Verg¨¹enza
Se podr¨ªa intentar hablar fr¨ªamente de los sucesos de febrero en El Ejido. Se podr¨ªa dejar escrito 'sucesos de El Ejido' y pasar a otra cosa. Y, sin embargo, no es posible. Hace un a?o de aquellos tres d¨ªas de la ira. Cuando se recuerda lo ocurrido, los habitantes de El Ejido suelen enfadarse y considerar que somos injustos al calificar aquellos sucesos de racistas y, sin embargo, no tienen otro nombre. Racismo fue la violenta caza del inmigrante y racismo es que un inmigrante no pueda entrar en los bares del pueblo y que, en caso de que se le deje entrar, se le cobre m¨¢s caro un caf¨¦ o una cerveza. Eso pasa en El Ejido, aunque quienes lo denuncian son acusados de mentirosos y no suelen tener f¨¢cil la vida cotidiana entre los airados vecinos que encuentran argumentos para justificar lo que pasa en aquel lugar. Desde luego no son todos los habitantes de El Ejido, muchos viven tambi¨¦n avergonzados, aunque no se atrevan a decirlo en voz alta, y lamentan que hijos o nietos de quienes se vieron obligados a emigrar en momentos m¨¢s tristes y desolados de la zona, traicionen su origen y, desclasados por el dinero, rechacen a quienes como sus abuelos, o sus padres, buscan aqu¨ª lo que aqu¨¦llos buscaron en una Europa que tampoco les fue f¨¢cil. Si miramos atr¨¢s, muy poco, vemos a un hombre humillado, triste, de pie junto a una maleta de madera, sin abrigo, por muy crudo que fuera el invierno en el que esperaba en la estaci¨®n un tren que le llevar¨ªa lejos del sol y de los suyos, para los que buscaba la peque?a buena vida que aqu¨ª se les negaba. Si miramos atr¨¢s, muy poco, eso vemos. A esta Andaluc¨ªa de la que antes salieron tantos, en la que se respiraba la pena de la infinita pobreza que desarraigaba a la gente, llegan ahora otras personas en la misma situaci¨®n y reciben el rechazo de quienes venidos a la abundancia parecen querer olvidar, o contar la historia a su manera. Lo ocurrido en El Ejido hace un a?o, todav¨ªa a la espera de que se haga justicia con quienes fueron atacados, todav¨ªa abiertas las heridas, no ha mejorado sino todo lo contrario. Nada es mejor al cumplirse un a?o de aquellos tres d¨ªas de la ira. En El Ejido se enfadan cuando se recuerdan y se dicen estas cosas. No pasan s¨®lo all¨ª, pero all¨ª pasan y, ese ejercicio insolidario de traici¨®n al propio pasado, da mucha verg¨¹enza.
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