Rutinario triunfo blanco

El Real Madrid grab¨® el reverso de la moneda acu?ada por el Barcelona para llegar a la final. Frente a las maneras autoritarias y disuasorias del equipo azulgrana, el madridista se ha plantado en el partido decisivo a base de pericia y sobreesfuerzos para salvar, a veces por escasas diferencias, los obstac¨²los que le pusieron el Unicaja el primer d¨ªa y el C¨¢ceres ayer. Pero si frente al equipo malague?o tuvo que forzar la m¨¢quina hasta el l¨ªmite, ayer actu¨® al trantr¨¢n.

El C¨¢ceres puso el mismo empe?o en amargarle la existencia que el que tan magn¨ªficos resultados le dio frente al Tau. Los cambios en defensa del equipo de Julbe, individual, mixta, zona, zona 2-1-2 presionante por todo el campo, le sirvieron para que el Madrid no se encontrara a gusto en ataque durante tres cuartas partes del encuentro. Pero esta vez el equipo extreme?o adoleci¨® del acierto en el lanzamiento que tuvo ante el Tau, en parte porque Para¨ªso, Hamm, Arcega y Sallier no estuvieron todo lo finos que la jornada anterior, pero en buena parte tambi¨¦n porque la defensa del Real Madrid les cerr¨® caminos y les perturb¨® cuando se decidieron a lanzar.

El Madrid incurri¨® en muchos errores, los mayores propiciados por su falta de fluidez para atacar las trampas defensivas de la cambiante defensa del C¨¢ceres. Pero mand¨® durante todo el partido. No abri¨® diferencias hasta el tercer cuarto (59-44) y pas¨® por algunas situaciones de desconcierto como cuando encaj¨®, a rengl¨®n seguido, un parcial de 2-11 (61-55). Pero no pas¨® mayores apuros porque entonces desatasc¨® su ataque con tres triples de Iturbe, dos buenas acciones de Milic, hasta entonces resignado a su papel de secante de Para¨ªso, y otro triple m¨¢s de Djordjevic.

En el tramo final el base yugoslavo actu¨® al mismo tiempo que Ra¨²l L¨®pez y entre ambos mantuvieron a su equipo instalado en c¨®modas ventajas. Meek se erigi¨® en el jugador m¨¢s determinante del Madrid con 25 puntos y 10 rebotes. El triunfo madridista acab¨® resultando un tanto rutinario aunque no se sabe del todo bien si la indolencia de Struelens y la falta de consistencia en el rebote del Real Madrid se debi¨® a una cierta relajaci¨®n ante la manifiesta inferioridad del C¨¢ceres, el sobreesfuerzo del d¨ªa anterior ante el Unicaja y la inmediata perspectiva de una final ante el Barcelona, la primera desde la denominada Copa de Petrovic, hace nada menos que doce a?os en La Coru?a.