'El arte otorga cierto sentido a la vida'
Pregunta. Hace unos d¨ªas vi en BTV Foc al c¨¤ntir, el corto que has dirigido sobre un gui¨®n de Brossa, y pens¨¦: esto est¨¢ muy bien, pero... ?qu¨¦ salidas comerciales tiene?
Respuesta. Pues ninguna. O las mismas que tuvo mi anterior pel¨ªcula, El viaje a la Luna, basada en un texto de Lorca: el circuito acad¨¦mico. De todas maneras, es evidente que yo no hago estas cosas por af¨¢n de lucro.
P. El cine deber¨ªa tener espacio para estos experimentos. Es como si en la literatura no hubiera sitio para el cuento o el ensayo. Las pel¨ªculas solo pueden ser el equivalente de las novelas.
R. Eso es muy cierto, lamentablemente. El cine, que en la ¨¦poca de los surrealistas propici¨® encuentros entre artistas y cineastas, abandon¨® r¨¢pidamente ese camino, y la cosa qued¨® en colaboraciones espor¨¢dicas, como la de Hitchcock y Dal¨ª en Recuerda. Pero yo no pienso abandonar: mi pr¨®xima pel¨ªcula tendr¨¢ como protagonistas unas manos.
P. ?Perd¨®n?
R. Un d¨ªa me qued¨¦ mirando una postal en la que s¨®lo hab¨ªa unas manos. Y pens¨¦ que las manos podr¨ªan protagonizar una historia. Entonces me puse en contacto con Teresa Calafell, reputada marionetista a la que tal vez recordar¨¢s por Mori el Merma, aquel espect¨¢culo mironiano. Se trataba de fabricar un teatrillo en el que las manos pudieran, por as¨ª decirlo, actuar. Luego las cosas se complicaron. La pobre Teresa contrajo un c¨¢ncer y acabamos construyendo ese teatrillo en su cama del hospital, iniciando al mismo tiempo otra pel¨ªcula en la que se segu¨ªa el proceso de la enfermedad de Teresa... Ella no se opuso... Evidentemente, no hab¨ªa ning¨²n morbo por mi parte, como no lo hubo por parte de Wim Wenders cuando rod¨® Lightning over water, su versi¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas de Nicholas Ray... Lo que yo intentaba, supongo, era abrazar la muerte, que es eso tan inteligente que hacen los mexicanos, mientras que los espa?oles la convertimos en una tragedia y los norteamericanos, simplemente, hacen como si no existiera... Lamentablemente, Teresa acab¨® muriendo. Y yo voy a tener que hacer algo con las 30 horas que grab¨¦ con ella.
P. Tu capacidad de trabajo es enorme. Est¨¢s preparando una opera de Stravinski, Edipo rey, para Granada; un homenaje a Orson Welles a medias con Jordi Ball¨® en el CCCB; una intervenci¨®n en el nuevo Institut del Teatre....
R. S¨ª, para m¨ª los d¨ªas son muy cortos: me faltan horas. Siempre estoy trabajando, tal vez porque el arte le otorga cierto sentido a la vida. Vamos a ver... la vida no tiene mucha l¨®gica. Y el arte, o cualquier tipo de creaci¨®n, tampoco. Pero creo que, a veces, un no y otro no dan como resultado un s¨ª. Dos absurdos sumados pueden tener sentido. No s¨¦ si me explico...
P. Perfectamente. Por lo menos, yo opino lo mismo. Escribimos, pintamos o hacemos cine para hacernos la ilusi¨®n de que entendemos algo.
R. No se puede perder el tiempo porque el tiempo se te puede acabar en cualquier momento. Hace un par de semanas tuve un accidente de moto. Iba yo zigzagueando entre los coches cuando me abrieron la puerta de un taxi, me la com¨ª y sal¨ª disparado. Ca¨ª de espaldas, y si no llego a llevar casco, dudo mucho que ahora pudiera estar hablando contigo. Mientras estaba all¨ª tumbado, conmocionado, o¨ª una voz que gritaba: '?Se ha matado, se ha matado!'. '?Ser¨¢ verdad?', pens¨¦. Entonces empec¨¦ a mover un brazo. Y trat¨¦ de incorporarme, sin ¨¦xito. Y pens¨¦: ?y si me he quedado paral¨ªtico de por vida? Como puedes ver, la cosa no revisti¨® especial gravedad, pero... no puedes evitar pensar que todo es fr¨¢gil y precario y se puede ir al carajo en cualquier momento.
P. ?Tienes la pintura un poco abandonada o es s¨®lo una impresi¨®n m¨ªa?
R. Nunca he abandonado la pintura. Para m¨ª, todo lo que hago es lo mismo, ya sea una escenograf¨ªa, un cuadro, un ballet, una serie de fotos o unas cer¨¢micas... Mira este libro: son fotos tomadas en India durante una reciente estancia de cuatro meses. Son en blanco y negro, hechas de manchas naturales, conseguidas al apretar el disparador en seg¨²n qu¨¦ entorno a una determinada hora... ?No se parecen mucho a los cuadros que est¨¢n apoyados en esa pared?
P. Frederic, yo siempre he pensado que lo tuyo es generosidad, no estajanovismo.
R. Brossa s¨ª que era un tipo generoso. Y repleto de curiosidad. Creo que la generosidad y la curiosidad son dos categor¨ªas fundamentales para un creador... A¨²n echo de menos a Brossa. Y se me ha quedado grabada la ¨²ltima imagen que conservo de ¨¦l. Est¨¢bamos en la Filmoteca, adonde ¨¦l iba cada tarde, como ya sabes, y se qued¨® pl¨¢cidamente dormido mientras en la pantalla Stan Laurel y Oliver Hardy se escup¨ªan agua a la cara mutuamente...
P. ?Qu¨¦ fuiste a buscar a India, si es que fuiste a buscar algo?
R. Bueno, era como una especie de asignatura pendiente. Yo no fui a India cuando iba toda la gente de mi generaci¨®n. En esos tiempos opt¨¦ por M¨¦xico, un pa¨ªs que me acogi¨® con los brazos abiertos y en el que estuve tres a?os. Fui muy amigo de Octavio Paz y a¨²n conservo grandes amistades all¨¢... Luego estuve siete u ocho a?os en Nueva York...Volv¨ª aqu¨ª... Y un buen d¨ªa me di cuenta de que nunca hab¨ªa estado en India, as¨ª que me fui a Bombay. A m¨ª los viajes me nutren mucho, me dan ideas. Aunque ten¨ªa raz¨®n Paul Bowles cuando dec¨ªa que los viajes ya no existen porque se ha perdido el concepto de trayecto: subes a un avi¨®n en un aeropuerto y bajas de ese avi¨®n en otro aeropuerto. Has recorrido medio mundo dentro de una c¨¢psula. En fin, probablemente los viajeros se han convertido en turistas.
P. Estuviste en Nueva York en los ochenta, ?no?
R. Una birria de d¨¦cada, s¨ª. Especialmente para el mundo del arte, que se convirti¨® en un lodazal lleno de oportunistas.
P. A uno de ellos, Julian Schnabel, le va muy bien: acaba de rodar una pel¨ªcula sobre Reynaldo Arenas.
R. Me da un poco de miedo ver Before night falls, la verdad. Por el respeto que le tengo a Arenas y por lo poco que me gust¨® aquella pel¨ªcula infame que rod¨® Schnabel sobre el pobre Basquiat. Julian Schnabel ejemplifica algo muy triste que sucedi¨® en los a?os ochenta: la conversi¨®n del artista en un personaje que se interpone entre la obra y el p¨²blico.
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