Acab¨® la posguerra
La posguerra fr¨ªa ha acabado. Lo que viene despu¨¦s, simbolizado por el inicio de la presidencia de George W. Bush, no tiene nombre, pero nos propone un nuevo mundo. A estas consideraciones, en buena parte, responden los primeros pasos de la nueva Administraci¨®n, al ordenar Bush una revisi¨®n en profundidad de su doctrina estrat¨¦gica y de sus armamentos, incluida la posibilidad de un recorte masivo y unilateral del arsenal nuclear de EE UU, pensados para una ¨¦poca anterior.
La nueva Administraci¨®n se est¨¢ formando y sus ideas est¨¢n germinando. La reducci¨®n del arsenal nuclear era una promesa electoral. M¨¢s de 7.500 cabezas es, a todas luces, excesivo, cuando la doctrina de la Destrucci¨®n Mutua Asegurada (MAD) responde a un pasado bipolar en el que la estabilidad reposaba sobre el equilibrio del terror. Si Bush reduce este arsenal a menos de la mitad, o incluso a una tercera parte, habr¨¢ dado un paso importante hacia una nueva racionalidad. Pero deber¨ªa arrastrar tambi¨¦n a otros pa¨ªses en este camino y frenar la proliferaci¨®n, dando ejemplo y aceptando la prohibici¨®n total de las pruebas nucleares y evitando que la carrera armamentista se desv¨ªe ahora a nuevos campos, como el espacio.
La reducci¨®n contemplada servir¨¢ tambi¨¦n para hacer m¨¢s presentable un programa de defensa antimisiles, que ha calado profundamente en la opini¨®n p¨²blica estadounidense. Lo que no est¨¢ nada claro es si llegar¨¢ a funcionar. Ni siquiera se sabe a¨²n de qu¨¦ se est¨¢ hablando. La Defensa Nacional contra Misiles (NMD) que contemplaba la Administraci¨®n de Clinton se basaba en interceptadores de impactos lanzados desde tierra. Probablemente, Bush estudie otras opciones, incluido el despliegue de armas en el espacio o en el mar, antes de tomar una decisi¨®n sobre las l¨ªneas tecnol¨®gicas a desarrollar, con o sin los aliados de la OTAN y Rusia.
Lo que pretende Bush es reorientar la pol¨ªtica de seguridad de EE UU. Los informes Rumsfeld, cuyo titular es de nuevo cabeza del Pent¨¢gono, elaborados el primero en 1998 y el segundo hace unas semanas, apuntan en una misma direcci¨®n: c¨®mo preservar la superioridad militar de EE UU, que es la que marca el momento presente, para el futuro previsible. La revisi¨®n estrat¨¦gica habr¨¢ de contemplar tambi¨¦n nuevas amenazas, desde el terrorismo con armas de destrucci¨®n masiva hasta los desastres medioambientales.
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