Una multa por cada catedr¨¢tica que abandone su puesto
La Universidad Cat¨®lica de Tilburg, en Holanda, sanciona a las facultades que no faciliten el ascenso a las mujeres
Encontrar mujeres ocupando altos puestos en la Universidad es casi una excepci¨®n en Holanda: apenas un cinco por ciento de los 2.500 catedr¨¢ticos que existen en el pa¨ªs son del sexo femenino, porcentaje semejante al de pa¨ªses como Botswana. Preocupados por una situaci¨®n que empieza a parecer irreversible, tanto el Gobierno como los centros universitarios se han aprestado a tomar originales medidas que van desde pol¨ªticas de discriminaci¨®n positiva a multas y nombramientos a tiempo parcial de lo m¨¢s at¨ªpico.
La Universidad Cat¨®lica de Tilburg, situada al sur de Holanda, ha sido la ¨²ltima en emprender una novedosa iniciativa para acabar con esta situaci¨®n. Multar¨¢ con 75.000 florines (unas 600.000 pesetas) a las facultades que pierdan una de las catedr¨¢ticas, sea porque ¨¦sta abandone el puesto para irse a otro centro o porque decida quedarse a cuidar la casa.
La draconiana decisi¨®n es el ¨²ltimo de toda una lista de originales intentos sin resultados. Desde hace a?os, el centro ha probado a dar todo tipo de facilidades para hacer a las mujeres docentes la vida f¨¢cil: ofreci¨® guarder¨ªa para los ni?os, intent¨® con puestos a tiempo parcial, facilit¨® el trabajo desde la casa y favoreci¨® la discriminaci¨®n positiva en los procesos de selecci¨®n. En 1998, la universidad introdujo una prima de 75.000 florines por cada catedr¨¢tica contratada, medida que tampoco obtuvo los resultados esperados. El pasado a?o hab¨ªa seis, dos menos que el curso anterior.
Sorprendidos por la diferencia entre el n¨²mero de mujeres que cursan estudios y el de las que llegan a ocupar puestos de responsabilidad, los responsables de la universidad llegaron a la conclusi¨®n de que la mayor¨ªa abandonan sus carreras profesionales para dedicarse a los hijos y a la casa. 'En muchas ocasiones, retenerlas es una cuesti¨®n de hablar detenidamente y buscar alternativas para que puedan combinar la vida familiar con la docencia', explica Peter Siebers, portavoz de la universidad, que espera que la multa obligue a las facultades a sentarse a pensar soluciones. Con la medida tambi¨¦n se aspira a que se trate de de sustituir a la catedr¨¢tica que se vaya por otra mujer, con lo que la facultad evitar¨ªa tener que pagar la multa. El centro est¨¢ dispuesto a hacer una excepci¨®n cuando la mujer decida dejar su empleo por cuesti¨®n de fuerza mayor, como, por ejemplo, la enfermedad o muerte de alg¨²n familiar cercano.
No es Tilburg la ¨²nica universidad preocupada por el bajo n¨²mero de catedr¨¢ticas. La Facultad de Derecho de la Universidad Libre de Amsterdam acaba de nombrar siete catedr¨¢ticas a tiempo parcial, que ejercer¨¢n su funci¨®n un d¨ªa a la semana durante cinco a?os.
Tambi¨¦n all¨ª todos los intentos anteriores hab¨ªan resultado vanos: desde las compensaciones salariales por el gasto de las guarder¨ªas a la concesi¨®n de reducirles el tiempo de docencia para que pudieran dedicar m¨¢s a la investigaci¨®n e, incluso, la discriminaci¨®n positiva en el proceso de selecci¨®n. 'Despu¨¦s de varios a?os de probar con todo tipo de pol¨ªticas, el centro no ten¨ªa ni una sola mujer con un cargo importante en un departamento', explica su portavoz, Esther Toussaint, que recuerda los brillantes curr¨ªcula de las reci¨¦n nombradas para justificar la decisi¨®n. La ¨²ltima catedr¨¢tica a tiempo completo abandon¨® el puesto hace 10 a?os y hace cuatro que se march¨® la ¨²nica que trabajaba a tiempo parcial en la facultad.
Una investigaci¨®n internacional realizada en 1997, confirmada por cifras posteriores, revel¨® que Holanda camina en este terreno muy por detr¨¢s de otros pa¨ªses. Tras Irlanda y Austria, ocupa el tercer lugar de la lista de los lugares con menos catedr¨¢ticas, mientras Francia registra 13%; Espa?a, 10%, y Turqu¨ªa, 21,5%.
La preocupaci¨®n por la poca presencia de mujeres en los puestos de mayor responsabilidad llev¨® al Ministerio de Educaci¨®n a lanzar hace cuatro a?os el programa Aspasia, que tiene como objetivo incentivar el ascenso de profesoras a la categor¨ªa m¨¢s alta (en Holanda, los profesores titulares tienen varios niveles) previa a la de catedr¨¢tico. En la esperanza de allanar la carrera a las mujeres, el Gobierno que lidera el laborista Wim Kok asume, desde entonces, la diferencia de sueldo existente entre ambos puestos durante varios a?os.
Pocas ambiciones
Seg¨²n la Red Nacional de Catedr¨¢ticas, en la que se agrupan las pocas f¨¦minas del sector, el dato de que en Holanda la mayor¨ªa de las mujeres trabajan a tiempo parcial es la clave para entender las razones de su poca presencia en los puestos altos de la Universidad. 'Tradicionalmente, las holandesas optan por compatibilizar hogar y trabajo, algo dif¨ªcil en la carrera universitaria, que requiere una gran dedicaci¨®n a tiempo completo sin interrupci¨®n durante muchos a?os', explica Bertine Collette, catedr¨¢tica de Medicina y coordinadora de la organizaci¨®n, nacida hace una d¨¦cada. En Holanda, m¨¢s de la mitad de las mujeres que est¨¢n en el mercado laboral desempe?an su trabajo a tiempo parcial. Desprovista de todo tono cr¨ªtico, Collette, que tiene 68 a?os y no est¨¢ casada ni tiene hijos, califica a la mujer holandesa de 'poco ambiciosa profesionalmente'. El problema no es exclusivo de la Universidad. A pesar de la imagen de la mujer emancipada que ha exportado Holanda, s¨®lo un 20% de las mujeres con pareja e hijos son econ¨®micamente independientes y son pocas las que desempe?an trabajos de responsabilidad. En la funci¨®n p¨²blica, por ejemplo, el porcentaje de alcaldesas es s¨®lo del del 17,2%, y las secretarias de ayuntamiento representan s¨®lo el 5%, el m¨¢s bajo de Europa. En la empresa privada las cifras son semejantes: las mujeres apenas suponen un 17% de los puestos de direcci¨®n en las compa?¨ªas holandesas.
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