Desprecio y surrealismo
Los habituales usuarios de Iberia estamos acostumbrados a padecer los continuos retrasos de sus vuelos y la falta de informaci¨®n sobre sus aut¨¦nticas causas. Pero lo ocurrido en el vuelo IB3639 Venecia-Madrid el pasado 11 de marzo, adem¨¢s de surrealista, supera todos los l¨ªmites imaginados de desprecio a sus m¨¢s de 120 pasajeros. El vuelo estaba previsto para las 18.50, y se anunci¨® su retraso por las socorridas causas meteorol¨®gicas; pero cuando a las 19.30 nos llamaron a embarcar, nadie de Iberia nos explic¨® que, ya dentro de la pista, donde se nos iba a introducir realmente era en unos autobuses con direcci¨®n a Trieste porque, seg¨²n radio macuto, all¨ª hab¨ªa aterrizado el avi¨®n. Antes de llegar a Trieste, el ch¨®fer avis¨® a unos viajeros que no daban cr¨¦dito a lo que o¨ªan, que ahora hab¨ªa que dirigirse ?a Mil¨¢n! Como segu¨ªa sin haber nadie de Iberia, el ch¨®fer se neg¨® a parar el autob¨²s o a volver a Venecia como le ped¨ªamos los que nos ve¨ªamos atrapados en esa especie de mini-secuestro en ruta perpetrado por alg¨²n genio de Iberia. Cuando llegamos a Padua, el ch¨®fer recibi¨® instrucciones por tel¨¦fono de retroceder nuevamente hasta Venecia.
Despu¨¦s de casi cinco horas en un autob¨²s, dando vueltas sin rumbo por las autov¨ªas del norte de Italia, bajando y subiendo maletas, vimos por primera vez a una encargada de Iberia en el aeropuerto de Venecia m¨¢s tarde de la medianoche que, adem¨¢s de despacharnos de forma destemplada, nos envi¨® a un hotel en el que me gustar¨ªa a m¨ª ver pernoctar alguna vez a las tripulaciones de Iberia. Pero como el retraso todav¨ªa deb¨ªa resultarle peque?o a Iberia, al d¨ªa siguiente el vuelo no sali¨® hasta las 13.30. El personal de Iberia con el que hablamos por tel¨¦fono en Madrid fue muy amable, pero no sab¨ªa nada de lo que estaba pasando ni de lo que iba a pasar: cuando ya ¨ªbamos en autob¨²s hacia Mil¨¢n, el supervisor de Iberia me dec¨ªa que despeg¨¢bamos de Trieste: ?gracias a que el estratega de Iberia que nos hab¨ªa mandado a Trieste y luego reexpedido hacia Mil¨¢n no sab¨ªa que el avi¨®n hab¨ªa aterrizado definitivamente en G¨¦nova!, seg¨²n nos reconoci¨® al d¨ªa siguiente el comandante. Como Iberia, para encubrir sus retrasos, siempre se excusa en la niebla, ped¨ª por escrito y verbalmente a los empleados de Iberia Giorgio Dimatore y Antonella Suse un certificado de las condiciones meteorol¨®gicas del aeropuerto y de los vuelos de otras compa?¨ªas que hab¨ªan hecho sus operaciones normalmente en la misma franja horaria del vuelo cancelado de Iberia. Naturalmente, no me lo dieron durante la larga espera, porque Dimatore desapareci¨®, y Suse, rodeada de cuatro guardias -esta vez carabineros- como en los viejos tiempos, se negaba a contestar a las preguntas de unos pasajeros vejados, pero pacientes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.