La tasa Tobin, en el Parlamento espa?ol
La necesidad de regular los movimientos de capitales surge cada vez que estalla una crisis financiera de las que dejan el campo de batalla lleno de cad¨¢veres de pa¨ªses que, en muchos casos, a pesar de practicar pol¨ªticas econ¨®micas virtuosas y apelar al sacrificio de sus ciudadanos, quedan arruinados por la salida inmediata de enormes cantidades de dinero. Luego, cuando se vuelve a la normalidad y se comprueba que los estragos no han efectado al centro del sistema (EE UU), esos proyectos de regulaci¨®n se olvidan y el concepto de nueva arquitectura financiera internacional pasa a ser una pieza m¨¢s de la ret¨®rica dominante.
?ste es uno de los fallos de una globalizaci¨®n que camina a distintas velocidades: libertad absoluta para los capitales; libertad relativa para los bienes y servicios; escasa libertad para los movimientos de personas (migraciones), y nula globalizaci¨®n pol¨ªtica y de los derechos humanos. En este sentido, la respuesta es m¨¢s globalizaci¨®n, no menos. Y gobernarla para transformar sus efectos m¨¢s indeseables, pues, como ha escrito alguien, 'constituye tanto una fuente de oportunidades para lograr la extensi¨®n del conocimiento, la tecnolog¨ªa y el crecimiento econ¨®mico a todos los habitantes del planeta, como un riesgo cierto de acentuar a¨²n m¨¢s las lacerantes desigualdades que ya existen en la econom¨ªa mundial entre los pa¨ªses m¨¢s avanzados y los que pugnan por salir de la miseria'.
Los datos son los siguientes: cada d¨ªa, m¨¢s de dos billones de d¨®lares se mueven en los mercados financieros internacionales, afectando al tipo de cambio de las divisas. Una buena parte de esos movimientos nada tiene que ver con el intercambio comercial o el soporte de inversiones f¨ªsicas, sino que constituyen movimientos especulativos. Y se producen tan a corto plazo que m¨¢s del 40% de estas inversiones hacen el recorrido de ida y vuelta en menos de tres d¨ªas y alrededor del 80% lo completan en una semana.
Para regular estos capitales, el premio Nobel de Econom¨ªa James Tobin propuso la utilizaci¨®n de un impuesto sobre las transacciones internacionales, basado en un tipo casi insignificante (entre el 0,1% y el 0,5%, es decir, entre el uno y el cinco por mil), con el fin de desalentar la especulaci¨®n en los mercados de divisas reduciendo el volumen de movimientos generados por esta exclusiva raz¨®n, pero sin afectar por ello a los determinantes reales de la rentabilidad de las inversiones o a la eficiencia de los mercados financieros internacionales. Se calcula que con una tasa impositiva del uno por mil podr¨ªan llegar a recaudarse entre 150.000 y 250.000 millones de d¨®lares que, administrados por la comunidad internacional, permitir¨ªan una contribuci¨®n a los problemas m¨¢s lacerantes de la humanidad.
La lucha por una tasa Tobin fue protagonizada, en primer lugar, por la sociedad civil. En numerosos pa¨ªses, incluido Espa?a, se crearon las asociaciones para una Tasa Tobin de Ayuda a los Ciudadanos (ATTAC). Los pol¨ªticos fueron detr¨¢s. Ha habido iniciativas y debates en los parlamentos de Estados Unidos, Canad¨¢ y otros pa¨ªses europeos (el ¨²ltimo, Francia), y tambi¨¦n en el Parlamento Europeo, donde se perdi¨® la iniciativa por un solo voto y este a?o volver¨¢ a discutirse. Ahora, despu¨¦s de los apoyos de otras fuerzas parlamentarias m¨¢s a la izquierda, llega al Parlamento espa?ol una proposici¨®n no de ley del Grupo Parlamentario socialista sobre la tasa Tobin, firmada por su portavoz, Juan Manuel Eguiagaray. La proposici¨®n insta al Gobierno de Aznar a sumarse al esfuerzo de otros pa¨ªses y grupos sociales en favor de una tasa Tobin armonizada y a escala mundial. Es de temer la escasa sensibilidad del PP a lo que James Tobin pretend¨ªa: 'Echar un poco de arena en los engranajes bien aceitados de la especulaci¨®n financiera'.
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