Energ¨ªa de futuro

En 1983, cuando en Espa?a comenz¨® el aprovechamiento energ¨¦tico del viento a gran escala, la potencia e¨®lica instalada en el pa¨ªs apenas alcanzaba los 0,055 megavatios. A finales del pasado a?o esta cifra se hab¨ªa multiplicado por 40.000, y la potencia global rondaba los 2.300 megavatios (un 6 % en Andaluc¨ªa), balance que s¨®lo es superado por EE UU y Alemania.

Seg¨²n datos del Worldwatch Institute, este tipo de energ¨ªa renovable es la que m¨¢s r¨¢pidamente est¨¢ creciendo en el mundo, con un 39% anual, aunque en Espa?a este porcentaje se elev¨® en el 2000 hasta el 49 %. El rendimiento econ¨®mico a escala planetaria supera los 3.000 millones de d¨®lares, y el empleo asociado a esta actividad se sit¨²a en torno a los 90.000 puestos de trabajo, de los que m¨¢s de 5.000 se han creado en Espa?a.

A juicio de organizaciones como Greenpeace, Espa?a podr¨ªa alcanzar los 10.000 megavatios e¨®licos en 2005, y duplicar esta potencia cinco a?os despu¨¦s, de manera que el viento terminar¨ªa suministrando el 20% del consumo el¨¦ctrico nacional.

Al margen de los incentivos econ¨®micos que la Administraci¨®n debe seguir aplicando a esta fuente de energ¨ªa, las limitaciones a su desarrollo deben resolverse mediante la aprobaci¨®n de planes que ordenen el establecimiento de los diferentes parques e¨®licos. Andaluc¨ªa, a pesar de su potencial e¨®lico, carece a¨²n de este tipo de instrumentos.

En Catalu?a ya existe un mapa e¨®lico que establece zonas excluidas para la implantaci¨®n de aerogeneradores, zonas de implantaci¨®n condicionada y zonas compatibles, a partir de criterios estrictamente ambientales. La Comunidad Valenciana, por su parte, se ha decidido por otra f¨®rmula de ordenaci¨®n, fijando las zonas en las que necesariamente han de ubicarse los parques, de acuerdo con criterios ambientales pero tambi¨¦n de rentabilidad en la explotaci¨®n.