Tensi¨®n social en las Terres de l'Ebre
La tensi¨®n social en las Terres de l'Ebre ha crecido, como muestra claramente la asistencia masiva a movilizaciones en esa zona. Esto no se percibe a¨²n con claridad en los centros neur¨¢lgicos de Catalu?a. Pero las causas son profundas y variadas, y su acumulaci¨®n puede llevar el malestar hasta un peligroso punto de saturaci¨®n.
Un rasgo tradicional del territorio ha sido su falta de vertebraci¨®n interna, que, a?adida a su condici¨®n perif¨¦rica, ha determinado su falta de vertebraci¨®n con el resto del pa¨ªs. El ¨¢rea de Tarragona nunca ha sido percibida como referente territorial, y la ausencia de una interlocuci¨®n directa con los centros de poder de Catalu?a ha alimentado las tendencias centr¨ªfugas del sur. Otro rasgo secular ha sido la reivindicaci¨®n a partir del agravio territorial. Sabi¨¦ndose un territorio atrasado, exig¨ªa la aportaci¨®n externa para mejorar su situaci¨®n. Hasta hace poco, en la cabeza de la lista de las peticiones territoriales estaba la instalaci¨®n de grandes industrias.
Crece la protesta en las Terres de l'Ebre y hay que escucharla: es una de las zonas perif¨¦ricas m¨¢s abandonadas
Las cosas han cambiado. La esperanza en la aportaci¨®n externa ha dejado paso a la idea de aprovechar las potencialidades propias. Al sue?o de industrias imposibles instaladas por decreto gubernativo le ha sucedido la realidad tangible de las ventajas comparativas: la agricultura de calidad y productiva, la manufactura ligera, los servicios profesionales a la peque?a empresa, la riqueza y variedad medioambiental. Y, sobre todo, el agua, su recurso natural m¨¢s espec¨ªfico.
La conciencia de la necesidad de vertebraci¨®n interna ha prendido como una llama, y se expresa en la unanimidad a favor de la regi¨®n de las Terres de l'Ebre. Existe la esperanza de que, por fin, exista un entorno institucional en el que los agentes econ¨®micos y sociales se impliquen en el dise?o y aplicaci¨®n de las estrategias de desarrollo, para solucionar sus problemas y hacer viables sus oportunidades. Y para poder, por fin, dialogar sobre qu¨¦ pueden aportar las Terres de l'Ebre a Catalu?a y qu¨¦ tienen derecho a esperar de ella.
En estas est¨¢bamos cuando arrecian proyectos que hipotecan gravemente el futuro. Primero, el Plan Hidrol¨®gico Nacional, con su megatrasvase de agua al ¨¢rea de Barcelona y, sobre todo, a zonas a¨²n m¨¢s al sur del Ebro. Al coste de un impacto brutal e irreversible sobre el ecosistema del delta, por la salinizaci¨®n de parajes donde viven m¨¢s de 15.000 personas.
La l¨®gica econ¨®mica de este proyecto es incomprensible. Las necesidades previsibles de agua en el ¨¢rea de Barcelona pueden solucionarse con el uso de tecnolog¨ªas modernas y eficientes de desalaci¨®n y de reutilizaci¨®n de aguas residuales, adem¨¢s de aportes de excedentes del minitrasvase del Ebro y de la Llosa del Cavall. Su coste financiero es muy inferior al del gran trasvase desde el Ebro. A su vez, el trasvase hacia el sur no es para consumo humano, sino para el crecimiento tur¨ªstico y la actividad agr¨ªcola de gran demanda de agua en zonas con escasa dotaci¨®n. ?C¨®mo se puede entender esto en un territorio que ha interiorizado que el desarrollo sostenible pasa por aprovechar los recursos y potencialidades propios, en lugar de esperar el trasvase artificial de grandes industrias? Adem¨¢s del hecho, relevante al ser actividades econ¨®micas, de que el trasvase no es rentable sin una subvenci¨®n superior al 70% del coste.
Al malestar con el PHN se a?aden los proyectos de generaci¨®n de energ¨ªa: la instalaci¨®n de generadores e¨®licos en espacios naturales y, sobre todo, la central el¨¦ctrica en la Ribera d'Ebre. Los perjuicios medioambientales y sobre la agricultura del interior son fuertes.Es cierto que la producci¨®n de energ¨ªa el¨¦ctrica implica a todos, pero la balanza de las Terres de l'Ebre presenta ya un gran super¨¢vit: en la pr¨¢ctica, cuenta con el 100% de las centrales nucleares instaladas en Catalu?a.
Otras causas de malestar se han reactivado. La autopista de peaje es el ¨²nico acceso de calidad al territorio, y el final de su concesi¨®n ha ido pasando de 1999 a 2006, y a 2019. Dadas las distancias a los grandes centros de consumo y de provisi¨®n industrial, los costes para el tejido productivo local son altos. En cuanto a la movilidad en ferrocarril, ninguna de las unidades del Euromed se detiene en la estaci¨®n regional. Quiz¨¢ las exigencias de la rentabilidad financiera sean as¨ª de contundentes, pero el resultado es que la l¨ªnea de velocidad alta s¨®lo ha supuesto una fractura del territorio.
La tensi¨®n social en las Terres de l'Ebre tiene cimientos s¨®lidos, y las percepciones sobre el efecto bals¨¢mico de las compensaciones son err¨®neas. No pueden compensarse la p¨¦rdida de las potencialidades end¨®genas de desarrollo y el deterioro del entorno. Tampoco aciertan quienes aprecian un componente at¨¢vico en la protesta. Por primera vez en mucho tiempo la gente de las Terres de l'Ebre se percibe actuando con vistas al futuro y no mirando al pasado. Porque pasado son las grandes obras de ingenier¨ªa hidr¨¢ulica cuya urgencia deriva del empleo de fondos europeos que pronto acabar¨¢n para estos fines, y de soslayar inminentes directivas de la UE que potenciar¨¢n formas m¨¢s sostenibles y eficientes de provisi¨®n de agua. Tambi¨¦n es pasado alejar la producci¨®n de energ¨ªa de los grandes centros de consumo.
Creo que Catalu?a har¨ªa bien en escuchar (y representar donde procede) a las Terres de l'Ebre, uno de sus territorios m¨¢s perif¨¦ricos y desvertebrados, que est¨¢ mostrando deseos de ganarse su propio futuro y de contribuir al futuro del pa¨ªs.
Germ¨¤ Bel es diputado del PSC.
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