Enfriamiento inversor
La espa?ola no pod¨ªa ser menos. Al igual que la mayor¨ªa de las econom¨ªas industrializadas, en los ¨²ltimos meses tambi¨¦n la nuestra ha registrado una desaceleraci¨®n. En el ¨²ltimo trimestre de 2000, el crecimiento del PIB fue del 3,8% interanual; la tasa para el conjunto del a?o queda por tanto en el 4,1%, frente al 4% de 1999. M¨¢s destacable que esa variaci¨®n en el crecimiento de la econom¨ªa es la experimentada por alguno de sus componentes, en particular, el pronunciado descenso de la inversi¨®n en bienes de equipo.
Si la debilidad del conjunto de la demanda interna estaba en el origen de la mayor¨ªa de las previsiones que anticipaban un enfriamiento cuantitativamente similar al registrado, no ocurr¨ªa otro tanto con la estructura de la misma. Razones suficientes amparaban la manifiesta aton¨ªa de la demanda de consumo privado, determinada por una ca¨ªda en la confianza de las familias que encontraba su justificaci¨®n no s¨®lo en los fr¨ªos vientos procedentes el otro lado del Atl¨¢ntico, ni en las intensas correcciones de los mercados de acciones, en los m¨¢s elevados tipos de inter¨¦s o en las peores expectativas del mercado de trabajo, sino igualmente en una p¨¦rdida de renta real derivada del encarecimiento de algunos bienes y servicios b¨¢sicos, la energ¨ªa de forma destacada. Esa contracci¨®n en el consumo de los hogares (la m¨¢s pronunciada desde 1997), ha coexistido con un deterioro en las posiciones de ahorro financiero de las familias.
M¨¢s inquietante que ese manifiesto enfriamiento del consumo es el inesperado frenazo en la formaci¨®n bruta de capital fijo y, en particular, en la inversi¨®n en bienes de equipo. Inesperado por el contraste con otros indicadores anteriores (la producci¨®n industrial de este tipo de bienes, los indicadores de expectativas empresariales del trimestre, los resultados reflejados en la Central de Balances Trimestral) e inquietante por su eventual trascendencia sobre el crecimiento en periodos sucesivos y la consecuente aspiraci¨®n a converger en t¨¦rminos reales con las econom¨ªas de nuestro entorno. Esa inversi¨®n, que creci¨® en 1999 m¨¢s de un 8%, lo ha hecho en 2000 al 5%, con un ¨²ltimo trimestre del a?o al sorprendente 1,4%, responsable de la correspondiente desaceleraci¨®n en la formaci¨®n bruta de capital fijo, a pesar del mantenimiento en el ritmo de crecimiento de la inversi¨®n en construcci¨®n. La serie de tasas intertrimestrales corregidas de efectos estacionales y de calendario refleja una intensa variaci¨®n negativa en la inversi¨®n en bienes de equipo, del 8,9%, en el cuarto trimestre del a?o frente al crecimiento del 6% en el trimestre anterior.
Poco consuelo el que puede transmitir la mejora relativa en el sector exterior, la compensaci¨®n s¨®lo parcial de esa desaceleraci¨®n en la demanda nacional, si ¨¦sta tiene gran parte de su origen en el descenso de las importaciones y de ¨¦stas, son tambi¨¦n las de bienes de equipo las que caen de forma significativa. La econom¨ªa espa?ola necesita en mucha mayor medida que las de nuestro entorno fortalecer su grado de capitalizaci¨®n como precondici¨®n para generar aumentos de productividad significativamente superiores a los actuales. De mantenerse la tendencia observada en los ¨²ltimos meses del pasado a?o, no s¨®lo no se propiciar¨¢ la necesaria inserci¨®n de Espa?a en esa din¨¢mica propia de la nueva econom¨ªa, sino que es probable que afloren m¨¢s intensamente algunas de las limitaciones estructurales hasta ahora veladas por un comportamiento ciertamente excepcional de la demanda interna. La m¨¢s perversa de esas combinaciones es la formada por un ritmo similar de desaceleraci¨®n de la inversi¨®n y uno mucho m¨¢s lento en la correspondiente a la tasa de inflaci¨®n y su diferencial con los pa¨ªses con los que compartimos moneda e intercambios. Razones hay, por tanto, para revisar las bases sobre las que se asentaron la mayor¨ªa de los ejercicios de anticipaci¨®n y la complaciente orientaci¨®n de la pol¨ªtica econ¨®mica.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.