El futuro de la universidad andaluza

El debate que sobre la situaci¨®n presente y futura del sistema universitario andaluz se est¨¢ manteniendo en la Comisi¨®n de Estudio creada en el Parlamento andaluz, no es, ni debe de serlo, un mero tramite. Desde luego, no lo es para la comunidad universitaria, que ha de afrontar en el futuro inmediato retos fundamentales, tal y como ponen de relieve informes y estudios nacionales e internacionales.

El Gobierno andaluz ha querido que, en esta coyuntura, la necesaria reflexi¨®n y la propuesta de las bases sobre las que construir el futuro se lleven a cabo en el Parlamento, porque es all¨ª donde se conjugan m¨¢s fielmente los intereses sociales en juego.

Con ello se pretende promover un debate social y mostrar claramente a la sociedad andaluza cual es la realidad, las fortalezas y los problemas, de una instituci¨®n universitaria que ha de tener un protagonismo esencial en la dinamizaci¨®n del desarrollo econ¨®mico y social de Andaluc¨ªa. Lo cual es exigencia insoslayable de una ¨¦poca en la que la acumulaci¨®n de conocimiento y su aplicaci¨®n al entorno son impulsoras destacadas de desarrollo y el bienestar social.

Las cuestiones universitarias que pueden abordarse desde las competencias del gobierno andaluz est¨¢n relacionadas con cuatro grandes aspectos, estrechamente relacionados.

El primero es el de la consolidaci¨®n de un mapa de titulaciones que, siendo capaz de responder a leg¨ªtimas demandas y expectativas sociales m¨¢s o menos localizadas, permita el mejor uso posible de los recursos humanos y materiales de todo el sistema universitario andaluz. En algunos momentos se ha podido transmitir la idea de que la acumulaci¨®n de titulaciones es la mejor v¨ªa para consolidar un espacio universitario, cuando, en realidad, lo que mejor define a una universidad de excelencia, y por lo tanto a la altura de lo que demandan los tiempos, no es el n¨²mero de sus titulaciones, sino la calidad de las que imparte.

El Informe sobre la Programaci¨®n Universitaria de Andaluc¨ªa 1997-2000, que la Consejer¨ªa de Educaci¨®n y Ciencia ha presentado al Parlamento, se?ala que, aunque globalmente existe equilibrio en el n¨²mero y la distribuci¨®n de las titulaciones que se ofertan en nuestras universidades, es necesario establecer criterios para completar su desarrollo futuro, atendiendo con firmeza al fortalecimiento del sistema en su conjunto. Ser¨ªa un gran error atender m¨¢s a intereses localistas y de corto plazo que a la consolidaci¨®n de un mapa racional desde el punto de vista de Andaluc¨ªa en su conjunto.

El segundo aspecto esencial tiene que ver con la financiaci¨®n de nuestras universidades. El Gobierno andaluz es consciente, de que las universidades andaluzas necesitan recursos importantes. A ese convencimiento responde el incremento significativo de las transferencias corrientes para el a?o 2001, el aumento de las partidas destinadas a investigaci¨®n o la asignaci¨®n de sesenta mil millones de pesetas para un nuevo plan plurianual de inversiones.

En cualquier caso, la cuesti¨®n de la financiaci¨®n universitaria debe de superar los planteamientos exclusivamente incrementalistas, y situarse en otro horizonte. Cualquier conocedor de la realidad universitaria es consciente de que es necesaria una nueva forma de financiar y una pauta de gasto que optimice socialmente los recursos que la sociedad destina a estas ense?anzas.

Por ello, es necesario avanzar en el establecimiento de un modelo de financiaci¨®n que responda a criterios modernos de rentabilidad social y que incentive la calidad y la mejora de los resultados acad¨¦micos.

En tercer lugar, no puede olvidarse que el reto principal al que se enfrenta la universidad andaluza tiene una expresi¨®n bien clara: lograr cada vez m¨¢s calidad. Todas y cada una de las medidas que se adopten en el ¨¢mbito de las titulaciones o de la financiaci¨®n deben de tener como norte la mejora de la calidad de la ense?anza, el incremento del rendimiento escolar y social, la mayor productividad cient¨ªfica y, en suma, la consolidaci¨®n de un sistema universitario cuyo rasgo principal sea la excelencia.

Finalmente, es fundamental que la reflexi¨®n sobre el presente y el futuro de nuestras universidades tenga en cuenta dos hechos esenciales: la imprescindible vinculaci¨®n con nuestro entorno y los cambios que se est¨¢n produciendo a escala mundial. La dimensi¨®n internacional de los estudios universitarios es hoy d¨ªa un punto de partida ineludible. Por ello, hemos de tender a la identificaci¨®n m¨¢s enriquecedora de nuestras universidades, de nuestros mapas de titulaciones, de nuestros planes de estudios o de nuestra actividad cient¨ªfica, con los de nuestro contexto no ya nacional, sino europeo e internacional.

El Gobierno andaluz ha dado muestras de que afronta la situaci¨®n universitaria con transparencia, con generosidad pol¨ªtica y con decisiva voluntad de proporcionar los mejores medios para afianzar nuestro sistema universitario. Las universidades han demostrado en numerosas ocasiones su capacidad de abordar los problemas que les afectan con rigor, con serenidad y con reflexi¨®n.

Debemos de tener la completa confianza de que todos nuestros parlamentarios, las autoridades acad¨¦micas, los agentes sociales, la representaci¨®n estudiantil o los expertos que participan en el mencionado debate, responder¨¢n tambi¨¦n constructivamente para fortalecer a nuestras universidades y al conjunto de nuestro sistema universitario.

C¨¢ndida Mart¨ªnez es consejera de Educaci¨®n y Ciencia de la Junta de Andaluc¨ªa.