El 23-F y mis nietos
La fecha 23-F signific¨® y significa mucho para m¨ª. Para todos los dem¨®cratas tuvo algo de fracaso, pero para los que est¨¢bamos cerca de los militares fue mucho peor. Felizmente todo termin¨® bien y hoy mis nietos tienen delante de s¨ª un pa¨ªs que s¨®lo mira aquella asonada como parte de la Historia de Espa?a. A ellos lo que dice Juan Alberto Perote no les interesa nada, les interesa lo que diga Javier Tusell.
Creo que he conocido pr¨¢cticamente a todos o casi todos los actores o espectadores del intento de golpe de Estado del 23-F. Pues confieso que todav¨ªa soy incapaz de explicar a mis nietos qui¨¦n estaba con la democracia y quien no; qui¨¦n conspiraba y qui¨¦n hac¨ªa de su trabajo rutinario la base de la nueva convivencia en libertad.
Pero que nadie se preocupe (ni, desde luego, mis nietos) porque hoy da ya exactamente igual.
El personaje central de esta hornada de libros que se est¨¢n publicando ahora sobre esos momentos del 81, se llama Jos¨¦ Luis Cortina. ?Estaba Cortina en el golpe? ?No estaba Cortina en la planificaci¨®n del golpe? Al mismo tiempo se reabre el debate sobre si estaba Javier Calder¨®n (hoy responsable del Cesid) o si no estaba en la letra gruesa de la historia.
Vamos a ver si yo se lo puedo explicar bien a mis nietos: por aquellas fechas de febrero del 81 todo el mundo ten¨ªa un golpe de Estado en su despacho. Todos. Posiblemente en los matices est¨¦ que yo pueda recordar esas fechas como un triunfo de la democracia y que me atreva a cont¨¢rselo a mis nietos. Conviene a los abuelos que dejen sus recuerdos limpios de compromisos extra?os: ese papel es el que -l¨®gicamente- suelen tener los padres. Los padres del 23-F todav¨ªa 'est¨¢n obligados' a contar las cosas como 'conviene que hayan sido'. S¨®lo los abuelos podemos ya contar c¨®mo -casi con seguridad- las cosas ocurrieron; los padres tienen que esperar.
A m¨ª me sorprende la obsesi¨®n de casi todos los analistas de estos d¨ªas por buscar todos los pies posibles al gato del Cesid; pero ?hay el mismo o parecido inter¨¦s en investigar todas y cada una de las capitan¨ªas generales? ?Se analiza lo que ocurri¨® en cada uno de los centros reales de mando militar que entonces exist¨ªan en Espa?a? Lo inmediato que estaba pasando en la plaza de Neptuno en Madrid podr¨ªa pasar a ser una an¨¦cdota si se analizase a fondo lo que ocurr¨ªa en esos momentos en Valladolid o en Zaragoza o en Palma o en vaya usted a saber en qu¨¦ cabecera de regi¨®n militar. Aqu¨ª todo esto no est¨¢ claro; y lo que es peor est¨¢ mal enfocado. Dej¨¦monos de poner potentes luces sobre lo que pas¨® alrededor de los dirigentes del Cesid (naturalmente que habr¨¢ que seguir investigando) y concentremos los esfuerzos en algo m¨¢s general, algo m¨¢s inmerso en la sociedad espa?ola de esos d¨ªas, en qu¨¦ pasaba, qu¨¦ hac¨ªan, qu¨¦ hicieron y hasta qu¨¦ quer¨ªan hacer muchos pol¨ªticos, militares, empresarios y todos los etc¨¦teras que se quieran poner.
A m¨ª me dar¨ªa pena que mis nietos leyeran un d¨ªa que el 23-F fue un asunto de una parte de una cosa llamada Cesid y de un pintoresco y potencial asesino de la libertad que llevaba tricornio. Los abuelos (todos) deber¨ªamos ir contando poco a poco -a lo mejor, por el momento, solamente en nuestras casas- que eso no fue as¨ª. Que mucha gente con uniforme (y sin uniforme) andaba dando vuelta a c¨®mo salir de algo que no entend¨ªan bien como sistema de convivencia. Algunos dudaban de la Constituci¨®n, muchos de los gestores, todos de que 'as¨ª no'. El problema es que esa negaci¨®n no deb¨ªa permitir disparates, pero los disparates se planearon y los plane¨® mucha gente, no s¨®lo los que ahora se se?alan con el dedo.
Luis Solana era portavoz de Defensa del PSOE el 23-F.
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