Cielos,las elecciones vascas
Caen encima, por fin, las elecciones vascas: nos esperan meses horribles. Ibarretxe, Mayor Oreja, Redondo, son temibles. Y sus ep¨ªgonos. Y aquellos de quienes son ep¨ªgonos ellos: Aznar, Zapatero, Arzalluz. Y sus encargados de opini¨®n y propaganda. Arenas es espantoso. El peque?o Cabanillas, atroz: dicen que por ello puede ser el nuevo ministro del Interior. No sigo.
Si todas las elecciones son una distorsi¨®n inhumana de la democracia, porque est¨¢n en malas bocas, ademanes groseros, insultos y amenazas, chantajes y traiciones (en el mundo: v¨¦ase el caso Bush, o el juego de su c¨®mplice Sharon), en ¨¦stas es peor, porque detr¨¢s est¨¢n varias cosas. La divisi¨®n de la sociedad, el doble fen¨®meno nacionalista (espa?olista, vasquista), el miedo y la ansiedad de quienes est¨¢n bajo una presi¨®n continua porque no toman la posici¨®n contraria a su libertad, la reaparici¨®n de la sombra de los GAL. Sobre todo: la muerte, el crimen; y la pol¨ªtica de unificaci¨®n nacional de Aznar, con la sombra de caudillo que le ensombrece.
Cualquier vistazo al sistema de autonom¨ªas que comenz¨® a partir de la Constituci¨®n aciaga y de compromiso de las clases pol¨ªticas y no del pueblo, ni de la discusi¨®n, permite ver que ha fracasado. Solamente ver los resultados de cada una de sus elecciones inclinadas hacia la abstenci¨®n y divididas por partes iguales entre espa?olistas y nacionalistas muestra que no hay gran inter¨¦s en ellas, ni en las europeas. Tampoco se ve la manera de cambiar la Constituci¨®n. Ni hacia atr¨¢s -el regreso a la unidad nacional- ni hacia delante, la creaci¨®n de una Espa?a Federal. S¨®lo se ve este asalto de Aznar y los pepistas apoyados por los nuevos socialistas hacia su viejo ideal franquista difuso que no se atreve a decir su nombre: un mando ¨²nico, un hombre privilegiado, que reduzca los controles judiciales, los informativos, la opini¨®n libre, el Parlamento representativo de las circunscripciones y los partidos. Hasta la Iglesia, si se encabrita contra sus deseos. La Iglesia, que le debe tanto. Pero no menos al PSOE, que tanto la ayud¨® tambi¨¦n; y que cada d¨ªa nos da un susto (a los que somos un poco inconformistas) con sus pactos, sus ofertas a la otra derecha confesa.
Las elecciones vascas que tanto han pedido los que confunden el nacionalismo pol¨ªtico con el asesinato -o utilizan el terrorismo para tomar la plaza- ya est¨¢n aqu¨ª: que nos sean leves. A todos.
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