Los subasteros acaparan a¨²n cientos de pisos baratos pese a que la ley limita sus tejemanejes
La norma permite adjudicarse casas embargadas, prehipotecarlas y pagar a plazos el 70% del precio
La lucha contra la trama de los subasteros est¨¢ resultando ardua, y sus frutos, de momento, se han dejado notar poco. Muchos de los subasteros que hace a?os se apostaban a diario a las puertas de los dos juzgados hipotecarios siguen haci¨¦ndolo hoy, seg¨²n las citadas fuentes. Otros, ya no acuden personalmente a las pujas, pero la fortuna que han acaparado es tal que hoy disponen de testaferros y empresas ficticias que act¨²an por ellos. Algunos de estos subasteros son los mismos que fueron juzgados y condenados hace cinco a?os por la Audiencia de Madrid por maquinaci¨®n para alterar el precio de las cosas. En aquel juicio se sentaron en el banquillo 43 acusados, parte de los cuales eran funcionarios judiciales compinchados con subasteros.
Los jueces de Madrid subastan cada a?o en torno a un millar de pisos, propiedad de personas que vienen a peor fortuna, no pueden pagar la hipoteca y terminan perdiendo sus viviendas. S¨®lo los juzgados hipotecarios de Madrid celebraron el a?o pasado cerca de 900 juicios hipotecarios. La cifra ahora es inferior a la de a?os anteriores debido al descenso de la morosidad.
Los subasteros nacieron al socaire de la antigua Ley de Enjuicimiento Civil. ?sta permit¨ªa que, por ejemplo, un piso de lujo -si no hab¨ªa postores o ¨¦stos estaban de acuerdo en no hacerse competencia- se lo adjudicase un subastero por un precio rid¨ªculo; luego, ese subastero lo ced¨ªa o vend¨ªa a un tercero sin pagar el impuesto de transmisiones. A espaldas del juez, estas personas celebraban las llamadas subastillas y se repart¨ªan los pisos.
La nueva ley les ha complicado algo las cosas, pero a¨²n hay lagunas que los subasteros, seg¨²n fuentes jur¨ªdicas, aprovechan. 'Hoy mismo', indica una funcionaria judicial, 'un subastero se ha quedado por 70 millones de pesetas un piso en la plaza de Espa?a que vale m¨¢s de 200'.
Para frenar a los subasteros, la ex juez decana de Madrid Manuela Carmena cre¨® en 1995 la oficina regional de subastas. Su objetivo, dar la mayor publicidad posible a las pujas y atraer a licitadores ajenos a los subasteros que les hiciesen competencia. El objetivo de la publicidad se ha conseguido (muchos peri¨®dicos publican cada quince d¨ªas la relaci¨®n de pisos embargados), pero no la concurrencia a las pujas.
Obst¨¢culos legales
La nueva Ley Civil, vigente desde el pasado 8 de enero, introduce una serie de obst¨¢culos que limitan la posibilidad de que los inmuebles embargados terminen siempre en manos de los subasteros. La norma da algunas facilidades a los deudores. Por ejemplo, permite que el acreedor (el banco) y el deudor pacten el precio del piso, evit¨¢ndose as¨ª la subasta. El juez se limita a validar ese pacto.
Otra opci¨®n favorable al deudor: antes, bastaba que ¨¦ste dejase de pagar durante uno o dos meses la hipoteca para que el banco le obligase a pagar todo el cr¨¦dito a la vez. Si no lo hac¨ªa, el juez ordenaba el embargo de la vivienda. Ahora es factible ('y muchos deudores han empezado a acogerse ya a esta norma', afirma un juez) que el moroso pague de una vez todas las cuotas impagadas, y que el juez obligue entonces al banco a rehabilitar el cr¨¦dito. 'Pero esto s¨®lo se puede hacer una vez, no m¨¢s', se?ala el citado magistrado.
Otro de los mecanismos que establece la nueva ley, y que puede ayudar a familias humildes a conseguir un piso en una subasta, es la llamada prehipoteca. Con la antigua ley, las personas humildes ten¨ªan pocas posibilidades de hacerse con un piso, ya que deb¨ªan consignar en el banco un 20% del precio de salida del piso y, si se lo adjudicaban, dispon¨ªan de s¨®lo ocho d¨ªas para depositar el resto. Ello obligaba a estas familias a tener en mano todo el dinero y no les permit¨ªa pedir un cr¨¦dito hipotecario, porque el piso no era propio mientras no se pagase todo su precio. Es decir, la casa que acababan de adjudicarse no pod¨ªan hipotecarla para obtener el dinero.
La nueva ley permite prehipotecar la casa adjudicada y ofrecerla como garant¨ªa de una hipoteca. Adem¨¢s, ya no hay que consignar el 20% sino el 30% del precio de salida. Y el resto del dinero se puede pagar a plazos, siempre que el juez lo autorice atendiendo a las circunstancias personales del adjudicatario del inmueble. Otra de las innovaciones de la ley es que s¨®lo hay una subasta (antes eran tres) y que, para evitar que se malvenda un bien, queda prohibido enajenarlo por un precio inferior al 50% de su tasaci¨®n. Si no se supera el 50%, se ofrece el bien al acreedor.
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