El 'barrendero' del matorral
La extinci¨®n sigue planeando sobre las pobalciones onubenses de buitre negro
Cuando en 1973 se public¨® el primer censo nacional de buitres negros s¨®lo se contabilizaron 206 parejas, distribuidas en 15 colonias. 13 a?os despu¨¦s la cifra hab¨ªa aumentado hasta 365 parejas, en 17 colonias, y el tercer censo, fechado en 1989, mostraba ya signos esperanzadores: 774 parejas en 27 colonias. Hoy se calcula que habitan en Espa?a unas mil parejas de esta rapaz, lo que a¨²n no es suficiente para retirarle la condici¨®n de especie amenazada.
La colonia de Sierra Pelada (Huelva), con ser la m¨¢s importante de Andaluc¨ªa (existen otras de menor tama?o en Ja¨¦n, C¨®rdoba Sevilla) y estar situada en el interior de un paraje protegido, ha visto c¨®mo empeoraba su situaci¨®n mientras en el resto del pa¨ªs ocurr¨ªa lo contrario. Si en 1993 llegaron a contabilizarse unas 80 parejas en esta comarca, los datos del pasado a?o sit¨²an la poblaci¨®n en torno a las 65 parejas que, adem¨¢s, presentan serios altibajos en el ¨¦xito reproductor.
Los trabajos forestales, que se han llevado a cabo sin especiales precauciones para evitar molestias a los buitres en el delicado periodo de cr¨ªa, se convirtieron en el principal obst¨¢culo para la recuperaci¨®n de la colonia. Cuando en 1998 la Consejer¨ªa de Medio Ambiente decidi¨® ordenar esta actividad, prohibiendo cualquier actuaci¨®n que pudiera afectar a la especie, aparecieron otras amenazas, como los cebos envenenados. S¨®lo en 1999, destaca un informe de la Fundaci¨®n Bios, se localizaron en esta sierra los cad¨¢veres de siete buitres negros envenenados.
Ejemplares muertos
La presencia de elementos t¨®xicos en la cadena alimenticia podr¨ªa ser tambi¨¦n la causa del elevado fracaso reproductor de la especie. En los ejemplares muertos se han encontrado, entre otras sustancias prohibidas, restos de estricnina, carbofurano, DDT e insecticidas organofosforados.
Como soluci¨®n a este problema, que sufren otros espacios naturales, los responsables de la Fundaci¨®n Bios, dedicada a la conservaci¨®n de esta especie, han solicitado un aumento de la vigilancia en Sierra Pelada, ya que en la actualidad m¨¢s de 50.000 hect¨¢reas de terreno son atendidas por un solo agente de la consejer¨ªa. Al mismo tiempo, sugieren, deber¨ªa aumentarse el aporte artificial de carro?a en la zona de cr¨ªa para que estas aves no tengan que desplazarse en busca de comida.
En la Sierra Norte de Sevilla, donde el buitre negro comenz¨® a criar hace una d¨¦cada, el efecto de los venenos ha sido devastador, hasta el punto de colocar a la especie al borde de la desaparici¨®n. Los especialistas temen que el mismo fen¨®meno se manifieste en las serran¨ªas onubenses.
As¨ª, y mientras se trata de remediar el problema en Sierra Pelada, la Fundaci¨®n Bios ha puesto en marcha un plan para la recuperaci¨®n de esta rapaz carro?era en la vecina Sierra de la Contienda. El apoyo econ¨®mico de la fundaci¨®n suiza Mava, y los convenios de colaboraci¨®n suscritos con la Consejer¨ªa de Medio Ambiente y el Ayuntamiento de Aroche (Huelva), permitir¨¢n el establecimiento de diez plataformas artificiales de cr¨ªa y el aporte regular de carro?a.
La Fundaci¨®n Bios vigilar¨¢ el desarrollo de este plan los pr¨®ximos cinco a?os, poniendo especial cuidado en la localizaci¨®n y denuncia de cebos envenenados. Dentro del grupo de las rapaces carro?eras, el buitre negro es el gran especialista en prospecciones de matorral, actuando como un barrendero que elimina parte de los residuos org¨¢nicos. En este ecosistema mediterr¨¢neo no solo encuentra alimentos muertos, tambi¨¦n caza presas f¨¢ciles como conejos y peque?os animales enfermos o moribundos, reptiles o insectos que su penetrante vista percibe entre las manchas de vegetaci¨®n. Evolutivamente, es un ave situada entre los buitres propiamente dichos y las grandes ¨¢guilas, llegando a pesar hasta 14 kilos, con una envergadura cercana a los tres metros.
Necesitado de lugares solitarios y tranquilos en los que nidificar, su poblaci¨®n est¨¢ en alarmante descenso en todo el mundo, siendo Espa?a uno de sus principales refugios europeos. A finales de siglo estaba presente en gran parte de los sistemas monta?osos peninsulares, document¨¢ndose capturas en Granada, Murcia, C¨¢diz o M¨¢laga, provincias de las que termin¨® desapareciendo.
Comentarios y sugerencias a prop¨®sito de Cr¨®nica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es
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