entrenador, Javier Irureta, ya anunci¨® que no convocar¨ªa a Djalminha para Bilbao pasara lo que pasara en el juzgado. Y en el juzgado pas¨® ayer lo que se ven¨ªa anunciando desde hace d¨ªas: la magistrada se declar¨® incompetente.
La denuncia de Djalminha es un jal¨®n m¨¢s en la estridente carrera del equipo de asesores jur¨ªdicos del Deportivo, encabezado por Germ¨¢n Rodr¨ªguez Conchado, un ¨ªntimo amigo de Lendoiro que cultiva desde antiguo -sin des¨¢nimo por unos resultados manifiestamente mejorables- el bello arte de la argucia jur¨ªdica.
Enredos de toda clase
Bajo la asesor¨ªa de Rodr¨ªguez Conchado, el club gallego se ha metido en enredos leguleyos de toda clase: desde el intento de anular la Liga 1993-1994 -la perdi¨® en el ¨²ltimo minuto por un penalti fallado por Djukic contra el Valencia- con el pretexto de que la Federaci¨®n hab¨ªa obligado a disputar la jornada final en s¨¢bado hasta el recurso a la justicia ordinaria, en 1997, contra la clausura de Riazor, que tuvo que ser retirado ante la amenaza de sanciones por parte de la FIFA.
Pese a la escasa comprensi¨®n de los jueces hacia las ingeniosas argumentaciones de Rodr¨ªguez Conchado y a los disgustos causados al Deportivo por su atrabiliario car¨¢cter -ha amenazado en p¨²blico a pe?istas y a periodistas d¨ªscolos-, Lendoiro nunca ha perdido la confianza en ¨¦l.
En el caso Djalminha, los argumentos de Rodr¨ªguez Conchado han vuelto a estar a la altura de su fama. Alegaron que al jugador no s¨®lo se le estaba impidiendo desempe?ar su actividad laboral, sino que daban por hecho que no cobrar¨ªa mientras durase la sanci¨®n, ya que 'es un principio general que nadie puede cobrar sin prestar su trabajo'.
De nuevo la versi¨®n oficial supera a la m¨¢s insidiosa de las interpretaciones, ya que, de ser cierto lo que dicen los abogados, habr¨ªa que concluir que el Deportivo tampoco paga a los suplentes.
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