Tabaquismo
El siglo se presenta tab¨¢quico, o por lo menos con este s¨ªndrome acaba de entrar. Casi todo cuanto ocurra en la vi?a del Se?or ser¨¢ culpa del tabaco.
Hay consenso entre fumadores y no fumadores; entre los que no fumaron nunca y los que dejaron de fumar: el tabaco perjudica la salud.
Muchos m¨¦dicos achacan al tabaco la mayor¨ªa de las dolencias, da igual que el paciente sea o no fumador. Si lo es, porque fuma; si no lo es, porque las fumaradas de los dem¨¢s lo convirtieron en fumador pasivo.
Se conocen casos rayanos en la magia. Llevamos a un familiar a urgencias y apenas ingresar ya se estaba muriendo el pobre. Acudi¨® el m¨¦dico y le tom¨® el pulso, le auscult¨®, le llam¨® a gritos por su nombre. Sali¨® al pasillo y nos pregunt¨® qu¨¦ le hab¨ªa sucedido. 'No sabemos', respondimos. 'Empez¨® a quejarse de que se mareaba, se puso p¨¢lido, medio perdi¨® el conocimiento y lo trajimos r¨¢pidamente. Por cierto, ?qu¨¦ tiene, doctor?' 'Eso es lo que trataremos de averiguar e intentaremos salvarlo, porque est¨¢ muy mal', dijo. Pregunt¨®: '?Fuma?' Contestamos: 'Mucho'. Y al o¨ªrlo tuvo una s¨²bita revelaci¨®n: 'Ah, claro, no se hable m¨¢s: ¨¦sa es la causa'. Y se qued¨® tan ancho.
Todos cuantos fuman van a morir, aseguran la OMS, la clase m¨¦dica y los compa?eros del taller. Los de la OMS, los m¨¦dicos y los compa?eros del taller tambi¨¦n se van a morir -me juego el chaleco-, aunque hagan footing, tomen zumo de naranja y abominen el tabaco. Y un servidor tiene curiosidad por saber de qu¨¦, pues, oy¨¦ndoles, parece como si, en los millones de a?os de existencia del ser humano, los muertos -que son todos; no hay supervivientes- se hubieran muerto de fumar.
La Sociedad Madrile?a de Neumolog¨ªa y Cirug¨ªa Tor¨¢cica informa de que ha aumentado el tabaquismo en las mujeres, los j¨®venes y los adolescentes. Apr¨¦ciese que emplea un t¨¦rmino extremo, en el fondo dram¨¢tico -'tabaquismo': intoxicaci¨®n por el abuso de tabaco-, cuando la creencia era que simplemente hab¨ªan aumentado las mujeres y los j¨®venes que fuman. Y la misma entidad subraya que los ¨²ltimos a?os ha descendido en 800.000 el n¨²mero de fumadores adultos, lo cual es -afirman los campeones de la lucha contra el tabaco- una buena noticia.
La gran noticia, sin embargo, vino la semana pasada de Bruselas: se encarece en casi 80 pesetas el precio de las cajetillas. La verdad es que este aumento de precio equivale a un atraco. Pero, con independencia de algunos ciudadanos que est¨¢n hartos de que todo valga para que les metan la mano en el bolsillo, la noticia ha tra¨ªdo un torrente de comunicados contradictorios, protestas y reacciones jubilosas, seg¨²n.
El plan sobre drogas aplaude la subida del tabaco porque ayudar¨¢ a combatir su consumo. Los tabaqueros creen que el nuevo precio no frenar¨¢ el consumo. El Comit¨¦ de Prevenci¨®n del Tabaquismo se muestra satisfecho y recuerda que, seg¨²n el Banco Mundial, por cada 10% de aumento en el precio del tabaco disminuye un 5% el consumo. Ciertos sectores se?alan la barbaridad de esa subida indiscriminada cuando el valor adquisitivo de 80 pesetas no es igual en Espa?a que en Alemania. Fumadores por la Tolerancia tacha de abuso de poder el aumento del impuesto sobre el tabaco. Algunos centros escolares ya est¨¢n programando campa?as en autob¨²s contra los tab¨¢quicos, y si son de curas, triduos a la Virgen por habernos dado una Uni¨®n Europea que castiga donde duele a los malos.
Y, mientras, una f¨¢brica inglesa ha inventado la cajetilla parlante. Consiste en que cuando el fumador saca un cigarrillo se oye una voz que dice, por ejemplo: 'Las autoridades sanitarias advierten de que el tabaco produce c¨¢ncer y otros cataclismos corporales'. Ciertos enemigos del tabaco prefieren que en vez de la voz se oiga La marcha f¨²nebre, para acojonar al fumador.
El tabaco ser¨¢ malo, pero quiz¨¢ sea a¨²n peor para los fumadores el acoso tremendista al que les tienen sometidos los enemigos del placer de fumar. S¨ª, hay quien no aguanta ver a un semejante feliz, fum¨¢ndose placenteramente un puro. Y sin meterse con nadie, oiga; que tambi¨¦n tiene m¨¦rito.
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