Eslovaquia, un divorcio sin vuelta atr¨¢s
Los checos no suelen hablar espont¨¢neamente de su separaci¨®n de Eslovaquia, pero cuando se les pregunta por el tema afirman invariablemente que, aunque lo sientan, el divorcio no admite vuelta atr¨¢s. Y lo mismo dicen los eslovacos, incluidos los que se han quedado a vivir en la Rep¨²blica Checa.
Por lo dem¨¢s, aquella decisi¨®n que se hizo efectiva el 31 de diciembre de 1992, adoptada por el ultranacionalista eslovaco Vlad¨ªmir Meciar y por V¨¢clav Klaus, el m¨¢s nacionalista de los pol¨ªticos checos, sin someterla a refer¨¦ndum y con los sondeos de opini¨®n en contra, sigue suscitando m¨¢s preguntas que respuestas. ?Por qu¨¦ la calle no reaccion¨® contra la separaci¨®n? 'Porque el comunismo dej¨® una sociedad desestructurada. Tras el pico de efervescencua social de 1989, vino una depresi¨®n de la opini¨®n p¨²blica', dice Antoine Mar¨¦s, director del Centro Franc¨¦s de Investigaciones en Ciencias Sociales de Praga.
En cuanto al fondo, los seguidores de Klaus siguen defendiendo a capa y espada un desenlace que los socialdem¨®cratas critican. 'Todo el mundo en este pa¨ªs sabe que Klaus hizo bien. Si comparamos con lo que ha pasado en Yugoslavia o en la antigua URSS, se ve el peligro del que hemos escapado', afirma Petr Necas, presidente adjunto del Partido C¨ªvico Democr¨¢tico, que dirige Klaus.
Pero, probablemente, el rechazo checo de la vuelta atr¨¢s se debe m¨¢s a un disgusto por lo ocurrido tras la separaci¨®n que a los supuestos peligros del pasado. Es indudable que la muy nacionalista Eslovaquia, la m¨¢s perjudicada por el divorcio que sus dirgentes anhelaban, cay¨® con frecuencia durante los primeros a?os de su independencia en una org¨ªa de inestabilidad, agresividad hacia los vecinos, corrupci¨®n y pol¨ªtica mafiosa que s¨®lo ahora parece estar super¨¢ndose.
?Qu¨¦ ha cambiado en una d¨¦cada? Cada uno de los dos pa¨ªses ha sustituido al otro por un socio comercial que, no por casualidad, es el mismo: Alemania. El PIB per c¨¢pita, de 5.040 d¨®lares en la Rep¨²blica Checa y 3.700 d¨®lares en Eslovaquia, refleja una desigualdad hist¨®rica. Los respectivos ¨ªndices de paro sugieren que esa diferencia incluso se ha agudizado, ya que el de Eslovaquia alcanza el 20%, frente al 9% de la Rep¨²blica Checa.
Los dos pa¨ªses tienen hoy buenas relaciones, y Daniel B¨²tora, un periodista eslovaco que a?ora Checoslovaquia, constata que los checos siguen ignorando a sus vecinos del sur como ¨¦stos contin¨²an admirando a los suyos del norte, su capacidad de inventiva y dise?o, y c¨®mo siguen hablando la lengua checa, porque 'ven la televisi¨®n de los de arriba'. 'Los eslovacos siguen detr¨¢s de sus hermanos checos, pero ahora lo hacen libremente porque quieren', concluye B¨²tora con sorna.
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