Un fugitivo con amigos y negocios en Espa?a
En las ¨²ltimas horas de su mandato, el presidente perdon¨® al hombre acusado de la mayor evasi¨®n fiscal del pa¨ªs
La actividad de Marc Rich en Espa?a se remonta a los primeros a?os de la d¨¦cada de los sesenta (1964), cuando se traslad¨® a Madrid como ejecutivo de la compa?¨ªa norteamericana Philips Brothers. De origen jud¨ªo, Marc Rich fue uno de los ni?os jud¨ªos que lograron escapar de la persecuci¨®n nazi en B¨¦lgica a ra¨ªz de la Segunda Guerra Mundial. Uno de los primeros destinos de su familia fue Espa?a, donde pas¨® parte de su ni?ez, para trasladarse posteriormente a Bolivia, desde donde salt¨® a Estados Unidos. Sus conocimientos del castellano y los recuerdos que conservaba de Espa?a fueron una de las razones que le impulsaron a aceptar el puesto de ejecutivo de la compa?¨ªa norteamericana en Madrid.
Hasta el pasado 20 de enero Rich era una de las asignaturas pendientes del FBI
Cuando ten¨ªa a la vista la posibilidad de convertirse en uno de los principales ejecutivos de la empresa, en 1974, junto con otros dos socios, opt¨® por iniciar una aventura empresarial en solitario, incialmente en el campo de las materias primas y posteriormente ampliada a otras actividades, desde la industria al ocio, con una facturaci¨®n global en los a?os noventa superior a los tres billones de pesetas. En 1981 adquiri¨® la nacionalidad espa?ola.
Marc Rich Company, con sede en la localidad suiza de Zug, se extendi¨® r¨¢pidamente por todo el mundo con medio centenar de oficinas abiertas en los cinco continentes.Una de las reglas de oro de la compa?¨ªa fue la de realizar operaciones comerciales por encima de cuestiones pol¨ªticas o razones religiosas. Esta filosof¨ªa, que le supuso problemas en algunos momentos por romper embargos a determinados pa¨ªses, llev¨® a la firma a convertirse en uno de los principales operadores del mundo en sectores como el petr¨®leo, metales, minerales y cereales.
En Espa?a, el grupo lleg¨® a facturar en los a?os noventa m¨¢s de 200.000 millones de pesetas. Marc Rich se convirti¨® en uno de los principales operadores en el mercado de cereales a trav¨¦s de la sociedad Gemifex, adquirida al Banco Occidental en 1980.
A finales de los a?os ochenta, Rich inicia una fuerte pol¨ªtica de inversiones en Espa?a a trav¨¦s de Ron Investment, donde trabajan ex altos cargos de la Administraci¨®n espa?ola. Como presidente est¨¢ Max Mazin y tambi¨¦n trabaj¨® inicialmente Petra Mateos. En colaboraci¨®n con varios socios espa?oles, llev¨® a cabo una pol¨ªtica de inversiones en el sector hotelero a trav¨¦s del Grupo Tryp y toma parte en el matadero Explasa, junto con Ram¨®n Fiter, cuando la empresa estaba en suspensi¨®n de pagos. Junto con Caja Madrid, puso en marcha la sociedad Aguavitae, dedicada a la prestaci¨®n de servicios a la tercera edad. Hizo varios intentos para hacerse con empresas como Inespal o Catalana de Gas sin resultados positivos.
La empresa Marc Rich pas¨® en los a?os noventa a ser propiedad, al menos sobre el papel, de sus ejecutivos, cambiando su nombre por el de Glencor Espa?a.
Hasta el pasado 20 de enero, Marc Rich era una de las asignaturas pendientes del FBI. Uno de los hombres m¨¢s ricos del planeta, est¨¢ acusado, entre otros delitos, de la mayor evasi¨®n fiscal de la historia de Estados Unidos (48 millones de d¨®lares, cerca de 8.400 millones de pesetas) y de comerciar con Ir¨¢n en plena crisis de los rehenes. En total, 51 acusaciones que le hubieran valido unos 300 a?os a la sombra. Pero unas horas antes de dejar la Casa Blanca, Bill Clinton decidi¨® incluirle en los 140 agraciados por el perd¨®n presidencial.
El esc¨¢ndalo ha sido may¨²sculo, empa?ando los ¨²ltimos d¨ªas del mandato Clinton, no s¨®lo por la naturaleza del personaje, sino sobre todo por los trapicheos que llevaron a su indulto: su ex mujer, Denise Rich, rica heredera que adem¨¢s escribe canciones para las divas del soul, organiz¨® suntuosos eventos recaudatorios en su tr¨ªplex de la Quinta Avenida para la campa?a senatorial de Hillary Clinton, y Jack Quinn, el abogado del multimillonario, fue uno de los m¨¢s pr¨®ximos consejeros del presidente dem¨®crata hasta hace tres a?os.Rich ha contado con impresionantes apoyos. Los que han abogado por su causa, como consta en las 52 cartas que recibi¨® la Casa Blanca, incluyen al primer ministro israel¨ª, Ehud Barak; uno de los jefes del Mosad, Shabtai Shavit; el director de orquesta Zubin Metha, e incluso la hermana de la Reina Sof¨ªa, la princesa Irene de Grecia, que menciona en su correo una donaci¨®n de 20.000 d¨®lares en ayuda humanitaria a Yugoslavia.
Todo el proceso se llev¨® a cabo en un abrir y cerrar de ojos. En diciembre, Denise Rich escribi¨® una carta al presidente pidiendo formalmente el perd¨®n para su ex marido, insistiendo en su vocaci¨®n filantr¨®pica. Rich ha donado unos 100 millones de d¨®lares a varias organizaciones caritativas, esencialmente en Israel, y tiene una fundaci¨®n que lleva su nombre en este pa¨ªs. El asunto se resolvi¨® en una conversaci¨®n telef¨®nica de 20 minutos entre Quinn y Clinton, el pasado 19 de enero, un d¨ªa antes de la investidura de George Bush.
El que peor se tom¨® la noticia fue el alcalde de Nueva York y ex fiscal, Rudolph Giuliani, que llev¨® el caso contra Rich y le oblig¨® a fugarse del pa¨ªs hace 20 a?os. La fiscal¨ªa de la ciudad no se enter¨® de nada.
El indulto, pese a las protestas dem¨®cratas y republicanas, no corre peligro de ser revisado. El nuevo presidente Bush no ha querido interferir en el privilegio presidencial de su predecesor. Tambi¨¦n es cierto que los conservadores no est¨¢n del todo libres de pecado. El nuevo jefe de gabinete del vicepresidente, Dick Cheney, fue uno de los abogados que Rich contrat¨® para defender su causa.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.