El extra?o exilio de un magnate ruso
La decisi¨®n del multimillonario Rom¨¢n Abram¨®vich de ir como gobernador al ?rtico despierta sospechas en Mosc¨²
Rom¨¢n Abram¨®vich es, a sus 34 a?os de edad, una prueba tangible de que el 'sue?o americano' puede cumplirse tambi¨¦n en Rusia. Nacido en una provincia del Volga, perdi¨® a su madre al a?o y medio y a su padre a los cuatro; tuvo que irse a vivir con sus abuelos a la fr¨ªa Komi, una rep¨²blica rusa ubicada en el noroeste del pa¨ªs. Pero 30 a?os m¨¢s tarde se ha convertido en multimillonario y en uno de los hombres m¨¢s influyentes en el Kremlin. Ahora, sin embargo, ha renunciado a las comodidades de la capital y la mitad del tiempo se lo pasa en la inh¨®spita Chukotka, pen¨ªnsula del extremo oriente ruso donde hay m¨¢s renos que personas.
Abram¨®vich comenz¨® su carrera empresarial exportando crudo y su imperio con la creaci¨®n -junto con el magnate Bor¨ªs Berezovski, entonces su mentor- de la petrolera Sibneft. Gracias a Berezovski, entr¨® en la llamada familia de Bor¨ªs Yeltsin, el grupo de influencia que se form¨® alrededor del entonces presidente ruso. Aunque ¨¦l mismo asegura que nunca se entrevist¨® con Yeltsin, s¨ª reconoce ser amigo de su hija, Tatania Diachenko, asesora presidencial que utilizaban numerosos oligarcas y pol¨ªticos para hacer llegar sus ideas hasta el jefe de Estado.
El fin de la era Yeltsin y el comienzo de la gesti¨®n de Vlad¨ªmir Putin, que prometi¨® mantener alejados a todos los oligarcas, impulsaron a Abram¨®vich a entrar en la pol¨ªtica: en diciembre de 1999 fue elegido diputado por el distrito de Chukotka. Hasta entonces, Abram¨®vich siempre hab¨ªa rehuido mostrarse en p¨²blico. Tanto es as¨ª, que cuando en verano de ese a?o la prensa empez¨® a hablar de ¨¦l como un nuevo Rasput¨ªn y el cajero de Yeltsin y sus hijas, result¨® que no hab¨ªa fotos suyas.
Adem¨¢s de ser uno de los pr¨ªncipes rusos del petr¨®leo -controla cerca de un 40% de Sibneft, que produce 340.000 barriles de crudo diarios-, se ha convertido en el rey del aluminio -controla un 50% de Aluminio Ruso, la segunda empresa del mundo en el ramo, que tiene cerca del 70% del mercado nacional- y en el due?o de ORT, el primer canal de televisi¨®n que compr¨® a Berezovski. Por si fuera poco, algunos analistas sostienen que es el magnate m¨¢s influyente en la Rusia de Putin y que controla gran parte de los ministerios, como el de Ferrocarriles o el de Energ¨ªa At¨®mica.
Muchos ven en este abanico de intereses la raz¨®n por la cual Abram¨®vich se present¨® a las elecciones de gobernador de Chukotka. Al frente de la g¨¦lida provincia estaba entonces Alexandr Naz¨¢rov, que deseaba ser reelegido, pero en medio de la campa?a las autoridades fiscales lo llamaron a Mosc¨² para interrogarle. Esta operaci¨®n, seg¨²n las malas lenguas, fue organizada por Abram¨®vich gracias a sus influencias en el actual Gobierno; poco despu¨¦s, Naz¨¢rov retir¨® su candidatura.
Sibneft tiene un programa de 3.600 millones de pesetas para prospecciones de petr¨®leo en la pen¨ªnsula. Las reservas probadas de Chukotka son, por ahora, de s¨®lo 50 millones de barriles, que no justifican que Abram¨®vich pase dos semanas al mes en la casa canadiense prefabricada que se hizo llevar a Anadir, a m¨¢s de 8.000 kil¨®metros de distancia de su esposa Irina y sus tres hijos, que le esperan en Mosc¨². Sus enemigos llegan a decir que el magnate se ha interesado en Chukotka como cementerio de desechos radiactivos.
El mismo Abram¨®vich se r¨ªe de las acusaciones que se le hacen, pero reconoce que ha tenido motivos ocultos para mudarse, al menos parcialmente, a Chukotka. 'Por supuesto que no se trata de altruismo. Lo hago porque me gusta', ha dicho al comentar su labor de gobernador de esa remota comarca aut¨®noma, cuya poblaci¨®n ha disminuido a menos de la mitad en el periodo postsovi¨¦tico (de 156.000 habitantes a 72.000).
Abram¨®vich ve los negocios como un deporte y confiesa que ¨²ltimamente hab¨ªa perdido su inter¨¦s como jugador. 'No me atrae desarrollar el ¨¦xito comercial ilimitadamente', declar¨® recientemente. Pero s¨ª le atrae su nueva labor, que acomete como un desaf¨ªo. Abram¨®vich, adem¨¢s de hacer negocios, quiere que los habitantes de la pen¨ªnsula no pasen hambre, que quienes trabajan reciban su sueldo a tiempo (antes de que ¨¦l fuera elegido gobernador, la gente durante a?os no recib¨ªa sus salarios) o que los ni?os de la pen¨ªnsula puedan ir en verano a pasar unas vacaciones al mar Negro. Para ello, este a?o Abram¨®vich piensa invertir 11.700 millones de pesetas: 6.300 millones los dar¨¢ en forma de impuestos por sus ingresos personales, y 5.400 millones los donar¨¢ a la fundaci¨®n Polo de Esperanza, creada por ¨¦l cuando era diputado.
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