Reprobaciones a granel
Quienes saben de ello aseguran que en el Partido Popular valenciano no se mueve un cabello sin el vist i plau del presidente Eduardo Zaplana. Y lo creo. Es, en el supuesto de que as¨ª se juzgue, uno de los inconvenientes de tener un l¨ªder carism¨¢tico e incontestable. La contrapartida, en cambio, est¨¢ rellena de ventajas. Entre ellas, la misma exenci¨®n general de tomar decisiones: ya lo hace el jefe por todos y cada uno de sus cofrades. El jefe, adem¨¢s, est¨¢ al tanto de todo, como un Gran Hermano en permanente vigilia. Claro que algo similar se dice de muchos gobernantes de alto copete y despu¨¦s sus bi¨®grafos revelan no pocas inopias y despistes. Un aspecto a considerar en nuestro molt honorable, habida cuenta del traj¨ªn viajero que se lleva entre manos.
A un despiste presidencial, pues, habremos de piadosamente remitirnos para entender la sarta de desprop¨®sitos que se ha producido estos d¨ªas en la comisi¨®n de peticiones de las Cortes valencianas a ra¨ªz de la reprobaci¨®n de la S¨ªndic de Greuges en funciones, Emilia Caballero, formulada por el PP. Todav¨ªa tenemos la jeta a cuadros de pura perplejidad, tanto por la forma como por el objeto de esta iniciativa. A lo mejor no hemos ca¨ªdo en la cuenta de que se trataba de una humorada con la que los populares han querido contribuir a los festejos falleros, una suerte de Traca para amenizar a los m¨¢s a costa de unos pocos, como la misma S¨ªndic y los grupos de la oposici¨®n con los socialistas sacados de quicio. Menudo subid¨®n se cogi¨® el portavoz del PSPV, Andr¨¦s Perell¨®, por no regocijarse con la dimensi¨®n esperp¨¦ntica del asunto.
Y es que, a lo peor, el episodio fue as¨ª de chungo, pero sin una brizna de chistoso. A lo peor los populares, rebajados por un d¨ªa de la tutela presidencial -o no, que vaya a saber-, se sintieron kamikazes y se lanzaron en tromba para desembarazarse de la S¨ªndic mediante una reprobaci¨®n que no est¨¢ escrita en los papeles y sin la menor observancia de los reglamentos. O sea, que los se?ores diputados y diputadas del partido gobernante perpetraron una cacicada para la que, al parecer, y no se sabe por qu¨¦ absurdo c¨¢lculo, esperaban la complicidad de sus adversarios, sorprendidos quiz¨¢ en la somnolencia josefina. En plan de estrategas son tan sutiles como una suela de esparto. Como dem¨®cratas...bueno, dej¨¦moslo.
No obstante, y as¨ª ha sido visto por otros observadores, es muy probable que estos comisionados del PP, salt¨¢ndose a la torera las normas y los usos parlamentarios, hayan cubierto sus objetivos: hacerle jaque mate a la S¨ªndic y, por el mismo precio, desnaturalizar la instituci¨®n. Su prop¨®sito, seg¨²n se decanta de los hechos, puede resumirse en este corolario: o la s¨ªndic es m¨ªa o es de nadie. Que el PP no tenga votos suficientes para desposeer a la titular en funciones no ha de ser a juicio de los cruzados populares una traba para enlodar su gesti¨®n endos¨¢ndole supuestas parcialidades y, despu¨¦s, haci¨¦ndole el vac¨ªo administrativo e institucional. Es el imperio del rodillo, pero asimismo un lamentable alarde de torpeza democr¨¢tica. Ostras, si yo no quer¨ªa decirlo, siendo as¨ª que el suceso se autocalifica.
No habr¨ªa de espantarnos que el citado portavoz socialista -y otros con ¨¦l- se subiese por las paredes de pura indignaci¨®n, adem¨¢s de calent¨¢rsele el morro. Tanto que hasta han sugerido su reprobaci¨®n por reputar de 'tontita' o 'bobita' a la presidenta de la C¨¢mara, Marcela Mir¨®, que una vez m¨¢s ha sacrificado su misi¨®n arbitral por mor de sus colores partidarios. ?No es esto una conducta reprobable? ?Se lo explicar¨¢n tal cual ha sido a los escolares cuando visiten el hemiciclo?
Pero no dramaticemos m¨¢s de la cuenta porque la verdad es que estos desmanes no han menguado la capacidad er¨®tica de los valencianos. No procreamos mucho, pero somos quienes m¨¢s lo intentamos, al decir de las encuestas. Nada que reprobar, aunque tambi¨¦n aqu¨ª ande todo mal repartido.
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