Par¨ªs recuerda la obra del pintor aragon¨¦s exiliado Gonz¨¢lez Bernal
El Instituto Cervantes de Par¨ªs, con la colaboraci¨®n de la galer¨ªa Marcos de Barcelona y las Cortes de Arag¨®n, presenta hasta el 30 de marzo 43 obras de Jos¨¦ Luis Gonz¨¢lez Bernal, aragon¨¦s, pintor y poeta, surrealista, personaje olvidado por su exilio y la pol¨ªtica, porque muri¨® antes de cumplir los 30 a?os, al mismo tiempo que su Rep¨²blica.
Entre 1932 y 1939, Gonz¨¢lez Bernal vivi¨® casi permanentemente en Par¨ªs y en esta ciudad muri¨®. En la capital francesa se interes¨® por el surrealismo, iniciando una evoluci¨®n hacia la abstracci¨®n. Hace poco m¨¢s de un a?o, las Cortes aragonesas recibieron el legado de m¨¢s de 300 obras del artista. Proven¨ªan de la colecci¨®n del doctor Vizca¨ªno, el doctor Gachet de Gonz¨¢lez Bernal, el hombre que le oper¨® los pulmones en Barcelona, en plena guerra civil, cuando la tuberculosis que iba a costarle la vida se hac¨ªa m¨¢s y m¨¢s amenazante.
En Par¨ªs, Jules Supervielle, Ren¨¦ Crevel, Marcel Jouhandeau, Pierre Reverdy o Georges Auric forman parte de su n¨²cleo de amistades, as¨ª como el pintor y poeta Henri Michaux, que supo escribir sobre ¨¦l y encontrar las palabras justas, entre sorprendido y contento de hallar un artista que debi¨® antoj¨¢rsele un alma gemela. Michaux estimaba Hombre encadenado (1934), sobre la revoluci¨®n minera de Asturias, como 'una obra maestra'. Tambi¨¦n escribi¨® Michaux sobre Paisaje (1936), del que admira los 'personajes petrificados', as¨ª como sus 'nubes grandiosas minuciosamente pintadas'.
El zaragozano Gonz¨¢lez Bernal, antes de iniciar sus peregrinaciones art¨ªsticas a Barcelona y Madrid, se hizo retratar en su ciudad natal junto al pintor Caneja, ese otro asceta del color que tuvo la suerte de contar con un Juan Benet para existir m¨¢s all¨¢ de sus pinturas; el escritor Gil Bel, entre Tom¨¢s Seral y Ram¨®n Ac¨ªn, activista cultural el primero, productor accidental de Bu?uel el segundo, junto a la pianista Pilar Bayona.
Sue?o de libertad
Todo ese mundo, toda esa actividad cultural de la Zaragoza republicana, todo ese breve sue?o de libertad, aparece en las obras de Gonz¨¢lez Bernal reunidas en Par¨ªs, ya sea a trav¨¦s de dibujos de manos monstruosas o de momentos l¨ªricos como el evocado en Objeto surrealista. Las extensiones infinitas pero con punto de fuga de Dal¨ª o Tanguy se transforman en Monegros irreconocibles; en Violinista con animales, Juan Manuel Bonet ve el rastro de la iconograf¨ªa de Chagall, fen¨®meno que se repite en La florista.
Para el Instituto Cervantes, la exposici¨®n, titulada Un solitario en la vanguardia espa?ola, es tambi¨¦n un acto reparador. El aragon¨¦s falleci¨® en Par¨ªs al mismo tiempo que la II Rep¨²blica espa?ola y la III Rep¨²blica francesa, la del Frente Popular, y con ella se traslad¨® tambi¨¦n la capitalidad mundial de la ciudad francesa en materia de arte a Nueva York. Desde Espa?a nadie pudo, en 1939, reivindicar a Gonz¨¢lez Bernal; desde Francia, entre 1939 y 1945, tampoco era momento adecuado y luego la vida no quiso saber nada del pasado.
Babelia
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