El vuelo de la desconfianza
El Gobierno embarc¨® ayer a los primeros 50 inmigrantes ecuatorianos en un avi¨®n con destino a Quito
'Me siento como una vaca que va al matadero', dijo Byron Hurtado, y empuj¨® con el pie su bolsa de viaje sobre el suelo embaldosado de Barajas. 'Aqu¨ª vamos, encaminados d¨®cilmente hacia un futuro incierto'.
A las ocho de la ma?ana, bajo las fr¨ªas luces del aeropuerto, los rostros del medio centenar de ecuatorianos que hac¨ªan cola ante el mostrador de Iberia aparec¨ªan cansados, desconfiados y, sobre todo, atemorizados. Era el primer 'contingente' de inmigrantes que se dispon¨ªa a cruzar el Atl¨¢ntico. Con los gastos pagados por el Ministerio del Interior y la incertidumbre por su futuro grabada en sus semblantes.
Un autob¨²s Pegaso acababa de dejarlos, con un resoplido, en la puerta de la terminal internacional. El viaje desde Murcia hab¨ªa durado siete horas. A¨²n deb¨ªan esperar hasta las 12.10 para emprender un vuelo que llegar¨ªa a Quito a las dos de la madrugada del d¨ªa siguiente (hora espa?ola). Y all¨ª subir¨ªan a otros autocares que les conducir¨ªan a sus lugares de origen. A Byron, por ejemplo, le esperaban otras 14 horas hasta la localidad ecuatoriana de Loja: 'Si esto resulta ser un enga?o, ser¨¢ un enga?o muy despiadado', sentencia.
Los pasajes de ida y vuelta cuestan 146.560 pesetas, pero Iberia ha hecho una rebaja a Interior
La expedici¨®n estaba compuesta por medio centenar de personas de apariencia sumisa. La mayor¨ªa eran hombres (s¨®lo hab¨ªa ocho mujeres) y su media de edad rondaba los 35 a?os. Hab¨ªa m¨¢s casados que solteros, pero varios de ¨¦stos asum¨ªan t¨ªtulos de paternidad.
Algunos dejaron a sus hijos en Ecuador. A ellos, dentro de la angustia, les reconfortaba la perspectiva del reencuentro. Era el caso de Luisa de la Soledad Le¨®n, de 32 a?os, que lleg¨® a Espa?a hace 10 meses. Las mismas razones desesperadas que la empujaron a venir desde Guayaquil la animaban ahora a volver. Lleg¨® a Murcia para reunir dinero con el que pagar las transfusiones de sangre que precisaba su hija Claudia, enferma de leucemia. Y vuelve para verla, y para ver tambi¨¦n a sus otros dos hijos y a su marido, que se qued¨® porque ten¨ªa trabajo y alguien deb¨ªa cuidar de los peque?os.
Peor lo estaban pasando los que tuvieron la audacia de traer a su familia a Espa?a. Despedirse de su mujer, Carmen Espinosa, fue especialmente duro para Luis Andrade (35 a?os). El Ministerio del Interior proporcion¨® billetes de avi¨®n al matrimonio, pero neg¨® un pasaje para su hija de dos a?os. La madre ha tenido que renunciar y esperar a que Luis vuelva para tomar otro avi¨®n y volar 14.000 kil¨®metros para arreglar sus papeles.
La paradoja que supone tener que ir tan lejos para sellar un visado alimenta la desconfianza de los inmigrantes sobre las verdaderas intenciones del Gobierno. La desinformaci¨®n acrecienta a¨²n m¨¢s esa incertidumbre. Dos ejemplos:
Despu¨¦s de que los ecuatorianos fueron conducidos al avi¨®n, la portavoz de la Delegaci¨®n de Extranjer¨ªa aclar¨® a este peri¨®dico que s¨®lo uno de los miembros de cada matrimonio debe viajar a Quito a regularizar su situaci¨®n. El otro, y el resto de su familia, podr¨¢n acogerse al reagrupamiento familiar. De haberlo sabido, Byron habr¨ªa viajado mucho m¨¢s tranquilo. 'Lo que siento no tiene nombre', dec¨ªa un momento antes de cruzar el control de pasaportes. 'En Murcia se han quedado mi mujer y mi hijo de tres a?os, porque el Gobierno no permite que viajen los ni?os. Les he dejado unos ¨ªnfimos ahorros para que sobrevivan hasta que vuelva. Si no pudiera volver no s¨¦ qu¨¦ har¨ªa'.
Lo mismo cabe decir acerca del abono de los billetes. Las cincuenta personas que ayer fueron enviadas a su pa¨ªs recibieron un pasaje de ida y vuelta (esta ¨²ltima abierta) pagado por el Ministerio del Interior. En las comunidades ecuatorianas corri¨® r¨¢pidamente la voz de que el Ejecutivo garantizaba el viaje de retorno a Espa?a abonando el pasaje con fondos p¨²blicos.
Pero parece que esta generosidad es exclusiva para los primeros viajeros. El delegado del Gobierno para la Extranjer¨ªa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, explic¨® que un 'estudio personalizado', cuyos baremos no precis¨®, determinar¨¢ si el billete de vuelta lo abonar¨¢ el Estado, el empresario contratante o el propio inmigrante en el caso de que 'disponga de recursos'.
Los pasajes cuestan (ida y vuelta) 146.560 pesetas, pero fuentes de Iberia admitieron que el Gobierno ha negociado un precio especial. Ni la compa?¨ªa a¨¦rea ni la Delegaci¨®n del Gobierno para la Extranjer¨ªa, que confirm¨® haber obtenido una rebaja, quisieron precisar en cu¨¢nto han cerrado el trato.
La mayor¨ªa de los pasajeros del vuelo 6635 (un Airbus 340 bautizado como Mar¨ªa de Molina, reina castellana que tuvo el diplom¨¢tico detalle de fallecer un siglo antes de que Crist¨®bal Col¨®n descubriese Am¨¦rica) eran originarios de la provincia de Loja, aunque tambi¨¦n los hab¨ªa de Guayaquil, de Cuenca, de Los R¨ªos, de Santo Domingo, de R¨ªo B¨¢mbano... Similares procedencias y edades figuran en los documentos de los 60 ecuatorianos que hoy despegar¨¢n de Barajas, y en los de los 100 que lo har¨¢n el mi¨¦rcoles.
El embajador de Ecuador en Espa?a, Francisco Carri¨®n, despidi¨® a sus compatriotas en el aeropuerto. Aprovech¨® la ocasi¨®n para solicitar al Gobierno que ampl¨ªe el plazo para que los inmigrantes puedan acogerse a lo que el Ejecutivo viene definiendo como 'oferta de retorno voluntario', que vence el d¨ªa 28. Pero Fern¨¢ndez-Miranda respondi¨®: 'El plazo es suficiente y no va a ampliarse'.
Seg¨²n el embajador, el n¨²mero de ecuatorianos que residen en Espa?a en situaci¨®n irregular oscila entre los 30.000 y los 100.000. Hasta el viernes, s¨®lo 1.500 hab¨ªan respondido a la propuesta de las autoridades. A pesar de lo exiguo de esta cifra frente a la abultada realidad, decenas de ellos, que llevan semanas sin trabajar, formaron ayer largas colas ante las delegaciones y subdelegaciones del Gobierno de varias ciudades.
Francisco Guam¨¢n, de 36 a?os, que arrastra una deuda que los intereses de demora han engordado hasta los 5.000 d¨®lares (unas 700.000 pesetas), tuvo que pedir prestado para pagar su parte en el taxi que le acerc¨® el domingo, junto a varios compa?eros, al autocar de la delegaci¨®n del Gobierno de Murcia. Ya en Barajas, el educad¨ªsimo y trajeado empleado de Iberia que organiz¨® la entrega de tarjetas de embarque se inclin¨® amablemente ante ¨¦l y le anunci¨®: 'Su turno, se?or'. Era la primera vez que le trataban como a un caballero desde que, hace 11 meses, lleg¨® a la madre patria.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.