Ataques contra Bush por el poder que ha concedido a las iglesias
El plan de Bush, presentado el lunes, es 'el mayor ataque a la separaci¨®n entre Iglesia y Estado en la historia contempor¨¢nea de EE UU', declar¨® el reverendo Barry Lynn, director de American United, una organizaci¨®n que defiende esa separaci¨®n. Bush, seg¨²n Lynn y muchas otras voces, pretende crear 'una nueva burocracia que aglutine al Gobierno y las organizaciones religiosas, lo que constituye una violaci¨®n de la letra y el esp¨ªritu de la Constituci¨®n de Estados Unidos'.
Bush quiere distribuir parte de los fondos de cinco departamentos ministeriales de Washington a trav¨¦s de organizaciones religiosas que, seg¨²n afirma, ofrecen una multitud de servicios sociales no prestados por organismos p¨²blicos o grupos seculares. Para ello cre¨® el lunes un nuevo departamento de la Casa Blanca consagrado a esa tarea, dirigido por John Ilulio, profesor de la Universidad de Pennsylvania. Hoy vender¨¢ la idea en un Desayuno Nacional de Oraci¨®n.
Discriminaci¨®n por fe
Pero, como se?al¨® ayer la Uni¨®n de Libertades Civiles Americanas (ACLU), 'la gente no tiene por qu¨¦ ir a la iglesia para recibir ayuda del Gobierno'. Adem¨¢s de amenazar la separaci¨®n entre Gobierno y religi¨®n, el plan de Bush 'establece una discriminaci¨®n basada en la fe', advirti¨® Laura Murphy, directora de ACLU. 'Las iglesias, sinagogas y mezquitas repartir¨¢n los fondos federales que reciban entre sus parroquianos necesitados, sobre la base de criterios confesionales', se?al¨®. En ese sentido se pronunci¨® la Conferencia de Liderazgo de Derechos Civiles.
El rechazo se produce entre laicos y tambi¨¦n figuras religiosas. Igual que el reverendo Lynn, director de American United, el rabino David Saperstein, l¨ªder de Centro de Acci¨®n Religiosa para la Reforma del Juda¨ªsmo, cree que la idea de Bush es 'muy imprudente'. 'Significa', dice el rabino, 'un apoyo gubernamental de la religi¨®n sin precedentes'.
Bush defiende su plan, inscrito en el coraz¨®n de su 'conservadurismo con compasi¨®n', con esta f¨®rmula: 'Estoy convencido de su constitucionalidad, porque no financia iglesias, sinagogas o mezquitas, sino programas concretos y positivos de ayuda a la gente necesitada'. Pero no lo vieron ayer as¨ª los editoriales de The New York Times y The Washington Post. El diario neoyorquino calific¨® la iniciativa de 'una erosi¨®n potencialmente peligrosa de la frontera entre Iglesia y Estado, blindada constitucionalmente'. El de la capital advirti¨® que 'muchas organizaciones caritativas hacen del evangelismo el centro de su trabajo social; es precisamente inculcando sentimientos religiosos como apartan a la gente de las drogas u otros problemas'.
La iniciativa de Bush extiende a escala de EE UU una pr¨¢ctica que impuls¨® como gobernador de Tejas. En su opini¨®n, las organizaciones religiosas son m¨¢s efectivas que las gubernamentales a la hora de lidiar directamente con problemas como el alcoholismo, las drogas, la maternidad prematura o la violencia juvenil. Seg¨²n su argumentaci¨®n, el Gobierno de EE UU, al igual que los Estados y los municipios, debe canalizar por razones de eficacia parte de su ayuda social a trav¨¦s de esas organizaciones.
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