Renta fija privada, una buena opci¨®n
En el actual contexto de inestabilidad que caracteriza a la renta variable, los activos de renta fija se est¨¢n convirtiendo en los grandes beneficiarios de los flujos de inversi¨®n, haciendo valer su tradicional papel de activo refugio. Si estos movimientos de cartera vienen fundamentados adem¨¢s por la creciente percepci¨®n de que las econom¨ªas m¨¢s industrializadas del mundo afrontan un periodo de menor crecimiento, no sorprende la magnitud de los descensos de rentabilidades que, de forma generalizada, se han registrado en los ¨²ltimos meses. Los inversores anticipan recortes de tipos por parte de los bancos centrales y est¨¢n por ello dispuestos a pagar precios m¨¢s altos (lo que supone obtener una menor rentabilidad) por activos de renta fija.
El mal momento de la Bolsa y los bajos tipos explican que las empresas recurran a bonos para financiarse
Un segmento del mercado que, en este contexto, est¨¢ teniendo un comportamiento especialmente destacado lo constituye la renta fija privada. Con tipos de inter¨¦s a la baja y menores emisiones de deuda p¨²blica (resultado del saneamiento de las finanzas p¨²blicas), la renta fija privada adquiere gran importancia para inversores institucionales, como fondos de inversi¨®n o aseguradoras, dispuestos a asumir un mayor riesgo (de cr¨¦dito) a cambio de una mayor rentabilidad. Sirva como dato que, en la actualidad, un emisor calificado con rating gen¨¦rico A (por ejemplo, Repsol o Telef¨®nica) puede estar ofreciendo, en media, rentabilidades un 2% superiores a un t¨ªtulo del Tesoro alem¨¢n, emisor de la m¨¢xima solvencia crediticia.
Desde la adopci¨®n de la moneda ¨²nica en 1999, el mercado de renta fija no estatal europeo ha vivido un fuerte impulso, con vol¨²menes de emisi¨®n similares al del norteamericano y se ha diversificado, tanto en sectores, como en la calidad crediticia de las emisiones. Destaca el desarrollo de un segmento de bonos de alto rendimiento (y muy elevado riesgo de cr¨¦dito) que hasta ahora se circunscrib¨ªa casi exclusivamente al ¨¢rea del d¨®lar.
Aunque podr¨ªan citarse diversos factores, parece l¨®gico pensar que el mal momento de la Bolsa y los bajos tipos de inter¨¦s est¨¢n detr¨¢s del creciente recurso de las empresas a la renta fija para financiarse. As¨ª, en los ¨²ltimos meses hemos asistido a emisiones tan importantes como la realizada por DaimlerChrysler, por 6.500 millones de euros, con rentabilidades de 125 y 230 puntos b¨¢sicos (a 3 y 10 a?os, respectivamente), superiores a la deuda alemana.
Estas cifran palidecen, sin embargo, si se comparan con la reciente emisi¨®n de France T¨¦l¨¦com. Con un montante de 16.400 millones de d¨®lares, 7.000 millones de ellos denominados en euros, esta emisi¨®n es la mayor de car¨¢cter corporativo de la historia: su cuant¨ªa iguala el volumen de emisi¨®n bruta de deuda p¨²blica en Austria para 2001 y supera las emisiones totales que Portugal y Finlandia para id¨¦ntico periodo. Los elevados recursos necesarios para afrontar el desarrollo de la telefon¨ªa m¨®vil de ¨²ltima generaci¨®n est¨¢ haciendo que sea el sector de telecos uno de los m¨¢s activos en el mercado primario de renta fija privada.
En este contexto cobra especial relevancia el seguimiento de los diferenciales crediticios o spreads frente a tipos interbancarios (IRS) como indicador de la solvencia que los inversores asignan a las empresas y, por extensi¨®n, a los sectores de actividad. As¨ª, el desastre de las empresas de tecnolog¨ªa se ha traducido en una sustancial ampliaci¨®n de sus spreads crediticios: el pesimismo de los inversores sobre la rentabilidad futura de estas empresas se traduce en un encarecimiento de sus costes financieros. Los ¨ªndices AFI de renta fija privada, disponibles en www.afi.es y similares en su concepci¨®n a los ¨ªndices de deuda p¨²blica que se publican en este suplemento, ayudan a este an¨¢lisis.
Amadeo Reyn¨¦s es Consejero Delegado de AFInet. Manuel Cordero es analista de mercados en Analistas Financieros Internacionales.
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