Media alcaldada
Todo acontecimiento tiene una imagen. La imagen de la frustrada fusi¨®n de Endesa e Iberdrola es la de la pareja de hecho que no llega a matrimonio: Rodolfo Mart¨ªn Villa e ??igo de Oriol. Dos rostros nada nuevos. Cuando yo era joven los dos ya mandaban mucho. En este pa¨ªs los gobiernos cambian pero hay algunos que siempre mandan. Oligarqu¨ªa llamaban a esta figura las doctrinas cl¨¢sicas. Son ciudadanos que lo tienen claro: Aznar, como Felipe Gonz¨¢lez o como Adolfo Su¨¢rez pasar¨¢n. Pero ellos seguir¨¢n ah¨ª. Hasta que Dios disponga lo contrario. Por eso se atreven a decir no a una operaci¨®n que el Gobierno patrocinaba. Y provocan la perplejidad generalizada: en el Gobierno, donde dicen que algunos se frotan las manos con este fiasco, porque el Gabinete de puertas adentro no ser¨ªa tan monol¨ªtico como parece de puertas a fuera; en la oposici¨®n -tan sorprendida como el que m¨¢s de que por una vez el Gobierno no se salga con la suya; y en los medios de comunicaci¨®n que buscan desesperadamente el secreto, cuando es perfectamente posible que la ¨²nica raz¨®n del desencuentro sea la desconfianza de los accionistas de Iberdrola. Es decir, que ??igo de Oriol no se atrevi¨® a aceptar unas condiciones que pod¨ªan hacerle aparecer claramente como perdedor, vistas las protestas repetidas de los accionistas que votaban a diario en la bolsa, la poderosa voz de los fondos de inversi¨®n.
?De qu¨¦ nos sorprendemos? ?De qu¨¦ a un Gobierno de una sociedad democr¨¢tica se le puede desbaratar un plan? ?De que unas empresas tomen una decisi¨®n en atenci¨®n a los intereses de sus accionistas aunque pueda provocar el disgusto del Ejecutivo? Este estado de sorpresa generalizada que transmiten los medios de comunicaci¨®n confirma que nadie cree demasiado en el respeto debido entre los distintos poderes. Una sospecha perfectamente justificada ante la suma de evidencias de la voluntad interventora en todos los ¨¢mbitos -los poderes del Estado y los poderes civiles (econ¨®mico y medi¨¢tico)- de un Gobierno que nunca se limit¨® a las funciones estrictas para las que fue elegido.
Se da por supuesto que cuando el poder tiene un plan ¨¦ste tiene que ser realidad y que cualquier obst¨¢culo que se oponga por el camino tiene que ser allanado. S¨®lo que ¨²ltimamente los planes del Gobierno se han encontrado con resistencias inesperadas: del Poder Judicial -que ha querido reponer al Ejecutivo sobre los ra¨ªles de la legalidad en dos casos (congelaci¨®n salarial e indulto a Lia?o) en que ha considerado que hab¨ªa salido del carril- y de una empresa que ha entendido que las condiciones que el Gobierno le ofrec¨ªa no eran suficientes para sus intereses. La respuesta del Gobierno cuando los jueces le han ense?ado tarjeta roja ha sido discutir la legitimidad del ¨¢rbitro. Hasta el punto de que el ministro Acebes anunci¨® una reforma de la justicia para que estas cosas no puedan volver a ocurrir. ?Castigar¨¢ ahora el atrevimiento de Iberdrola de rechazar el marco que el Gobierno, corrigiendo en sentido favorable a las empresas al Tribunal de la Competencia, hab¨ªa preparado para la fusi¨®n? Las empresas espa?olas suelen comportarse con respeto reverencial al Gobierno y plena incorporaci¨®n de las coordenadas pol¨ªticas a sus estrategias. Y, sin duda, no gustar¨¢ que algunos, por miedo a sus accionistas, den mal ejemplo. Aznar ten¨ªa adem¨¢s en esta operaci¨®n una gratificaci¨®n a?adida en su obsesi¨®n por debilitar el entorno econ¨®mico del nacionalismo vasco: otra empresa, en este caso Iberdrola, dejaba de tener su sede en Euskadi.
De los fracasos, huye. Naturalmente, el Gobierno -Rato- dice y repite que no ten¨ªa nada que ver con este frustrado proyecto de fusi¨®n. Y, sin embargo, ?por qu¨¦ forz¨®, entonces, las condiciones del Tribunal de la Competencia? Si el Gobierno es neutral en este caso -y en todos- ?por qu¨¦ no acepta como referencia los criterios del tribunal? Si el marco m¨¢s ¨®ptimo que el Gobierno pod¨ªa definir era inaceptable para las empresas, ?por qu¨¦ ¨¦stas mantuvieron el cortejo? ?Error de c¨¢lculo de Endesa e Iberdrola o malentendido con el Gobierno? Alguien estuvo prometiendo m¨¢s de lo que dio, porque de otro modo no se entiende que Mart¨ªn Villa y De Oriol fueran tan lejos a pesar de los avisos del accionariado. Un proyecto del Gobierno descabalga. La legitimidad democr¨¢tica no equivale a omnipotencia. El Gobierno tambi¨¦n tiene limitaciones que respetar. Esta vez se qued¨® a media alcaldada. E Iberdrola dijo: no.
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