Roma celebra a Magritte con una exposici¨®n que incluye obras del artista nunca exhibidas
La muestra re¨²ne 70 piezas que resumen la casi totalidad del trabajo del pintor
Ren¨¦ Magritte (Lessines, B¨¦lgica, 1898-Bruselas, 1967) no dej¨®, como otros pintores, ninguna gu¨ªa m¨¢s o menos explicativa del sentido de sus cuadros. Detestaba el psicoan¨¢lisis y cualquier t¨¦cnica indagadora que intentara poner al descubierto las heridas del individuo. Pero se sirvi¨® de la pintura para arrojar fuera de s¨ª los efectos devastadores de un hecho trascendental de su biograf¨ªa: el suicidio de su madre, ocurrido en febrero de 1912 cuando ¨¦l ten¨ªa tan s¨®lo 13 a?os.
El cad¨¢ver de Regina Bertinchamps fue rescatado de las aguas del r¨ªo Sambre desnudo, mejor dicho, el camis¨®n, empujado por la fuerza de la corriente, le tapaba el rostro. Una imagen que se repite en muchos de los lienzos del artista surrealista, empezando por el titulado La historia central, que da nombre a la exposici¨®n de Roma. En ¨¦l, una mujer con el rostro tapado se lleva la mano a la garganta como si quisiera ahogarse. En primer plano, un tromb¨®n y una extra?a maleta. Esta historia central es, en realidad, el n¨²cleo esencial de la obra de Magritte, que se desarrolla a trav¨¦s de diversos objetos e im¨¢genes.
De Chirico
Otro hecho capital en su vida art¨ªstica fue el descubrimiento de la obra del pintor italiano Giorgio de Chirico. Magritte qued¨® fulminado por la visi¨®n, en 1923, de una reproducci¨®n del cuadro del pintor metaf¨ªsico Canto de amor. A juicio de Magritte, era la obra 'del pintor m¨¢s importante de nuestro tiempo'. Sobre todo porque De Chirico 'es el primero que se ha planteado qu¨¦ es lo que hay que pintar, y no c¨®mo pintar', escribir¨ªa el artista belga a su amigo Andr¨¦ Breton.
Las m¨¢s de 70 obras que se exponen en Roma hasta el mes de julio pr¨®ximo dejan constancia de las cualidades de Magritte como ilustrador (¨¦sa fue su profesi¨®n en los comienzos de su carrera) y de la profunda desgana con la que afrontaba la tarea de vivir. Cuadros como la famos¨ªsima Memoria I y Memoria II, que retratan una cabeza cl¨¢sica con una mancha roja en una sien, reflejan de forma elocuente el significado que la memoria tiene para el artista: una herida herm¨¦tica e inexplicable. El destino inexorable de la muerte, la transitoriedad un poco rid¨ªcula de la vida se expresan en dos lienzos de 1950 que rezuman una especie de humor negro: Perspectiva: el balc¨®n de Manet y Perspectiva: Madame Recamier de David, en los que los personajes de los dos conocidos cuadros han sido sustituidos por ata¨²des.
Puede decirse que se trata de una exposici¨®n antol¨®gica porque los cuadros abarcan desde 1926 a 1965, pr¨¢cticamente toda la vida productiva del artista, que comenz¨® a pintar en 1921 y falleci¨® en 1967. En los a?os finales de su vida, el pintor belga ten¨ªa toda la apariencia de un funcionario comunitario, con su traje impecable, su rostro redondo y saludable y un bomb¨ªn y una pipa siempre cercanos.
Extremos
Por dentro de esta apariencia burguesa bull¨ªa todav¨ªa la inquietud art¨ªstica, que encuentra su inspiraci¨®n, como explica el comisario de la exposici¨®n, Steingrim Laursen, director del Museo Louisiana de Copenhague, 'en la tensi¨®n entre la luz, elegantemente metaf¨®rica, y el toque m¨¢s delicado y melanc¨®lico de la escuela del Norte'. La exposici¨®n inaugurada el pasado fin de semana pretende articularse en torno a este hallazgo, esta combinaci¨®n de extremos que resume el arte de Magritte, que en muchos de sus cuadros reproduce formas y vol¨²menes de la arquitectura hist¨®rica de Roma.
L¨¢stima que las salas del Complejo del Vittoriano donde ha sido instalada la muestra sean tan poco propicias para la contemplaci¨®n. De los numerosos espacios expositivos que se han rehabilitado en la Ciudad Eterna ¨¦ste es, posiblemente, el peor. Magritte lo hubiera lamentado.
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