La restauraci¨®n
Cuando la sospecha existe, hay que intentar confirmar el diagn¨®stico y conocer las consecuencias que la agresi¨®n ha originado. Si las hay, debemos tratarlas, sin olvidar que muchas veces el tratamiento es largo. Es necesario llevarlo a cabo. Finalmente, tenemos que asegurarnos, y esto no siempre es sencillo, de que el abusador no va a tener la oportunidad de volver a hacer da?o al ni?o. De todo lo que acabo de citar, a veces lo m¨¢s dif¨ªcil es el ¨²ltimo punto. Muchas veces, para conseguir que el da?o no se vuelva a producir es necesaria la intervenci¨®n de la justicia. No existe, por desgracia, un prototipo de abusador. Cualquier persona aparentemente normal puede ser un abusador. Si a esto se acompa?a que no siempre hay pruebas concluyentes, no es raro que el agresor pueda quedar sin castigo y as¨ª volver a acercarse al peque?o. Desde luego, para la v¨ªctima, y yo dir¨ªa que tambi¨¦n para los profesionales que nos cuidamos de la salud de estos ni?os, lo m¨¢s importante no es que se castigue o no al agresor. Para nosotros, lo que realmente tiene valor es que al ni?o no se le vuelva a agredir. Para los ni?os, lo realmente ¨²til es, adem¨¢s de asegurarles la protecci¨®n, el reconocimiento de que los hechos han ocurrido y, si es posible, que se les pida perd¨®n por el da?o sufrido. Esto puede resultar m¨¢s beneficioso que muchos a?os de c¨¢rcel.
En este caso hay unos supuestos delitos a juzgar y el honor perdido de diversos agentes sociales
Como dec¨ªa al principio, yo no entiendo de leyes, pero en mi opini¨®n, si una persona vive en sociedad y por su manera de ser tiene unos instintos que pueden llegar a perjudicar a otros, y adem¨¢s hacerlo de forma grave, tendr¨¢ que reprimirlos, aprender a no liberarlos, a aguantarse. Si no es as¨ª, si no lo hace, deber¨¢ pagar por sus acciones lo que le corresponda. La convivencia obliga a entender que tus actos, sea cual sea tu manera de ser, tienen unos l¨ªmites que, de ser traspasados, perjudican a los dem¨¢s, y esto no debe estar permitido. Para m¨ª la pedofilia no es una excusa, sino un riesgo de que otros ni?os puedan verse sometidos a peligros semejantes. Algo tendremos que hacer para evitarlo.
Dr. Jordi Pou i Fern¨¢ndez es jefe del Servicio de Pediatr¨ªa del Hospital Universitari Sant Joan de D¨¦u, coordinador de la Unidad de Abusos a Menores.
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