Sharon conf¨ªa en vencer hoy en Israel con su mensaje de amenazas a la Intifada
Este singular 'programa de paz' del ex general Sharon, con el que tambi¨¦n dej¨® claro que pretende 'defender la soberan¨ªa y la unidad sobre Jerusal¨¦n, el Valle del Jord¨¢n, los Altos del Gol¨¢n y los asentamientos', obtendr¨¢ el apoyo de un 56% del electorado -alrededor de 1.790.000 votantes-, seg¨²n se desprende de los ¨²ltimos sondeos, lo que suponen dar al partido Likud el mismo apoyo que logr¨® Ehud Barak en mayo de 1999, cuando Benjam¨ªn Netanyahu fue derrocado en las elecciones generales anticipadas y el laborismo prometi¨® un programa de paz basado en concesiones y contrapartidas diametralmente opuestas a las que ofrece ahora el Likud. El actual jefe laborista, Barak, seg¨²n estos vaticinios, obtendr¨¢ un 20% menos de votos que su oponente, lo que significa la aparici¨®n de un amplio margen de votos nulos o blancos, entre el 6% o el 9%, prueba palpable del descontento y desencanto del electorado, que se convertir¨¢ desde ma?ana en la 'tercera fuerza pol¨ªtica de Israel'.
La nueva mayor¨ªa israel¨ª ha empezado a emerger. Los sondeos sociol¨®gicos han ayudado en las ¨²ltimas horas a dibujar su retrato; se define partidaria de la negociaci¨®n con los palestinos -el 75% cree necesario un acuerdo-, pero, en su opini¨®n, hay que establecerla sobre bases nuevas, diferentes a los Acuerdos de Oslo, ya que un 54% consideran que estos pactos est¨¢n muertos. Se vislumbran de esta manera otras reglas de juego para hablar con Arafat, y Sharon es el mejor dotado para hacerlo, ya que obtiene el apoyo de un 53% de los encuestados, mientras que Barak, como negociador, s¨®lo tiene el apoyo del 27% de los entrevistados.
'Habr¨¢ m¨¢s Intifada', ha contestado desde el lado palestino Ahmed Abdul Rahman, secretario general del Gabinete de la Autoridad Palestina. Este portavoz de Arafat recalc¨® que 'si Sharon no quiere negociar, la postura de los palestinos est¨¢ muy clara; resistencia, Intifada, resistencia y m¨¢s Intifada', y record¨® una vez m¨¢s que el viejo general israel¨ª es el enemigo responsable de dos tragedias sangrientas: los asesinatos de los refugiados palestinos en los campos libaneses de Sabra y Chatila en 1982 y el principio de la nueva Intifada, cuando el pasado 28 de septiembre visit¨® en un acto de provocaci¨®n, acompa?ado de 2.000 soldados, la Explanada de las Mezquitas, en Jerusal¨¦n.
Nada de esto parec¨ªa ayer, sin embargo, preocupar a Ariel Sharon, quien se hab¨ªa entregado en cuerpo y alma a empezar a preparar sus alianzas poselectorales. El jefe del Likud tiene planeado en la misma noche de los comicios, una vez se conozcan los resultados oficiales, ofrecer a los laboristas puestos destacados dentro del Gobierno de Unidad Nacional, entreg¨¢ndoles dos ministerios claves, Exteriores y Defensa, pero otorg¨¢ndoles al mismo tiempo un plazo de diez d¨ªas para contestar.
La alternativa a un Gobierno amplio unitario es la formaci¨®n de una coalici¨®n menor con un total de 63 esca?os, dos m¨¢s que la mayor¨ªa en el Parlamento, en la que desempe?ar¨ªan un papel importante los partidos religiosos ultraortodoxos, las formaciones nacionalistas radicales y las agrupaciones de ex emigrantes rusos. Seg¨²n esta alternativa, los ultraortodoxos sefard¨ªes de Shas volver¨ªan al Ministerio del Interior, y el Partido Nacional Religioso, de nuevo al de Educaci¨®n. David Levy, el ex aliado de Barak, podr¨ªa regresar por tercera vez al Ministerio de Asuntos Exteriores. Un r¨¦cord de inmovilismo, que recuerda los peores a?os del Gobierno de Benjam¨ªn Netanyahu.
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