Desplome turco
Las graves tensiones que han salido a la luz entre el presidente de la Rep¨²blica, Ahmed Necdet Sezer, y el primer ministro, Bulen Ecevit, han precipitado la crisis financiera de Turqu¨ªa. Tres meses despu¨¦s de que el Fondo Monetario Internacional pusiera en pie un paquete de apoyo, Turqu¨ªa ha echado por la borda el plan de reformas econ¨®micas y financieras comprometido con esa instancia internacional. Los mercados no han tardado en asumir que esa paralizaci¨®n pol¨ªtica llevaba a quemar la opci¨®n m¨¢s ortodoxa de estabilizaci¨®n macroecon¨®mica. La ca¨ªda de la Bolsa, la hemorragia financiera, la degradaci¨®n de la calificaci¨®n crediticia, la elevaci¨®n de los tipos de inter¨¦s hasta niveles astron¨®micos, ha sido la secuencia previa al abandono del r¨¦gimen cambiario al que estaba sujeta la moneda.
La devaluaci¨®n y la entrada en un sistema de flotaci¨®n ha sido el desenlace l¨®gico. Sus consecuencias, sin embargo, est¨¢n todav¨ªa por manifestarse en toda su extensi¨®n. En primer lugar, sobre la propia econom¨ªa turca. Tras la devaluaci¨®n en m¨¢s del 30% de la lira, ya no es tan cre¨ªble el cumplimiento de los prop¨®sitos antiinflacionistas del Gobierno, suponiendo que ¨¦ste retorne a la normalidad, pues Turqu¨ªa corre el riesgo de entrar en una espiral de subida de precios que alimente otra de salarios, y as¨ª indefinidamente. La autonom¨ªa al banco central en la definici¨®n de una estricta pol¨ªtica monetaria ser¨¢ una decisi¨®n tan necesaria como probable, pero su eficacia tardar¨¢ en manifestarse en ausencia de otras medidas m¨¢s severas.
En realidad, tras esta crisis financiera subyace otra pol¨ªtica a¨²n m¨¢s grave, que ata?e nada menos que al modelo de pa¨ªs. Hay una enorme tensi¨®n entre los reformadores, que piden la liberalizaci¨®n de la econom¨ªa, y los conservadores -entre los que hay que incluir a los militares-, que viven del Estado y de la corrupci¨®n y que en el caso de que haya liberalizaci¨®n quieren gozar de sus frutos, por ejemplo, asegur¨¢ndose la parte del le¨®n en la privatizaci¨®n de la banca p¨²blica. Parad¨®jicamente, el presidente y el primer ministro son partidarios de la reforma -condici¨®n necesaria, aunque no suficiente, para entrar en la UE-, pero Ecevit gobierna en coalici¨®n con una extrema derecha resistente a todo cambio, que ha hecho saltar chispas en el seno del poder ejecutivo. Salvar la crisis requerir¨¢ algo m¨¢s que medidas puramente econ¨®micas, y no digamos ya meros cambios de caras de los responsables de la pol¨ªtica econ¨®mica. No cabe olvidar que una crisis econ¨®mica similar en 1994 estuvo en el origen del espectacular crecimiento electoral de los islamistas.
De la r¨¢pida superaci¨®n de la crisis van a depender las posibilidades de contagio a otras econom¨ªas emergentes. Durante la semana en curso, Argentina, Brasil o Rusia, fundamentalmente, han visto c¨®mo sus monedas eran objeto de presi¨®n y los precios de sus bonos experimentaban descensos amenazadores. Todas estas implicaciones renuevan la vigencia de las propuestas tendentes a fortalecer la arquitectura del sistema financiero internacional. El propio secretario del Tesoro estadounidense, Paul O'Neill, obligado a recomendar el apoyo financiero a Turqu¨ªa por su papel de aliado clave en la OTAN, tendr¨¢ que revisar su doctrina general de que sean los mercados los que obliguen a purgar los excesos a los pa¨ªses que no cumplen estrictamente con la ortodoxia. Eso significar¨ªa dejar que Turqu¨ªa se cueza en su propia salsa. Pero no en balde EE UU bombardea Irak desde sus bases turcas.
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