M¨¢rtires
La Iglesia valenciana ha pasado meses desenterrando cad¨¢veres de la guerra civil. Ayer el Papa los beatific¨® en el Vaticano. Fueron v¨ªctimas, seg¨²n el pont¨ªfice, de una persecuci¨®n religiosa que nada tuvo que ver con las opciones pol¨ªticas o ideol¨®gicas. Con ello, convirti¨® Juan Pablo II a sus asesinados en los ¨²nicos m¨¢rtires inocentes de aquella barbarie. De acuerdo con su argumento, los cat¨®licos masacrados por el hecho de serlo gozan de un estatuto especial y merecen un reconocimiento de perfecci¨®n moral que les es negado a todos los dem¨¢s, sean muertos de la cruzada nacional contra la democracia o del odio social acumulado a lo largo de un dominio secular avalado por la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. Dotados de un humanismo m¨¢s acrisolado, otros papas, como Juan XXIII o Pablo VI, eludieron una maniobra de contornos tan sectarios como la que ayer se consum¨® en Roma en presencia de un ministro del Gobierno de Aznar y de todo un presidente de la Generalitat. No es casual que la archidi¨®cesis que encabeza Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, con sus virulentas guerras intestinas, aliente una reacci¨®n de tal calibre en el marco involucionista general del pontificado de Juan Pablo II. El Pa¨ªs Valenciano, con su tradici¨®n republicana, su importante partido cat¨®lico y sus mitos radicales, es terreno abonado para la operaci¨®n. El cardenal Vicente Enrique y Taranc¨®n, tan de Iglesia, tan l¨²cido a la hora de cerrar heridas y abrir paso al futuro, habr¨ªa contenido a duras penas un improperio. Para cualquier persona de bien, sea cat¨®lica o no, todos los muertos de la guerra civil, absolutamente todos, fueron injustificados porque ninguna idea, ninguna militancia, ninguna actividad, justifica la muerte a sangre fr¨ªa, como bien se encarg¨® de resaltar el titular del Vaticano al aludir al terrorismo de hoy en el Pa¨ªs Vasco. El historiador Vicent Gabarda, en dos exhaustivos trabajos de investigaci¨®n, contabiliz¨® en el territorio valenciano 4.715 muertos de la represi¨®n en la retaguardia republicana, entre 1936 y 1939, y otros 4.434 fusilados por el franquismo entre 1938 y 1956, cuando la guerra ya quedaba lejos y los obispos bendec¨ªan la dictadura. ?Los desenterramos a todos?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.