El verdadero Videla, al descubierto
Dos periodistas consiguen poner fin en un libro a la larga estrategia de silencio del ex dictador argentino
El sigiloso ex teniente general argentino Jorge Rafael Videla, que encabez¨® hace 25 a?os, el 24 de marzo de 1976, el golpe de Estado contra el Gobierno constitucional de Mar¨ªa Estela Mart¨ªnez, Isabel, la viuda de Per¨®n, nunca imagin¨® que ser¨ªan dos periodistas y su equipo de investigaci¨®n los que despedazar¨ªan la estrategia del silencio en la que intent¨® recluirse y revelar¨ªan al fin la desmesura de su crueldad. El trabajo, convertido en un libro que lleva por t¨ªtulo El dictador, agot¨® esta semana en Buenos Aires su primera edici¨®n de 25.000 ejemplares y, por primera vez despu¨¦s de 10 a?os, la Editorial Sudamericana envi¨® a Madrid 10.000 libros pedidos por librer¨ªas espa?olas.
'No se pod¨ªa fusilar. La sociedad no hubiera soportado dos fusilamientos hoy, otros dos ma?ana...'
'No, no se pod¨ªa fusilar. Pongamos un n¨²mero, pongamos 5.000. La sociedad argentina no se hubiera bancado los fusilamientos: ayer, dos en Buenos Aires; hoy, dos en C¨®rdoba; ma?ana, cuatro en Rosario, y as¨ª hasta 5.000. No hab¨ªa otra manera. Todos estuvimos de acuerdo en esto. Y el que no estuvo de acuerdo se fue. ?Dar a conocer d¨®nde est¨¢n los restos? ?Pero, qu¨¦ es lo que podemos se?alar? ?El mar, el R¨ªo de la Plata, el Riachuelo? Se pens¨®, en su momento, dar a conocer las listas. Pero luego se plante¨®: si se dan por muertos, enseguida vienen las preguntas que no se pueden responder: qui¨¦n mat¨®, d¨®nde, c¨®mo...'.
Mar¨ªa Seoane, de 53 a?os, y Vicente Muleiro, de 49, los editores jefe del suplemento 'Zona' del diario Clar¨ªn de Buenos Aires, autores de El dictador, a¨²n se revuelven ante semejante declaraci¨®n de Videla, el general condenado en 1985 a reclusi¨®n perpetua por secuestros, torturas y asesinatos, acusado, adem¨¢s, por su responsabilidad en la desaparici¨®n de unas 30.000 personas, indultado en 1990 por decreto del ex presidente Carlos Menem. Los autores de El dictador quieren dejar atr¨¢s 'el terror' personal que sintieron cuando eran m¨¢s j¨®venes y que comparten todav¨ªa con miles de ciudadanos: 'Hicimos esta investigaci¨®n porque esperamos que el terror que todav¨ªa nos provoca esa historia entre definitivamente en nuestro pasado'.
Para los dos periodistas, ganadores del Premio Rey de Espa?a en 1998 por Los papeles secretos de la Embajada, una documentada investigaci¨®n que dej¨® en evidencia el grado de participaci¨®n de la Embajada de Estados Unidos en Buenos Aires y la relaci¨®n con los militares argentinos antes y despu¨¦s del golpe de Estado de 1976, el m¨¦rito mayor del libro es precisamente el de mostrar al verdadero Videla: 'Se rompe al fin la estrategia de silencio adoptada por Videla. Sin este trabajo, este tipo se iba a morir en medio de la sensaci¨®n de ambig¨¹edad que deliberadamente quiso provocar. La sociedad no sab¨ªa hasta ahora si Videla era un pobre hombre situado en ese lugar por una casualidad hist¨®rica o un criminal imperdonable. Ahora no quedan dudas. Videla era el jefe. Videla reconoce que sab¨ªa todo sobre los secuestros, las torturas, las desapariciones y los cad¨¢veres arrojados al r¨ªo o el mar'.
Con el silencio como escudo y una 'resignaci¨®n cristiana', Videla, de 75 a?os, s¨®lo se dejaba ver en p¨²blico cuando asist¨ªa a misa. Hasta que en junio de 1998 fue nuevamente acusado, sometido a proceso y recluido en prisi¨®n preventiva dentro de su propia casa por ser mayor de 70 a?os, mientras contin¨²a la investigaci¨®n sobre un plan sistem¨¢tico aplicado durante la dictadura para secuestrar y cambiar la identidad de los ni?os nacidos en cautiverio.
Como era de esperar, Videla intent¨® desconocer y, si todav¨ªa le fuera posible, hacer desaparecer toda evidencia. En una carta de los lectores dirigida al director de La Naci¨®n, que el peri¨®dico titul¨® 'No es as¨ª', el ex dictador niega 'de forma absoluta las expresiones autoincriminatorias' que se le atribuyen y aprovecha la oportunidad para insistir en su teor¨ªa de que las Fuerzas Armadas s¨®lo respondieron a una agresi¨®n: 'En escritos presentados hace 15 a?os en la C¨¢mara Federal, lament¨¦ p¨²blicamente los horrores de una guerra provocada por fuerzas extremistas que, a lo largo de un decenio, ejecutaron 21.800 hechos vand¨¢licos y expres¨¦ mi anhelo de una genuina reconciliaci¨®n entre los argentinos (...)'. Al final, Videla, que firma con nombre y apellido, a los que agrega 'ex presidente de la naci¨®n', trata de recomponer su t¨¢ctica: 'He guardado silencio durante 15 a?os como una contribuci¨®n a la paz y al reencuentro entre los argentinos. Formulo, no obstante, estas manifestaciones para evitar interpretaciones equivocadas. Nunca estuvo en mi ¨¢nimo atizar la hoguera de la discordia'.
Los responsables del trabajo est¨¢n tranquilos. Muleiro dice: 'Si Videla quiere hacer una demanda, que la haga; presentaremos prueba de todo lo que ha dicho'. La investigaci¨®n se demor¨® cuatro a?os y los periodistas entrevistaron a 120 personas.
Los autores no pidieron la entrevista con Videla porque sab¨ªan que no les recibir¨ªa, pero lograron que mantuviera tres extensas conversaciones 'sin magnet¨®fonos' con Guido Braslavsky, un miembro del equipo de informantes, entre agosto de 1998 y marzo de 1999. Entonces Videla habl¨® tranquilamente y dijo lo que ahora niega, pero el ex general no se imaginaba que gran parte de su testimonio iba a quedar registrado, aun contra su voluntad. Seoane explica: 'Tenemos las cintas, por si hiciera falta'. Y Videla dijo: '?Si hab¨ªa duros y moderados? Je, je... yo estaba por encima de todos (...)'. 'Estoy seguro de que en este momento en alguna comisar¨ªa se est¨¢ torturando, porque cuando se quiere llevar adelante una investigaci¨®n en serio... (...). Para m¨ª no hay guerras sucias. Hay guerras justas e injustas. El cristianismo cree en las guerras justas. Y la que hicimos fue una guerra justa (...)'. El poder 'no fue dif¨ªcil para m¨ª, no hubo ning¨²n descontrol. Yo sab¨ªa todo (...). A m¨ª el juicio no me interesaba. No fue el ¨²nico libro que llev¨¦, pero con ¨¦ste tuve una picard¨ªa. Vi que hab¨ªa un fot¨®grafo con teleobjetivo tratando de sacar el libro... Entonces lo abr¨ª en el cap¨ªtulo Perd¨®nalos, Padre, no saben lo que hacen'.
A juicio de los autores, la investigaci¨®n deja en claro una conclusi¨®n: 'Videla es nuestro Hitler sin haber pasado por la cultura de Goethe, sino por la impronta b¨¢rbara de los estancieros de la pampa h¨²meda. Es el verdadero jefe de la dictadura m¨¢s sanguinaria y cruel de la historia argentina y seguramente de las latinoamericanas del siglo XX. Es un dictador parad¨®jico, porque no tiene la desmesura ni las caracter¨ªsticas tipo de la mayor¨ªa, como Somoza, Trujillo o Stroessner, pero es un dictador a¨²n m¨¢s cruel que aqu¨¦llos, con su estilo asc¨¦tico, de ra¨ªz cristiana, inquisitorial, cuya verdadera trascendencia p¨²blica no pod¨ªa darse por sus luces de estadista, sino por la matanza que produjo'.
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