Botellazos contra el autocar del Madrid
El coche de Florentino P¨¦rez fue zarandeado tras el encuentro
![Diego Torres](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F905d2291-3bc7-4951-9b10-14c4000df79f.png?auth=71540af241da7b2d45e7ccd8aac79de09feb0b15263f9f39b72b24c67ae654b5&width=100&height=100&smart=true)
El aire cargado de electricidad, los ni?os tirando petardos y las se?oras de A Coru?a pase¨¢ndose frente a la playa de Riazor, con las caras rayadas en azul y blanco, anunciaban una tarde de emociones exaltadas. Cuando el autob¨²s del Madrid llevaba medio camino recorrido entre el hotel y el estadio, apenas 800 metros de distancia, dos salvas de botellazos le rompieron una luna y abollaron la chapa.
Al llegar al campo, las caras de los jugadores eran de reconcentraci¨®n. O de miedo. "S¨ª, pasamos miedo", confes¨® M¨ªchel Salgado. Aparc¨® el autob¨²s y los jugadores se apresuraron a salir y meterse en los vestuarios, cuanto antes, tras la l¨ªnea policial que los separ¨® de una multitud variopinta de deportivistas que gritaban con la violencia del que quiere reprimir el pasado de una ciudad con fuerte tradici¨®n blanca: "?Fuera, fuera, fuera!". Al terminar el partido, el coche del presidente del Madrid, Florentino P¨¦rez, fue zarandeado por la muchedumbre, sin que la cosa pasara del susto.
"Lo que ha sido impresionante", record¨® Roberto Carlos, "es el despliegue policial al salir del hotel. Patrullas por detr¨¢s y por delante. Cuando comenzaron los botellazos ni se enteraron. Debieron ir mirando la playa, el mar". Al recibir la andanada, los jugadores del Madrid se lanzaron al suelo del autob¨²s para evitar lesiones.
"No s¨¦ a qu¨¦ viene tanto odio, de pronto", se extra?¨® Julio Cendal, el responsable de la seguridad de la expedici¨®n del Madrid. En efecto, A Coru?a no ten¨ªa pinta ayer de ser aquella ciudad que en el pasado tuvo una poderosa afecci¨®n madridista. Hoy, el f¨²tbol -y m¨¢s en d¨ªas de carnaval- es un acontecimiento social. De otra manera no se explica que tantas mujeres acudieran ayer al paseo mar¨ªtimo de la bah¨ªa de Riazor. De toda edad, ni?as y abuelas. Ya sentada en la grada, y ante un remate de Roberto Carlos, una de ellas expres¨® con su grito los sentimientos encontrados de la noche: "?Yo te quiero mucho Roberto, pero no nos quites los tres puntos!".
En Riazor ya quedan pocos resabios de madridismo. De ello dio prueba la belicosidad de los hinchas locales, empecinados en hacer sentir al Madrid en territorio extra?o desde la ma?ana. Con el t¨ªtulo de Liga en juego, no era para arredrarse. Grupos de fan¨¢ticos se apostaron a lo largo del lateral de la bah¨ªa de Riazor. Por all¨ª ten¨ªa que pasar el autob¨²s azul del Madrid, que no tard¨® en recibir los impactos de escupitajos, latas, piedras y espuma blanca. Del Bosque parec¨ªa un mascar¨®n en la proa del veh¨ªculo, sentado el primero junto al conductor. Serio y grave, el t¨¦cnico encabez¨® el desembarco al llegar al estadio. Le siguieron, apresurados, Hierro, Ra¨²l y Roberto Carlos. Todos en tromba menos Solari, muy flem¨¢tico ante las oleadas de pitos. Por delante pas¨® McManaman, que recibi¨® el impacto de una goma de mascar en la frente, nada m¨¢s pisar tierra. El ¨²ltimo, Celades, pas¨® mirando el asfalto, como repasando mentalmente un plan de operaciones. Jorge Valdano, impresionado por la agresi¨®n, pens¨® en voz alta: "?Qu¨¦ agresividad! Antes no se ve¨ªa esta agresividad en contra del Madrid".
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