La Penya, en peligro
El Joventut atraviesa el peor momento de su dilatada y destacable historia. Una nueva, incuestionable y decepcionante (por las formas y su palpable impotencia) derrota ante el Madrid le ha colocado definitivamente a las puertas de una situaci¨®n casi inimaginable: luchando por mantenerse en la Liga ACB.
Estamos hablando de un equipo que hace menos de siete a?os fue campe¨®n de Europa. Una sociedad que ha sido vivero inagotable de grandes jugadores hasta hace bien poco. Un equipo casi siempre respaldado por una afici¨®n inquebrantable en una ciudad que, sin tener que hacer un esfuerzo memor¨ªstico, podemos ver respirando baloncesto por los cuatro costados.
Todo esto es agua pasada. Lo que ahora nos encontramos, el duro y desalentador presente, es un equipo sin personalidad, irreconocible salvo por los vestigios del pasado (Jofresa, Ferr¨¢n, Comas), en el que cambian t¨¦cnicos y jugadores; econ¨®micamente, lejos de poder competir con los grandes, hasta el punto de perder un jugador que pudo ser el v¨¦rtice de un atractivo proyecto (Ra¨²l L¨®pez), y con la afici¨®n en estado de semideserci¨®n, a la que ya no le interesa ni el Real Madrid.
Semejante ca¨ªda al vac¨ªo no es posible sin que se comentan infinidad de errores. Seguramente el m¨¢s grave haya sido la p¨¦rdida de las se?as de identidad que le hicieron grande. El secreto de la Penya se bas¨®, como el del Estudiantes, en diversos signos diferenciadores respecto al resto de los equipos. Una cantera cuidada y productiva, buenas elecciones de jugadores extranjeros y un estilo de juego cuidado, elegante, de calidad.
Tambi¨¦n, como le ha ocurrido a los madrile?os, siempre han sufrido el acoso de los poderosos, que temporada tras temporada les robaban sus m¨¢s preciados valores. Pero alrededor de buques insignia como Margall o Villacampa supieron rehacerse y sustituir los huidos por otros sin que su valor como equipo se resintiese m¨¢s de lo debido.
Los nuevos tiempos han sido inmisericordes con la Penya. Crisis de cantera, imposibilidades econ¨®micas, falta de acierto en los fichajes, poca paciencia, demasiados movimientos en las esferas directivas... Todo esto ha ido poniendo su granito de arena para que una sociedad ejemplar haya pasado a convertirse en un colectivo que camina como ¨¢nima en pena por la ACB. Cualquier aficionado, sin ser necesariamente badalon¨¦s, no puede por menos que lamentarlo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.