Historiadores y profesionales del teatro buscan medidas que atraigan al p¨²blico
Un centenar de expertos reunidos en Valladolid lamentan la escasa afluencia de j¨®venes
'Nadie de menos de 30 a?os ha visto jam¨¢s una representaci¨®n de Shakespeare o de Moli¨¨re'. Estas opiniones del escritor Luis Cernuda expresadas en 1937 siguen teniendo, desgraciadamente, plena vigencia en nuestro pa¨ªs, como pusieron de relieve algunos de los historiadores del teatro. Esta cita de uno de los m¨¢s relevantes miembros de la generaci¨®n del 27 sirvi¨® a Jos¨¦ Monle¨®n, uno de los te¨®ricos m¨¢s importantes del teatro espa?ol, para ilustrar la falta de cultura teatral. Monle¨®n defendi¨® la necesidad de un teatro p¨²blico y democr¨¢tico en el que 'todas las manifestaciones teatrales deber¨ªan encontrar un espacio', desde lo m¨¢s comercial e intrascendente hasta los textos cl¨¢sicos pasando por los montajes de vanguardia. 'La cultura significa el encuentro de lo plural y por tanto han de ser viables muchos p¨²blicos en el seno de una cultura democr¨¢tica'. El director de la revista Primer acto rompi¨® el fuego de la mesa redonda El p¨²blico. Repercusi¨®n social del teatro contempor¨¢neo y funci¨®n de la cr¨ªtica, que abri¨® ayer en el teatro Calder¨®n de Valladolid unas jornadas organizadas por la Fundaci¨®n Espa?a Nuevo Milenio, que re¨²nen a un centenar de representantes del teatro y se prolongar¨¢n hasta el pr¨®ximo jueves.
'Ya dijeron autores como Unamuno, Valle-Incl¨¢n o Lorca', record¨® Monle¨®n, 'que hab¨ªa que buscar otros p¨²blicos m¨¢s all¨¢ de esos sectores conservadores y elitistas para los que es m¨¢s importante el vest¨ªbulo que el escenario y para los que resultan m¨¢s interesantes los entreactos que los actos'. Mar¨ªa Jos¨¦ Ragu¨¦, profesora de Historia de las Artes Esc¨¦nicas de la Universidad de Barcelona, rechaz¨® que hubiera obras teatrales destinadas a tipos concretos de p¨²blico. 'S¨®lo los espect¨¢culos inteligentes', asegur¨®, 'pueden captar al p¨²blico y crear y convertir en fieles a nuevos espectadores desanimados por las mediocridades o las basuras de buena parte de las carteleras teatrales'.
La cr¨ªtica
Tras lamentar la falta de dinero -'y sin financiaci¨®n no hay posibilidad de llegar al gran p¨²blico'-, Ragu¨¦ calific¨® de '¨ªnfima' la influencia de la cr¨ªtica teatral en Espa?a. 'La cr¨ªtica de teatro', apostill¨® esta profesora universitaria, 'deber¨ªa informar, difundir e investigar, y, por el contrario, se limita a un trabajo de gacetillas o de simples cr¨®nicas period¨ªsticas'. Al contestar al t¨ªtulo de la mesa redonda, Mar¨ªa Jos¨¦ Ragu¨¦ resumi¨® as¨ª su opini¨®n: 'La repercusi¨®n social del teatro contempor¨¢neo en Espa?a es que s¨®lo sirve para el entretenimiento'.
Manifestaci¨®n cultural viva, ¨²nica e irrepetible, con siglos de tradici¨®n a sus espaldas, el teatro se mueve siempre al borde del precipicio de su desaparici¨®n como espect¨¢culo de masas amenazado por el cine o por la televisi¨®n. Nadie puso en duda ayer en Valladolid que el teatro sobrevivir¨¢ a sus constantes crisis, pero la pregunta que flotaba en el ambiente era c¨®mo. 'En l¨ªneas generales, la oferta teatral de hoy no se adapta a las realidades contempor¨¢neas y as¨ª resulta dif¨ªcil interesar a p¨²blicos amplios que no ven fen¨®menos como los problemas de la inmigraci¨®n o los cambios de vida que supone Internet encima de un escenario'. Esta falta de sinton¨ªa que explicaba Antoni Tordera, catedr¨¢tico de Teatro de la Universidad de Valencia, apareci¨® de una forma o de otra en varias intervenciones. 'El p¨²blico de nuestros d¨ªas', a?ad¨ªa Tordera, 'se dirige hacia otros polos de atenci¨®n de cultura y de entretenimiento que van desde los parques tem¨¢ticos y los viajes al uso de las nuevas tecnolog¨ªas como diversi¨®n'.
Incapaz de competir con los complejos industriales en que se ha convertido el cine, el teatro parece optar cada vez m¨¢s por jugar el papel reservado a la artesan¨ªa del mismo modo que las tiendas de muebles de dise?o compiten con infinitas ofertas en serie de los grandes almacenes. 'Pero se trata de poner en pie', aclara, 'una artesan¨ªa rigurosa, profesional e interesante. Ah¨ª est¨¢n los ejemplos de ¨¦xito de instituciones como el Teatre Lliure de Barcelona o La Abad¨ªa de Madrid, que han sabido combinar la financiaci¨®n p¨²blica y privada, la continuidad de sus responsables y una l¨ªnea cultural coherente'.
Y, hablando de finanzas, el empresario Antonio Garrigues emplaz¨® a las gentes del teatro a convencer a los capitalistas para que inviertan en espect¨¢culos. 'Se mueve mucho dinero para el patrocinio de la m¨²sica y del arte mientras el teatro tiene poco apoyo econ¨®mico, p¨²blico y privado. El teatro no est¨¢ muerto, pero est¨¢ aislado. Habr¨¢ que crear otras pasiones en un mundo sin ideas donde a los intelectuales lo ¨²nico que les preocupa es vender libros'.
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