'La gente sin voz tiene la voz m¨¢s poderosa de todas'
Feliz y emocionada, bajando s¨²bitamente de las estrellas y los planetas de La piel del cielo, Elena Poniatowska recibi¨® la noticia del premio por tel¨¦fono, de boca del presidente del jurado, Antonio Mu?oz Molina. Luego, la Casa de Am¨¦rica se puso en contacto con ella, y la periodista y escritora se someti¨® a una larga serie de preguntas, que volaban desde las delegaciones de Alfaguara en Colombia, Argentina, Chile, El Salvador, Bolivia o Miami, y desde la misma sala atestada de Madrid donde se le proclam¨® ganadora.
Poniatowska respondi¨® con su voz dulce y el acento y la actitud chilanga (del DF), ir¨®nica, simp¨¢tica y entre bromas y veras.
Lo primero que dijo fue: 'Estoy muy emocionada, tengo las manos heladas, no s¨¦ qu¨¦ pensar, estoy fuera de ¨®rbita. Esto es para m¨ª como la estrella m¨¢s alta del ¨¢rbol de Navidad. Sobre todo, porque s¨®lo me faltan dos a?os para cumplir 60 y no me queda ya ni un hervor'.
Luego a?adi¨® una an¨¦cdota sabrosa: 'Es una emoci¨®n enorme que no me esperaba, porque hace un mes y medio le prest¨¦ el manuscrito a un amigo, y s¨®lo hace una semana me dijo que todav¨ªa iba por el cap¨ªtulo tres. Ya estaba trist¨ªsima, pensando que la novela deb¨ªa ser lo menos interesante del mundo'.
Despu¨¦s, ya m¨¢s tranquila, fue dando algunos datos para aclarar la relaci¨®n entre La piel del cielo y su vida personal. 'La novela est¨¢ inspirada en mi marido, Guillermo Haro, que fue un gran astr¨®nomo, y en mi hijo, que tambi¨¦n es f¨ªsico. Pero todo es ficci¨®n, y si mi marido la leyera bajo tierra, seguramente se le pondr¨ªan los pelos de punta. ?l nunca me ense?¨® nada de astronom¨ªa, porque cre¨ªa que estaba muy por encima de mis capacidades'.
Poniatowska habl¨® de todo un poco. Tambi¨¦n de ella misma. Cont¨® que se hizo periodista 'por chiripa, de la noche a la ma?ana, en 1953'. Y agreg¨® un machete mexicano: 'Cuando esa v¨ªbora pica, no hay remedio en la botica'.
'El periodismo fue mi escuela desde 1952', aclar¨® despu¨¦s. 'Yo ten¨ªa 20 a?os, y no s¨¦ c¨®mo, pero me toc¨® hacer una entrevista diaria durante 365 d¨ªas seguidos. As¨ª conoc¨ª a gente como Octavio Paz, Alfonso Reyes, Juan Rulfo, Bu?uel (que luego se hizo amigo m¨ªo y fuimos muchas veces juntos a la c¨¢rcel), Diego Rivera... Todo lo que dec¨ªan me impresionaba mucho'.Lo de la c¨¢rcel no qued¨® claro del todo, aunque Poniatowska dijo que Bu?uel y ella fueron a ver a Mutis un par de veces. El caso es que aquella ¨¦poca supuso el inicio semisecreto de la carrera literaria de esta mujer prol¨ªfica (34 libros a la espalda), comprometida contra la injusticia de su pa¨ªs y especializada en romper silencios c¨®mplices y en denunciar corrupciones, como hizo en Fuerte es el silencio (1980) o La noche de Tlatelolco (1970), un libro m¨ªtico, con forma de reportaje, donde denunci¨® la masacre de estudiantes sucedida en la noche del 2 de octubre de 1968. Seg¨²n cont¨® Gonzalo Celorio, el libro recibi¨® el Premio Villaurrutia y la autora lo rechaz¨® sin ambages: 'No quer¨ªa un premio de un Gobierno que ten¨ªa las manos manchadas de sangre'.
Lo cierto es que Poniatowska sabe bien que literatura y periodismo no son la misma cosa: 'La literatura necesita tener las manos muy quietas; no se puede escribir en una Redacci¨®n o dando saltos por ah¨ª, corriendo por el rastro y preguntando a los dem¨¢s lo que tienes que poner. El tiempo es distinto, y el riesgo interior, tambi¨¦n. Pero yo jam¨¢s tuve la certeza de si lo que escribo es malo o es bueno, porque soy una mujer muy insegura. Quiz¨¢ por eso, me pas¨¦ la vida entera preguntando a los dem¨¢s'.
Alguien sugiri¨® que Poniatowska, de ascendencia polaca, es una europea trasplantada a M¨¦xico. Se refer¨ªa a que naci¨® en Par¨ªs en 1932 y lleg¨® a Am¨¦rica 10 a?os despu¨¦s. Pero ella niega ser europea: 'De trasplantada, nada. Mi madre era mexicana, y se llamaba Paula Amor. Lo que sucedi¨® es que su familia se tuvo que ir a Par¨ªs porque la revoluci¨®n les requis¨® las haciendas. A m¨ª me gustar¨ªa haberme llamado Elena Amor, pero mi t¨ªa Guadalupe Amor, que era poeta, me prohibi¨® firmar as¨ª dici¨¦ndome: 'T¨² eres una pinche periodista y yo soy una diosa'.
A prop¨®sito de revoluciones, Poniatowska no olvid¨® mencionar la marcha zapatista sobre M¨¦xico. Al ser preguntada si una de sus tareas ha sido dar voz a los que no tienen voz coment¨®: 'No es verdad que haya gente sin voz. La literatura testimonial proviene de las voces de los perdedores, de los campesinos, de la gente que no est¨¢ en una torre de marfil. Ahora estamos oyendo con mucha fuerza las voces de los campesinos de Chiapas, de los ind¨ªgenas: ellos han sido los que han inspirado las palabras del subcomandante Marcos. Esa marcha de una guerrilla sin armas hacia el ombligo de M¨¦xico es una cosa hist¨®rica, que est¨¢ sucediendo s¨®lo en M¨¦xico, y es un orgullo poder contar eso, poder verlo y participar activamente. Por otro lado, la literatura sucede con las voces de la gente sin voz. As¨ª que no s¨®lo tienen voz, sino que tienen la voz m¨¢s poderosa de todas, aunque la mayor parte de las veces no sabemos escucharla'.
![Elena Poniatowska, en 1998](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/PLPVVOCMNUKLAJARYISMAFXVIU.jpg?auth=dc74289f87de63465ada500fbed7065daed2b0a17e11be67c6678bf8583936ff&width=414)
La condena del PRI
A Elena Poniatowska se le ocurri¨® escribir La piel del cielo hace seis a?os, pero ha sido en los ¨²ltimos tres cuando se puso m¨¢s en serio a la labor.
Quer¨ªa dar la voz y la palabra a los cient¨ªficos, reivindicar la ciencia en un pa¨ªs donde casi no existe. La idea se hab¨ªa forjado antes en el periodismo, donde Poniatowska denunci¨® sin cesar la masiva fuga de cerebros mexicanos al poderoso vecino del Norte.
Luchadora infatigable, Poniatowska no se ha cansado de denunciar las desigualdades, y aunque dice estar desencantada, dice: 'La novela refleja el desencanto de la izquierda, y a la vez reivindica m¨¢s ayuda para la ciencia, una disciplina condenada a la desaparici¨®n por la corrupci¨®n del PRI. Los mejores se van a Estados Unidos, donde hay mejores sueldos y mayores laboratorios. A pesar de ello, muchos regresan, porque su amor a su pa¨ªs es m¨¢s grande que su ambici¨®n, y cuenta m¨¢s que toda la corrupci¨®n y la burocracia que instal¨® ese partido en nuestra sociedad'.
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