Zapatero explica su Espa?a en Catalu?a
El l¨ªder del PSOE se presenta como el heredero del regeneracionismo espa?ol m¨¢s abierto y liberal
Incluso Jordi Pujol dijo ayer que le gusta la idea de Espa?a que el secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, expuso el jueves en la conferencia que dict¨® en el C¨ªrculo Financiero de La Caixa. Los oyentes eran, adem¨¢s de los principales directivos de la entidad anfitriona, empresarios, ejecutivos y dirigentes de la patronal catalana. Con el director general de La Caixa, Isidre Fain¨¦, como presentador y con exponentes tan significativos como el consejero delegado del grupo Planeta, Jos¨¦ Manuel Lara, y el presidente de Fomento del Trabajo, Juan Rosell. Y, claro est¨¢, la c¨²pula del PSC, encabezada por Pasqual Maragall, Jos¨¦ Montilla y Narc¨ªs Serra, y los alcaldes de Barcelona, Lleida y Tarragona.
Ante este auditorio hizo Zapatero un trabajo muy delicado, y lo ejecut¨® con tanta soltura y convicci¨®n que, tras escucharle, los elogios con que Fain¨¦ le hab¨ªa presentado se tornaron en un coro de alegr¨ªas porque el conferenciante hab¨ªa expuesto ideas sumamente agradables a sus o¨ªdos.
Zapatero les explic¨® que existen espa?oles de tierra adentro, tan castellanos y leoneses como ¨¦l, con una idea de Espa?a que encaja con la que defiende Pasqual Maragall. Que responde, seg¨²n dijo, al sentido profundo de la Constituci¨®n Espa?ola cuando reconoce y consagra la diversidad nacional. Y que enlaza con 'lo que so?aron muchas generaciones de espa?oles, los regeneracionistas del siglo pasado, los mejores liberales, la Instituci¨®n Libre de Ense?anza'.
Pese a que la Constituci¨®n lleva ya 22 a?os de vigencia, ¨¦sa es todav¨ªa, dijo una y otra vez, la 'Espa?a pendiente' que ¨¦l est¨¢ dispuesto a construir desde el Gobierno. Y no por una cuesti¨®n de identidad, sino de patriotismo constitucional, precis¨®. 'Me da igual c¨®mo se llame. A veces critican a Maragall por hablar de federalismo. Lo que importa es que la Espa?a abierta y plural funcionar¨¢ s¨®lo si dispone de mecanismos adecuados: la reforma del Senado'.
Para los socialistas catalanes estas concepciones del nuevo l¨ªder del PSOE son una bendici¨®n del cielo. Zapatero no acepta, como tantas veces se ha hecho, las propuestas del PSC como el reconocimiento de la particularidad catalana, la incorporaci¨®n obligada de lo que Felipe Gonz¨¢lez llamaba 'una cuota parte' ineludible. Hace algo mejor: explica que su idea de Espa?a y la del socialismo catal¨¢n tienen ancestros comunes y que, por lo tanto, no es una concesi¨®n a nacionalismo perif¨¦rico alguno.
La Espa?a 'plural y desconcentrada' de que habl¨® Zapatero se opone a la Espa?a ' unipolar, radial y concentrada' de la que el PP es el abanderado. Es una Espa?a en la que no ser¨ªa posible, puso por ejemplo, aprobar un plan hidrol¨®gico nacional sin el acuerdo de las 17 comunidades aut¨®nomas. Abogar en Barcelona por la desconcentraci¨®n en m¨²ltiples polos del poder econ¨®mico y pol¨ªtico, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas tiende a concentrarse en Madrid, s¨®lo pod¨ªa sonar bien a la audiencia catalana.
Pero Zapatero hizo todav¨ªa algo m¨¢s. Explic¨® que sus comportamientos de ahora son el anticipo de los que quiere tener el d¨ªa de ma?ana desde el gobierno. Prefiguran las actitudes que desea consagrar como activos compartidos por todos los partidos, los valores ciudadanos que quiere poner al margen de la lucha partidista, lo que en Francia son los valores republicanos. Puso un ejemplo: 'Quiero que mi hija y la de mi vecino, que es de derechas, obtengan la misma respuesta cuando pregunten en casa qu¨¦ diferencia hay entre la gente con piel clara y la gente con piel oscura'. A eso obedece que haya ofrecido di¨¢logo al Gobierno sobre tres asuntos especialmente sensibles: la pol¨ªtica antiterrorista, el tratamiento de la inmigraci¨®n y el di¨¢logo social. De momento, s¨®lo en el primer caso ha obtenido respuesta positiva.
Esto a?adi¨® un valor particular a las cr¨ªticas que Zapatero lanz¨® contra la pol¨ªtica econ¨®mica del PP por no defender a las peque?as y medianas empresas, por haber frustrado la posibilidad de que Barcelona fuera la sede de la Comisi¨®n Nacional del Mercado de las Telecomunicaciones, por obstaculizar la centralidad relativa de Catalu?a en el arco mediterr¨¢neo y en la relaci¨®n de Espa?a con Europa.
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