'Cre¨ª que ¨ªbamos a morir todos en el barco'
Los 908 inmigrantes kurdos abandonados en la costa de Francia describen su 'horrible' odisea
Han cambiado la oscura bodega del carguero East Sea por un hangar militar con camas plegables. Tras haber sido abandonados por las mafias de Irak y Turqu¨ªa en la Costa Azul, los cientos de inmigrantes kurdos creen haber tocado la tierra prometida. "?Sabe?, los ¨²ltimos a?os hemos soportado humillaciones y robos de los iraqu¨ªes. Somos de Mosul, y all¨ª, cuando eres kurdo, no puedes vivir. En el barco cre¨ª que ¨ªbamos a morir todos", relataba ayer uno de los pocos refugiados que aceptaron hablar a trav¨¦s de las rejas tras las que est¨¢n confinados.
Muchos describen su odisea con un adjetivo contundente, 'horrible', o explican su desesperaci¨®n como Abdul Salam, quien habla con tranquilidad sobre sus intenciones futuras: 'No quiero vivir en Irak; antes prefiero quemarme vivo'. Otros, en cambio, destacan el desconcierto, la 'p¨¦rdida de la noci¨®n del tiempo' encerrados como iban en unas bodegas h¨²medas y oscuras del East Sea en las que todos los d¨ªas parec¨ªan iguales. Majid Salah, de 65 a?os, reconoce que pasaron la frontera entre Irak y Turqu¨ªa 'en cami¨®n'. Salah pag¨® a los traficantes de hombres 10.000 d¨®lares (alrededor de 1,8 millones de pesetas) por ¨¦l y los ocho miembro de su familia. Nadie recuerda haber visto soldados en aquella frontera.
Hoy lunes, los 908 inmigrantes kurdos abandonados en esta elegante Costa Azul ser¨¢n interrogados por la polic¨ªa francesa y por el organismo galo que se ocupa de los ap¨¢tridas y refugiados pol¨ªticos (Ofpra). Ayer fueron recibidos por el comandante Laporte, jefe del 21 Regimiento de Infanteria de Marina de Fr¨¦jus, quien intent¨® explicarles su completa situaci¨®n jur¨ªdica -se encuentran en zona de tr¨¢nsito; es decir, legalmente a¨²n no est¨¢n en Francia-, les comunic¨® que iban a ser sometidos a una revisi¨®n m¨¦dica rutinaria y les invit¨® a servirse de las instalaciones del recinto pero no atravesar sus l¨ªmites.
Una de las refugiadas, aprovechando un cierto relajamiento de la vigilancia policial, nos explic¨® a los periodistas reunidos ante el campamento militar de Fr¨¦jus: 'Estoy segura de que el dinero que pagamos al mercader de hombres (sic) sirvi¨® para comprar a los soldados turcos. Cuando cruzamos la frontera no vimos ning¨²n soldado y ellos estaban siempre all¨ª'.
Tras abandonar Irak, los 908 kurdos, ya desprovistos de papeles, de sus documentos legales, esperaron durante 15 d¨ªas en diferentes granjas a que vinieran a buscarles. 'De vez en cuando se acercaban nuestros vigilantes. Llevaban siempre puesto un pasamonta?as sobre la cabeza y nos hablaban empleando monos¨ªlabos'. Una vez en la bodega del East Sea 'los marineros tambi¨¦n iban con la cara oculta cada vez que ven¨ªan a tirarnos comida'. Porque de eso se trataba, de tirar mendrugos de pan y algunas botellas de agua a la masa humana que chapoteaba en la oscuridad.
'Lo m¨¢s sorprendente es que no haya habido m¨¢s gente enferma' dec¨ªa un responsable de la Cruz Roja de la localidad de Fr¨¦jus. 'Esta noche hemos atendido a una treintena de personas pero se trataba de casos manifiestos de fatiga. De pronto el hambre, la sed, la tensi¨®n y el miedo pasados han salido a la superficie y la gente no sab¨ªa qu¨¦ hacer, si dormir, puesto que se mor¨ªan de sue?o, si comer, porque llevaban m¨¢s de una semana a un r¨¦gimen estricto de pan y agua, o si lavarse, pues la idea del agua caliente les parec¨ªa muy tentadora'.
En un espacio vecino al de los dormitorios colectivos de la Cruz Roja, los militares han organizado grandes bufetes permanentes donde puedan alimentarse. All¨ª hay zumo de naranja, caf¨¦, t¨¦, pollo fr¨ªo, ensaladas, yogur, galletas o roast-beef.
Todos los refugiados trataban ayer de adaptarse al horario confuso de quienes no sab¨ªan si hab¨ªan pasado siete, ocho o nueve d¨ªas en el barco, sumergidos en una inacabable noche fr¨ªa. 'No hubiese podido aguantar otro d¨ªa en aquella oscuridad', dec¨ªa una de las tres mujeres que dieron a luz durante el trayecto. 'Daba igual donde fu¨¦semos a parar: me bastaba con que fuese un pa¨ªs democr¨¢tico, con huir de Irak', asegur¨® el padre del reci¨¦n nacido. Ayer, todos sus compatriotas ya hab¨ªan hecho saber a las autoridades francesas su deseo de ser considerados como refugiados pol¨ªticos.
La sensaci¨®n dominante entre qui¨¦nes comenzaban a interrogar a los 908 clandestinos era que el East Sea fue abandonado de manera premeditada pero que su destino, la playa de Boulouris, una de las escogidas por los marines norteamericanos para su desembarco en Provenza en el a?o 1944, era accidental.
Para el prefecto de la regi¨®n, Daniel Canepa, 'el barco deb¨ªa tener previsto uno o dos destinos en Italia pero se dieron cuenta de que estaban bajo control policial y optaron entonces por venir hasta aqu¨ª, en plena Costa Azul, de la misma manera que hubieran podido optar por prolongar el viaje y llegar hasta la costa espa?ola'. Seg¨²n Daniel Chaze, director general de la Polic¨ªa del Aire y las Fronteras, 'toda esta gente no ten¨ªa un destino preciso, s¨®lo pensaba en llegar a Europa para luego elegir pa¨ªs en funci¨®n de familiares, amigos y las mayores o menores facilidades que da cada Estado'.
El prefecto Canepa no quiso dar precisiones sobre el hallazgo de un dato ligado a la localizaci¨®n y rescate, bajo el agua, de la lancha de rescate en la que el capit¨¢n y los tripulantes hab¨ªan abandonado el East Sea. En ella habr¨ªa alg¨²n dato que 'pod¨ªa ser importante en el proceso de identificar el capit¨¢n del barco y su armador'. La canoa hinchable hab¨ªa sido hundida a hachazos: 'Han querido borrar todo rastro pero de donde menos se piensa se sacan informaciones', dijo un sonriente y misterioso prefecto.
Ante la puerta cerrada de la delegaci¨®n de la Cruz Roja de Fr¨¦jus, ayer se acumulaban los regalos: mantas, comida, juguetes. Nadia, una vecina de la localidad, coment¨®: 'Ahora nos toca a nosotros ser generosos con los dem¨¢s. Hace casi 40 a?os, cuando se hundi¨® el pantano de Malpasset, todo el mundo vino en socorro de Fr¨¦jus, recibimos ayuda de todas partes. Yo no lo he olvidado'. Pero s¨ª el responsable local de la organizaci¨®n, incapaz de renunciar a un d¨ªa festivo.
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