Aida G¨®mez
La directora art¨ªstica m¨¢s joven en la historia del Ballet Nacional de Espa?a, destituida de su cargo, en el que llevaba tres a?os, despu¨¦s de una avalancha de denuncias laborales
El 20 diciembre de 1990, en el Gran Teatro Marinskii, de San Petersburgo, se produc¨ªa una gala hist¨®rica de encuentro entre bailarines rusos y espa?oles. Era la culminaci¨®n del festival Bailar Espa?a, y Aida G¨®mez fue una de las grandes protagonistas de la velada y quiz¨¢s la de m¨¢s hondo calado simb¨®lico. La joven y flamante primera bailarina del Ballet Nacional de Espa?a estaba en su esplendor, y as¨ª apareci¨® en el enorme escenario dorado, vestida como un grabado rom¨¢ntico para bailar con sus excelentes casta?uelas La cachucha, ese baile tradicional de Escuela Bolera que es todo un icono de la danza cl¨¢sica espa?ola. A partir de all¨ª, un grupo de amigos y admiradores empezaron a llamar a Aida Fanny, en recuerdo de Fanny Elsleer, la bailarina austriaca de mediados del siglo XIX que inmortalizara esa danza andaluza.
ES LA BAILARINA M?S IMPORTANTE DE SU GENERACI?N, LA M?S COMPLETA
Y es que Aida G¨®mez es, sin duda, la bailarina m¨¢s importante su generaci¨®n, la m¨¢s completa en cuanto a que domina todos los g¨¦neros, desde esa Escuela Bolera de zapatillas y palillos hasta el folclore estilizado con todas sus sutilezas, el cl¨¢sico espa?ol, con su dificultad tan cercana al ballet, el flamenco de los palos serios y aun los bailes de creaci¨®n contempor¨¢nea del flamenco-fusi¨®n.
La carrera de Aida comenz¨® pronto y bien en Madrid, contando con un incondicional apoyo de su madre, que se ocup¨® de llevarla a los mejores maestros. Estudi¨® ballet, danza espa?ola, bailes regionales, toc¨® todos los frentes y frecuent¨® todos los maestros, que enseguida se encari?aban con su simpat¨ªa y su talento, su capacidad para aprehender las cosas m¨¢s dif¨ªciles. En 1981 se incorpora al BNE y ya en su deb¨² Antonio Ruiz Soler la mima por su destreza. Interpreta papeles solistas como Sonatas del Padre Soler y Puerta de Tierra, coreograf¨ªas de Antonio. Ya con Mar¨ªa de ?vila al frente de la compa?¨ªa nacional ocupa oficialmente la categor¨ªa de solista y ampl¨ªa su repertorio. En 1985 ya es primera bailarina. Era la m¨¢s joven en ese nivel, como luego, en 1998, ser¨ªa la directora art¨ªstica m¨¢s joven en la historia del Ballet Nacional de Espa?a. Los triunfos, el reconocimiento, las buenas cr¨ªticas y la admiraci¨®n profesional no dejaron de crecer y de arroparla. A partir de ah¨ª, comenz¨® una carrera internacional de galas junto a figuras como Julio Bocca o estrellas de la ?pera de Par¨ªs. En 1990 es una de las figuras centrales del homenaje a Antonia Merc¨¦ La Argentina en el Teatro Mar¨ªa Guerrero, y poco despu¨¦s, en el Teatro Calder¨®n de Valladolid en el homenaje a Vicente Escudero.
Su inquietud y una cierta rebeld¨ªa la hacen separarse temporalmente de la compa?¨ªa titular espa?ola en 1996 y se incorpora a la de Joaqu¨ªn Cort¨¦s en calidad de artista invitada, recorriendo Europa y Am¨¦rica. Su tac¨®n ligero roza los tabloncillos del Royal Albert Hall de Londres o el ansiado Radio City de Nueva York. En octubre de 1997 participa en la inauguraci¨®n del Teatro Real de Madrid, donde baila 'La Molinera' de El sombrero de tres picos, en la coreograf¨ªa tradicional de Antonio, con los dise?os de Picasso, otro ¨¦xito que se apoya b¨¢sicamente en su talento y su carisma.
Aida G¨®mez cree estar madura para la aventura de crear su propia compa?¨ªa privada y estrena, con un gran ¨¦xito de la cr¨ªtica, Solos en compa?¨ªa, donde tambi¨¦n debuta como core¨®grafa y dise?adora de vestuario. La unanimidad y los aplausos no ocultan las cr¨ªticas de un sector de la profesi¨®n, que empieza a verla como desde una perspectiva abarcadora en exceso de la labor teatral. Su imagen cambia, y sus criterios esc¨¦nicos, tambi¨¦n. Unos opinan que quiere competir con Cort¨¦s; otros, que el ¨¦xito se le ha subido a la cabeza. Mientras tanto, el BNE est¨¢ en crisis y, sorpresivamente, el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura la nombra directora art¨ªstica a partir del 1 de enero de 1998.
Aida deja de ser Fanny y comienza a ostentar el puesto m¨¢s poderoso de la danza de toda Espa?a. Al principio, sin que todo fueran flores, la vida de la compa?¨ªa es fluida y los problemas empiezan a hacerse patentes una temporada despu¨¦s. Los bailarines argumentan que la otrora cercana y sonriente compa?era se ha convertido en una distante y dur¨ªsima mujer que ejerce con mano de hierro y pone las distancias por delante.
Mientras un grupo de bailarines opta por el reciclaje y otros abandonan la compa?¨ªa, Aida nutre el conjunto de j¨®venes prometedores de muy variada procedencia. Al tiempo, su perfil se hace m¨¢s sofisticado, se convierte en la imagen espa?ola en la publicidad de una prestigiosa marca de relojes y su foto frecuenta la prensa rosa y la cr¨®nica de sociedad, algo poco habitual para la danza y sus estrellas. Aida se crea un equipo de confianza de pocas personas, que a¨²n provoca m¨¢s fricciones con el resto de la plantilla.
Despu¨¦s de tres a?os al frente del Ballet Nacional de Espa?a, una avalancha de denuncias laborales en su contra y una campa?a de prensa ante la que mantuvo un mutismo para unos tildado de elegante y para otros como de irresponsabilidad con el cargo p¨²blico, el Ministerio de Cultura opta esta misma semana por destituirla junto a su principal colaborador, Hans Tino, que ejerc¨ªa funciones de gerente.
Aida encaja con entereza la noticia, apenas hace declaraciones. En una tarde lluviosa de febrero vuelve a su sede y recoge apresuradamente sus zapatos de baile, sus faldas de ensayos, los cuadros que decoraban su despacho de muros color salm¨®n. En sus escuetas palabras no aparece el rencor o la queja, simplemente dice que se va contenta por el trabajo realizado, que encontr¨® al llegar una compa?¨ªa deslavazada y que deja un conjunto fuerte y seguro. Todos no piensan lo mismo. Mientras las cajas de cart¨®n se llenan de agendas y zapatillas, afuera algunos celebran su partida, otros la lamentan y aun unos terceros muestran el desconcierto. Otra vez el BNE est¨¢ a la deriva. Y ha vuelto surgir Fanny, pues Aida asegur¨® que al d¨ªa despu¨¦s del cese, ir¨ªa a clase a las diez de la ma?ana, que se calzar¨ªa sus zapatillas... y a entrenar, a mantener su sagrado oficio y la parte m¨¢s noble: el baile mismo.
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